Los incendios declarados el sábado pasado en el centro de Portugal, que se mantienen activos en los distritos de Leiria y Coimbra y que hasta el momento provocaron 64 muertos y 153 heridos, avanzan hacia el municipio de Góis, donde vecinos de varias aldeas han sido evacuados por las autoridades. Góis, situada a 40 kilómetros al norte de Pedrógão Grande, es ahora “la zona más peligrosa” dentro del área afectada por el incendio.

El avance de las llamas obligó a evacuar la aldea de Cadafaz, en Góis, donde residen casi dos centenares de personas, en tanto que otras poblaciones han sido desalojadas durante la noche “por precaución”, sobre todo ancianos. Según datos de Protección Civil, unos 712 efectivos terrestres se encuentran en el lugar, entre ellos un grupo de bomberos españoles enviados a la zona para ayudar en las tareas de control y extinción del fuego.

Las condiciones meteorológicas no son favorables por el viento y las altas temperaturas, que en algunos lugares alcanzan los 43 grados centígrados.

Según el último balance oficial de víctimas, aún provisional, el fuego ha provocado 64 muertos y 153 heridos, aunque esta cifra incluye los afectados en varios incendios de la zona, no solo el declarado el sábado en Pedrógão Grande, el más mortífero de los últimos años en el país. Un total de 47 víctimas murió en la carretera nacional 236, treinta de ellas atrapadas por el fuego. Según las autoridades locales, eran en su mayoría familias que iban a pasar la tarde a una playa junto a un río cercano.

La ministra de Administración Interna de Portugal, Constança Urbano de Sousa, aseguró que “todo esto es muy volátil, ya que el incendio puede estar dominado y, de repente, los vientos cambian”. La funcionaria informó que ya fueron identificados 24 de los muertos causados por los incendios. Aseguró además que “oficialmente no se tiene constancia de que haya extranjeros entre las víctimas”, aunque el gobierno francés confirmó esta mañana que uno de sus ciudadanos murió en el incendio.

Al referirse a la situación en la zona arrasada por el fuego, apuntó que “varias áreas están cediendo favorablemente” a los esfuerzos de los más de 2000 efectivos desplegados en los distritos de Leiria –el más afectado–, Castelo Branco y Coimbra, todos en el centro de Portugal.

En la prensa portuguesa, junto a relatos de la tragedia y retratos de las víctimas había también lugar para la polémica. “El plan contra los incendios no fue revisado desde hace cuatro años”, “Fallos en las comunicaciones para combatir el incendio”, “El bosque en la trampa de los eucaliptos”, eran los títulos más destacados.

El diario Publico recordaba que el plan de lucha contra el fuego debe ser actualizado cada dos años, pero que en los últimos tiempos “el tema de los incendios forestales no fue considerado urgente” por el parlamento portugués. El Jornal de Noticias señalaba el problema de las antenas de comunicación de los servicios de socorro, que parecían haber sido dañadas por el calor del incendio, lo que habría retrasado el trabajo de los bomberos.

También entró en el debate el problema de los eucaliptos, altamente inflamables. Para Joao Camargo, experto en ecología y cambio climático citado por Publico, estas plantaciones industriales no reguladas, que arrasan  son en gran parte responsables de la extensión y la magnitud del problema del fuego en las zonas boscosas y rurales. “Estas últimas décadas, hemos visto un aumento en la frecuencia de los incendios forestales” en Portugal, más que en otros países del sur de Europa, afirma.