Mejor que ayer y ¿peor que mañana? Resumido a una frase, el presente de Max Verstappen en la Fórmula 1 lleva al neerlandés de 24 años, consagrado en la cinematográfica temporada 2021 que cortó en seco al dominador Lewis Hamilton, a reinventar su mejor momento. Pero para ratificar el número 1 que luce en la nariz de su RB18 deberá neutralizar el estallido rojo proveniente de Maranello, que puso a las Ferrari a ganar tres competencias con Charles Leclerc y una con Carlos Sainz Jr. Sumado esto a la confiable regularidad de los Mercedes que amalgama la máxima experiencia de Hamilton con la juventud de George Russell y una reacción que los lleva a repetir podios, las pinceladas de habilidad que trazan históricos como Fernando Alonso (Alpine) o Sebastian Vettel (Aston Martin) entre las posiciones de avanzada, el sensacional triunfo de 'Checo' Pérez en Mónaco o el joven Lando Norris siendo el definido capitán del barco de McLaren confirman que el campeonato del 2022 es el más abierto de los últimos años. Sin embargo Max logró mostrar algo extra, que sólo los campeones pura sangre hallan, para recuperar terreno luego de un traspié y conseguir afianzarse delante de todos, con ocho victorias y un notable margen de 80 puntos.

Le quedan nueve competencias al año en curso, siendo el coqueto y exigente Spa-Francorchamps de Bélgica la primera gran prueba a resolver. La vehemencia que caracterizó al piloto que recibiera de niño el riguroso entrenamiento de su padre, Jos Verstappen, parece haberse apaciguado. No desesperó con el abandono en el comienzo de la temporada por un fallo del auto, tampoco al ver que en los resultados estaban las dos Ferrari adelante, seguido del Mercedes de Hamilton, sino que encauzó la abstinencia de podio hacia la velocidad en pista e inició un nuevo duelo, que regaló varios rounds mano a mano con Leclerc. El monegasco se volvió a imponer en Australia, donde se repitió el inconveniente de Bahréin con la gasolina del Red Bull, pero sería el último desacierto para Max antes de acumular una seguidilla de triunfos que lo catapultaría a su posición actual.

Ferrari ha tenido injerencia en tropiezos que los alejaron de las victorias y retrasaron de la posición que al comienzo del ejercicio anual tenían. Roturas en la F1-75 le privaron a Leclerc de vencer en Barcelona y un posible podio en Azerbaiyán, mientras que las tardías decisiones de estrategia en Montecarlo le bajaron de la primera colocación. Aun con el impacto favorable que generó la victoria en Austria, la casa de Red Bull, el insólito despiste cuando venía ganando en Francia lanzó por los aires la fortaleza de Charles, llegando tan lejos como el alarido que dio al verse responsable de aquel desperdicio. Del otro lado del box italiano se encuentra Carlos Sainz, cuyo andar consistente le ha permitido estar seis veces en el estrado y conseguir su primera victoria en F1 en la competencia británica de Silverstone. Pese a las complicaciones que enfrentaron, el conjunto no se da por vencido y planifica una estrategia con nuevas evoluciones de motor para las veloces pistas de Spa, Zandvoort y Monza, apostando a gestionar la fatiga de las piezas del resto del año y hallar fiabilidad.

Charles Leccler, piloto estrella de Ferrari / AFP


¿Cómo reacciona Mercedes?

Por el lado de la factoría alemana, se ha mejorado lentamente el problema aerodinámico del modelo W13. El conocimiento en el desarrollo de motores híbridos fue parte de las ocho temporadas de Mercedes al frente del mundial, pero han cambiado las normativas para dar privilegios a los efectos aerodinámicos. Con varios dolores de cabeza, al conjunto que lidera Toto Wolff le tomó mucho tiempo resolver el efecto de rebote en los autos nuevos y se dejaron valiosos puntos en el comienzo del año. En lo deportivo, se confirmó a George Russell como piloto de primera línea con un desempeño que le permite al inglés de 24 años sumar en 12 de las 13 carreras del año y terminar siempre entre los cinco mejores (incluyendo tres podios). Del otro lado está Lewis Hamilton, que a sus 37 años de edad se ha bajado con molestias lumbares del Mercedes luego de la carrera por las calles de Bakú, donde el auto se mostró más 'saltarín' que nunca. El siete veces campeón mundial lleva 14 carreras sin ganar, lo que significa su máxima racha sin celebrar en lo más alto de un podio, pero ha mostrado su compromiso para revertir la situación y se respalda en cinco podios consecutivos luego de aquella imagen dolorosa en Azerbaiyán.

El gran acierto de Red Bull Racing

Los pilotos dejan sin aliento a los espectadores con las maniobras arriba de los autos pero, si bien el talento es puramente de quien toma el volante, dependen en gran medida del medio mecánico. Con el cambio de reglas de este año, la F1 propuso un esquema de coches con 'efecto suelo', parecido a lo que se vio a fines de la década del 70 (paulatinamente desalentado por las elevadas velocidades de curva) con autos que, literalmente, se 'chupan' al piso. Como todo cambio, trajo consigo aciertos y también errores como el efecto rebote: Es tal la cantidad de aire intentando pasar por un espacio muy pequeño entre el piso del coche y la pista, que se 'rompe' el efecto de succión y se produce un rebote intercalado y constante que genera dolores de cabeza, además de castigar la espalda.

Pero el equipo Red Bull Racing ha logrado minimizar el problema desde el comienzo justamente por tener a un experimentado jefe de diseño con amor hacia la aerodinámica y experiencia en autos con este sistema: Adrian Newey. Estos aciertos sumados a la maduración del campeón Verstappen y el competitivo andar de Sergio 'Checo' Pérez ganando en Mónaco al capitalizar la estrategia de Hanna Schmitz (la mujer detrás de las paradas en boxes que destraban triunfos para RedBull) y aprovechar los errores de Ferrari, hacen que se planten como el conjunto a vencer.

Un renovado trazado en medio de la boscosa región de las Ardenas, cerca del límite belga con Alemania, es el primer compromiso de la F1 tras las vacaciones del verano europeo. El ganador se quedará con un pedazo de historia, pues se ha diseñado un trofeo que incluye madera de roble del bosque, agua del arroyo que da nombre -por su color rojizo- a la curva Eau Rouge y trozos del asfalto utilizado en la década del 90. Tras los ensayos del viernes les quedará la Clasificación del sábado a las 11 y el Gran Premio del domingo a las 10 (de Argentina) fijado a 44 giros por la pronunciada bajada hacia la nombrada Eau Rouge y Raidillón, la extensa recta de Kemel y las desafiantes curvas de Stavelot y Blanchimont para concluir una de las carreras clásicas del calendario, garantía de espectáculo.