El papa Francisco denunció que dentro del Vaticano lo "querían muerto" tras la operación de colon a la que se sometió el 4 de julio pasado, y criticó que algunos religiosos incluso "preparaban el cónclave" para elegir a su sucesor pensando que su estado de salud era "peor" de lo que se informaba por parte de la oficina de prensa de la Santa Sede.

"Todavía vivo. Aunque algunos me querían muerto", denunció el pontífice en un encuentro con jesuitas la semana pasada en Eslovaquia, revelado este martes por la revista de la Compañía de Jesús "La Civiltà Cattolica". "Incluso hubo encuentros entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se dijo. Preparaban el cónclave", criticó Jorge Bergoglio, de 84 años.

El Papa se refirió así a movimientos dentro de la Curia romana tras la operación de colon a la que se sometió el 4 de julio en el hospital Gemelli de Roma, donde estuvo luego 10 días internado antes de regresar al Vaticano. El cónclave es la reunión de cardenales menores de 80 años, los llamados "electores", dentro de la Capilla Sixtina para elegir a un Papa en caso de renuncia o muerte.

Tras la operación, en la que el extrajeron 33 centímetros de intestino para tratar una diverticulitis, Francisco inició una recuperación en su residencia de Casa Santa Marta que avanzó mejor de lo esperado y se lo vio de buena forma y sonriente durante su reciente gira de cuatro días por Budapest y Eslovaquia.

Frente a rumores sobre una posible dimisión, el Papa planteó sin embargo que "nunca" se le "pasó por la cabeza" renunciar.

El diálogo con los jesuitas eslovacos, del 13 de septiembre en Bratislava, fue publicado hoy por la revista "La Civiltà Cattolica", a la que desde el inicio de su pontificado Francisco da la publicación de sus encuentros con los miembros de la Compañia de Jesús durante los viajes fuera de Italia.

Amenazas al Papa

Un mes atrás, la policía italiana secuestró un sobre dirigido a Francisco que en su interior contenía tres balas 9 milímetros y una nota vinculada al escándalo financiero por el que son juzgados diez ex responsables de las arcas vaticanas, incluido un cardenal.

El sobre sin remitente decía estar dirigido a “Papa–Ciudad del Vaticano, Plaza S. Pedro, Roma”. Las primeras investigaciones indicaron que el sobre fue enviado desde Francia, pero no se especificaron más detalles.