Para la comunidad de historietistas el libro continúa como estandarte, en tanto objeto preciado que las nuevas tecnologías -al revés de lo temido‑ apuntalan. La calidad de trabajo y material son notables. Hay pluralidad de criterios y editores que ya poseen un catálogo con identidad. Desde una comprensión genérica, los involucrados entienden que lo que importa es esa patria sin límites que significa la historieta. Así, coediciones y reediciones fungen de maneras libres, en donde el acento está puesto en fortalecer el medio, en visibilizar sus artistas.

El panorama ha crecido y el sector sabe sostenerse. La crisis económica lo afecta, pero el itinerario que las convenciones suponen, con Crack Bang Boom a la cabeza, ha perfilado una producción que contempla al lector. En esos ámbitos es en donde las mejores ventas se producen, en un intercambio entre las partes que nunca tuvo tal autonomía.

 

 

Es el caso de Boras, el primero de los libros que se desprenden de la experiencia ejemplar que es Alquimia Comics (alquimiacomics.wordpress.com), el sitio web dirigido por los guionistas Gastón Flores y Federico Sartori. En coedición con Mitomante, el sello se estrena en papel y lo hace con una de sus mejores series. "En un principio, Boras fue una historia corta para el concurso de Crack Bang Boom. El dibujante Nacho Lázaro se había contactado conmigo, le propuse algo, empezamos a generar algunas ideas, y ganamos una de las menciones especiales del jurado. El libro recapitula esta historia en blanco y negro, que estaba inédita, junto con los capítulos 1 y 2, que fueron publicados digitalmente en nuestra página", explica Sartori a Rosario/12.

Con portada de Sebastián Cabrol -otro dibujante virtuoso‑, Boras navega el terror de la mano de un sacerdote angustiado. "Me había interesado la idea de jugar con elementos del terror, a partir de un sacerdote que estuviera en sus 60 años, en una relación particular con un demonio que no deja de acosarlo a lo largo de toda su vida, que pretende algo de él pero que no es revelado. Un sacerdote exorcista que está resignado ante el hecho de tener al diablo a su lado, como compañía y como enemigo natural. Obviamente, el proyecto creció mucho más que esas cuatro páginas, y fue así que le propuse a Nacho continuarla, mientras se estaba dando el desarrollo de lo que sería Alquimia Cómics. La edición vino de la mano del interés de Ziul Mitomante (Luis Santamarina, del colectivo Prendefuego), quien en la CBB del año pasado vio el material y nos propuso editarlo. Tenemos otros proyectos en mente para el mismo año", se entusiasma Sartori y no es para menos.

El siguiente paso de Alquimia vendría dado por Legado de sombras, con guión de Gastón Flores y un arte impresionante de Pablo Ayala. Al respecto, Flores señala que "ya estaba muy conforme con cómo iba surgiendo y cambiando el guión, pero cuando se presentó la posibilidad de hacerlo con Pablo, al ver sus páginas me puse todavía más contento. Vamos a ver si llegamos con el libro para la CBB (que será del 12 al 15 de octubre), también con una coedición".

 

"El hombre primordial", surgido de la revista Bastión.

 

Por su parte, Szama Ediciones presenta un libro que es todo un desafío. Se trata de La fuente de las cagadas, de El Waibe, una especie de continuación de Defecaciones humanas, "en donde el mismo personaje, que tiene un culo en la cabeza, es una especie de mesías que le saca la mierda interna a las personas", cuenta el autor. "Ese libro tuvo una buena recepción y (Juan Ángel) Szama me propuso hacer algo juntos. En La fuente de las cagadas están los mismos personajes, pero ambientados en el siglo XVII, en Europa, durante la peste negra. No tienen nada que ver una historia con la otra".

Dice Sergio Lánger en el prólogo que "a pesar de su juventud (El Waibe) ya se ha mandado una cuantas cagadas y promete muchas más". La perspectiva es promisoria, el mismo libro lo señala a partir de la manera desde la cual arte, artista y sociedad aparecen tematizados. Pero atención, a no confundir, "si bien hay uso de mierda, no es éste el fin, sino un recurso más, se trata del material que el personaje usa para esculpir".

Desde lo formal, Waibe comenta que su forma de trabajar varía entre proyecto y proyecto, "si bien desarrollé un guión, intento improvisar entre cuadro y cuadro, hago bocetos rápidos y después los calco en una mesa de luz, más detallados. Trabajé en blanco y negro, con muchas tramitas, como suciedades, a diferencia del color digital de Defecaciones humanas, al que reemplacé con grises hechos a mano. Me gusta que se note parte del proceso del autor, que dé la sensación de que la historieta se haya dibujado velozmente, eso es algo que quiero mantener en todas mis historias".

Como corolario del recorrido, el rescate integral de El Hombre Primordial, surgida en las páginas de la revista Bastión hace poco más de una década, corresponde al sello Rabdomantes. La obra de la dupla Mauro Mantella/Germán Erramouspe es un hallazgo en todo sentido, ya que se trata de una rara avis situada entre el género superheroico y la reflexión metafísica. No en vano ha sido comparada con el pulso maestro de Alan Moore. Mantella, guionista de prosa admirable y precisión narrativa ‑que, se nota, hace pie en la obsesión‑, recuerda la publicación de El Hombre Primordial "con una extraña mezcla de perplejidad y orgullo".

Si el hundimiento de cariz esencial del personaje es perceptible al lector, no lo son menos las palabras del guionista, quien refiere que "la mayoría del tiempo la escribí llorando, y eso era algo que me daba la pauta de que iba por el buen camino en cuanto a la profundidad y gravedad de los temas que barajaba. Y también porque no sólo pude volcar y exorcizar todos los intereses con que estaba obsesionado en esa época (religión, magia, cábala, gnosticismo, ciencias ocultas, cristianismo esotérico rosacruz, el problema de dios) y el usar como catalizador el tema del superhéroe, sino también porque todo eso nació del caldo divagante de eternas charlas que tuve con el mejor amigo de mi vida".

Así que la existencia de este tomo recopilatorio es un crisol de satisfacciones y alivios, donde en cada página hay volcados recuerdos, alegrías, tristezas, orgullo y lágrimas secas.