Un ambicioso proyecto científico busca "revivir" al tigre de Tasmania, un mamífero marsupial extinto desde 1936. Para lograrlo, los expertos combinan estudios genéticos, procesos de recuperación de ADN antiguo y técnicas de reproducción artificial.

El tilacino, como se llamaba oficialmente, era un animal del tamaño de un coyote. Era carnívoro y tenía un papel elemental en su ecosistema. El último ejemplar, llamado Benjamín, murió en cautiverio en un zoológico hace 86 años, en 1936.

En la investigación participan especialistas de la Universidad de Melbourne, el Laboratorio de Investigación de Restauración Genética Integrada del Tilacino y la empresa Colossal Biosciences.

Esta última es una compañía de biotecnología fundada por el tecnológico Ben Lamm, y el genetista de la Escuela de Medicina de Harvard, George Church, quienes están trabajando en un proyecto igual de ambicioso y audaz: "traer de vuelta" al mamut lanudo en forma alterada, con una inversión de 15 millones de dólares

Aunque los profesionales abogan por la “protección de la biodiversidad” para evitar “nuevas extinciones", el profesor universitario y colaborador de la investigación genética, Andrew Pask, determinó que la planificación de la resurrección de la biodiversidad se debe principalmente a que no se percibe “una desaceleración de la pérdida de especies”

"Esta tecnología ofrece la oportunidad de corregir esto y podría aplicarse en circunstancias excepcionales donde se hayan perdido especies fundamentales", agregó.

Cómo era el tigre de Tasmania

El Tilacino era originario de Tasmania y del continente australiano. Fue el único miembro de la familia Thylacinidae que sobrevivió hasta los tiempos modernos, según el Museo Australiano.

El animal —que pareciera ser una mezcla entre un lobo o coyote y el tigre, por sus rayas— tenía un pelaje marrón amarillento con rayas, mandíbulas fuertes. Además, tenía una bolsa para llevar a sus crías -de ahí que fuera clasificado como marsupial, que son las especies mamíferas que nacen antes de haber completado su desarrollo y terminan su proceso en el marsupio materno-.

En el 1800, los colonos europeos se dedicaron a cazar a todos los tigres de Tasmania, a quienes culpaban por la pérdida del ganado. No obstante, los historiadores aseguran que en la mayoría de los casos, los verdaderos depredadores de ovejas y otros animales eran los perros salvajes.

En consecuencia, el Tilacino casi desaparece por completo desde hace unos 200 años, de no ser por una pequeña comunidad que sobrevivió en la isla australiana

El último ejemplar de esta especie vivió hasta 1936: Benjamín murió en cautiverio a causa de la exposición en el Zoológico de Beaumaris, en Hobart. Poco tiempo después de esta pérdida, se otorgó el estatus de protección a los tilacinos. 

No obstante, el gobierno australiano no pierde la esperanza de que el tilacino continúe vagando por sus selvas. Desde la muerte del último ejemplar, el Departamento de Industrias Primarias, Parques, Agua y Medio Ambiente de Tasmania reportó que varias personas lograron avistar a animales de apariencia muy similar al tigre de Tasmania, en al menos ocho oportunidades diferentes.

Cómo se piensa revivir al marsupial extinto

Los especialistas adelantaron que el proyecto implica la utilización de varios procesos científicos y tecnológicos de vanguardia, como la edición de genes y la construcción de úteros artificiales. En primera instancia, construirían un genoma detallado del animal extinto, y luego lo compararán con el de su pariente vivo más cercano: un marsupial carnívoro del tamaño de un ratón llamado dunnart de cola gorda, para identificar las diferencias.

"Luego tomamos células vivas de nuestro dunnart y editamos su ADN en cada lugar donde difiere del tilacino. Básicamente, estamos diseñando nuestra célula de dunnart para que se convierta en una célula de tigre de Tasmania", explicó Pask.

El paso siguiente, una vez que el equipo haya programado con éxito una célula, será que las células madre y las técnicas reproductivas que involucran dunnarts como sustitutos conviertan "esa célula nuevamente en un animal vivo".

"Nuestro objetivo final con esta tecnología es restaurar estas especies a la naturaleza, donde desempeñaron un papel absolutamente esencial en el ecosistema. Por lo tanto, nuestra máxima esperanza es que algún día los vuelvas a ver en los matorrales de Tasmania", dijo.

Por otra parte, Pask aclaró que si bien el dunnart de cola gorda es mucho más pequeño que un tigre de Tasmania adulto, todos los marsupiales dan a luz crías diminutas, a veces tan pequeñas como un grano de arroz. Por ende, incluso un mamífero marsupial del tamaño de un ratón podría servir como madre sustituta para un animal adulto mucho más grande, como el tilacino, al menos en las primeras etapas, informó.

Así todo, el investigador apuntó que la reintroducción del animal extinto a su antiguo hábitat tendría que realizarse con mucha precaución: "Cualquier liberación como esta requiere estudiar al animal y su interacción en el ecosistema durante muchas temporadas y en grandes áreas de terreno cerrado antes de considerar una reconstrucción completa", aseveró.

Además de su propósito principal, los científicos consideraron que estas técnicas podrían colaborar con los ejemplares de marsupiales vivos como el demonio de Tasmania para evitar el destino de su familiar en un contexto de intensificación de los incendios forestales como resultado de la crisis climática.

"Todas las tecnologías que estamos desarrollando para acabar con la extinción del tilacino tienen beneficios de conservación inmediatos, ahora mismo, para proteger a las especies marsupiales. Se han recolectado biobancos de tejido congelado de poblaciones vivas de marsupiales para proteger contra la extinción por incendios", afirmó Pask. Y cerró: "Sin embargo, todavía nos falta la tecnología para tomar ese tejido, crear células madre marsupiales, y luego convertir esas células en un animal vivo. Esa es la tecnología que desarrollaremos como parte de este proyecto".

Más voces opinaron sobre el proyecto

Mientras los científicos australianos informan con entusiasmo sobre la iniciativa que tiene como objetivo revivir a una especie marsupial extinta desde hace casi 100 años, otros profesionales ofrecieron sus argumentos en contra del proyecto.

Para Tom Gillbert, un profesor del Instituto GLOBE de la Universidad de Copenhague, el equipo no podrá recrear exactamente el tilacino, sino que terminará creando un animal híbrido, una forma alterada de tilacino. "Es poco probable que obtengamos la secuencia completa del genoma de la especie extinta, por lo que nunca podremos recrear completamente el genoma de la forma perdida. Siempre habrá algunas partes que no se pueden cambiar", disparó.

Asimismo, el especialista apuntó que los científicos "tendrán que elegir qué cambios hacer" y señaló que, "por lo tanto, el resultado será un híbrido". En este orden, determinó  que un tilacino híbrido genéticamente imperfecto pueda tener problemas de salud y que no sobreviva sin mucha ayuda de los humanos.

Por otro lado, otros expertos criticaron el hecho de que se inviertan decenas de millones de dólares en intentos de revertir la extinción cuando el mundo posee cientos de animales vivos en peligro de extinción. "¿Se dan cuenta las partes interesadas de que lo que obtendrán no será el tilacino sino algún híbrido imperfecto? Lo que no hace falta es que haya más gente decepcionada o que se sienta engañada por la ciencia", concluyó Gillbert.

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