Tres años, tres finales: la selección chilena de fútbol volvió a hacer historia ayer al imponerse en la primera semifinal de la Copa Confederaciones de Rusia al Portugal de Cristiano Ronaldo, en una definición por penales marcada por un Claudio Bravo heroico. El arquero, capitán y referente del equipo hizo justicia con el incansable despliegue de Chile durante los 120 minutos de un partido vibrante que acabó sin goles en Kazán y contuvo los penales de Quaresma, Moutinho y Nani para meter a La Roja en su tercera gran final consecutiva en tres años. El equipo de Juan Antonio Pizzi se jugará el título el domingo en San Petersburgo ante México o Alemania, que hoy disputarán la otra semifinal en Sochi.

“Mis jugadores tienen un corazón que excede lo que uno ve en los futbolistas”, dijo el técnico argentino tras el partido. “La verdad es que mostramos un corazón muy grande, un compromiso muy grande con defender nuestra propuesta, incluso al extremo de estar extenuados físicamente.” Arturo Vidal, por su parte, coincidió en que el nuevo hito del fútbol chileno es un premio “al trabajo fuerte, al sacrificio, a que los jugadores cada vez que se ponen la camiseta de Chile dejan el corazón en la cancha”. 

A su vez, la figura del día, Claudio Bravo, que llegó a la copa lesionado y se perdió los dos primeros partidos, comentó: “Estuve lesionado y no pude jugar. Pero me tomo las cosas con tranquilidad. Intento ser una persona balanceada”, dijo sobre sus sensaciones. “El secreto es el trabajo”, concluyó.