Los hinchas de Central no necesitan esperar que el tiempo ponga en valor las relevancia que tiene en la institución la figura de Edgardo Bauza para reconocer la dimensión de su figura. En Arroyito todos encuentran en el Patón el ídolo contemporáneo y en el predio de Arroyo Seco se descubrió ayer un busto con la figura del máximo goleador de la historia de los clásicos para exorcizar las alegrías que Bauza regaló a los canayas a lo largo su relación con el club que empezó como jugador y se extendió luego en su rol como entrenador del primer equipo. Dirigentes, jugadores y la presencia de su hijo Maximiliano le dieron emoción a la ceremonia.

Bauza es un ídolo que atraviesa generaciones en Central. Como jugador fue campeón con el equipo en dos ocasiones en la década del ’80 y a pesar de su posición de zaguero central fue el jugador canaya que más goles le hizo a Newell’s. Como entrenador trabajó en divisiones inferiores y asumió el mando del primer equipo en 1998, donde logró un subcampeonato y jugó una semifinal de Copa Libertadores en 2001. Volvió en 2018 y obtuvo la Copa Argentina para pasar a ostentar el privilegio en Arroyito de ser campeón como jugador y como técnico del primer equipo.

Radicado en Ecuador hace unos años y alejado de la actividad para priorizar su salud, su hijo Maximiliano se llegó ayer al country de Arroyo Seco para conocer el busto, que a modo de homenaje, el club descubrió. Estuvieron presentes, además, integrantes del cuerpo técnico que liderada Bauza en su paso por la institución como entrenador e incluso pasó Carlos Tevez a participar de la cálida ceremonia.

“Edgardo Patón Bauza. Campeón como jugador y como director técnico. Defensor con más goles en la historia de Rosario Central. Máximo goleador en clásicos", reza la placa de mármol emplazada debajo del busto de bronce del ídolo canaya. ”Los ídolos pertenecen a la historia del club, esto debe quedar acá para siempre, es para la gente, para la institución”, recalcó Maximiliano Bauza antes de descubrir el busto del Patón que se cubrió con una larga bandera auriazul. Por su parte el vicepresidente Ricardo Carloni, principal impulsor de su vuelta al club en 2017, expresó: “El Patón ha dejado una huella, va a quedar para siempre en la historia de nuestro club, estamos acá porque él forma parte de la familia de Central. Volvió para ser campeón y siempre va a estar en nuestro corazón porque todos lo amamos”.

Su segundo paso como entrenador de Central terminó en 2018, con la obtención de la Copa Argentina. Luego regresó a Ecuador, donde reside su familia, y asumió como manager de Liga de Quito.