"El Presupuesto 2022 lo llevo como una cruz. Soy el único presidente de la Cámara de Diputados en la historia que le rechazaron un Presupuesto así que espero como ministro tener más éxito": con estas palabras, y más de una sonrisa irónica, Sergio Massa dio el puntapié oficial al debate parlamentario del Presupuesto 2023. Habían pasado 56 días desde que había abandonado su silla en la presidencia de la Cámara baja --algo que él mismo se encargó de recordar varias veces-- y su regreso para la presentación formal del plan de cuentas nacionales estuvo signado por la necesidad de evitar el naufragio del año pasado. Massa arribó al Congreso las 14 y, durante tres horas, se dedicó a desglosar los lineamientos generales de un Presupuesto que calificó como "prudente y realista". Escoltado por todos los secretarios del Ministerio de Economía, Massa apostó a dar una imagen institucional fuerte en lo que sería el primer round de un largo debate parlamentario. Despachó chistes y complicidades con varios diputados de la oposición, respondió a las preguntas de les legisladores con un tono distendido que solo se resquebrajó cuando la izquierda lo cruzó por su postura respecto al conflicto gremial con los trabajadores del neumático. 

"Todo muy Massa", ironizó un diputado opositor en la entrada de Pasos Perdidos, en donde se había armado una puesta en escena de sillas y mesas para la exposición del ministro de Economía. Originalmente se había convocado en el Salón Delia Parodi pero como había quedado chico se terminó trasladando al espacio abierto de Pasos Perdidos, levemente restringido por un esquema de seguridad que se había reforzado a raíz de las amenazas que había recibido Ricardo Buryaile en los últimos días. Massa arribó acompañado de Cecilia Moreau, repartió abrazos y besos entre diputades oficialistas y opositores y pasó a detallar, durante cerca de hora y media, algunos de los puntos principales del Presupuesto. 

Antes de repasar y justificar las metas y proyecciones económicas, sin embargo, el tigrense ensayó un acting de nerviosismo, reflexionó en voz alta lo que había "aprendido" en las últimas semanas a cargo del Ministerio de Economía y le pidió a la oposición cerrar el año con un Presupuesto aprobado en el Congreso. "Cuando no hay una hoja de ruta predefinida por el Congreso, se producen situaciones de tensión dentro del Ejecutivo que terminan influyendo negativamente en el funcionamiento del Estado", sostuvo. Si bien no lo mencionó hubo una crítica implícita a Martín Guzmán, a quien muches legisladores de la oposición acusan de haber manejado a las apuradas el Presupuesto el año pasado. "Después de las últimas presentaciones de Guzmán esta fue un lujo", ironizó, incluso, un halcón de Juntos por el Cambio cuando la exposición terminó.

La defensa del Presupuesto

"Tenemos que acordar oficialismo y oposición un rumbo de 10 años para cuatro sectores que, si desde el Congreso le damos reglas claras y estabilidad fiscal, la Argentina va poder convertirse en un jugador central", comenzó Massa, haciendo referencia a las proteínas (vinculadas a la seguridad alimentaria), la energía, los minerales (fundamentalmente el litio y el cobre) y el acuerdo con el FMI. En efecto, el líder del Frente Renovador blanqueó que el Presupuesto venía a "cumplir con los parámetros que planteó este propio Parlamento al renegociar el acuerdo con el FMI". Esto es: una proyección del déficit de 1,9 por ciento del PBI que, según indició Massa, iría en línea de los ejes que se había planteado en el Ministerio de Economía: estabilización de la macro y recomposición de los ingresos. 

En ese momento, de manera sorpresiva, hizo un comentario que descolocó tanto a Cecilia Moreau como a Carlos Heller --ambos sentados a su lado en la mesa-- como al resto de les legisladores ubicados en Pasos Perdidos: "Muchos de los que están acá saben que he recorrido un sinnúmero de funciones políticas. Siento que estoy dando mis últimas pisadas en mi vida política". Una hora después, volvió a repetir lo mismo y varios legisladores del Frente de Todos intercambiaron miradas y risitas burlonas. Eduardo Valdés, incluso, se sumó al acting de Massa y le gritó desde su silla: "No se retire nunca de la política". "Es el operativo clamor Massa", ironizó un diputado oficialista a unos metros.

"Es un Presupuesto prudente y realista. Puede ser discutible una meta o la otra, pero está planteado con enorme responsabilidad", aseguró Massa. El ministro se refirió a la proyección de crecimiento de 2 puntos del PBI, el tipo de cambio a 218 pesos y destacó que los "grandes jugadores" de la economía serían la minería, el agro y la economía del conocimiento. Hizo también referencia a la inflación del 60 por ciento --a la que calificó de una estimación  "conservadora y prudente"-- y destacó que la suba de tarifas "no es porque queremos que la gente pague más sino porque queremos que la gente ahorre".

El cruce por el conflicto de los neumáticos

Luego de su exposición, llegó el momento de las preguntas de la oposición. Dentro de todo, con chiste y guiños internos, Massa logró surfear los cuestionamientos y críticas de Juntos por el Cambio con bastante tranquilidad. Hubo, incluso, un alago de Rodrigo De Loredo (Evolución), que lo felicitó porque había sido muy "pedagógico". El momento de mayor tensión, en cambio, fue al principio de todo, con las preguntas de las diputadas de izquierda, quienes salieron a cruzarlo con dureza por sus declaraciones respecto al conflicto sindical en el sector de neumáticos. 

Massa había declarado el día anterior que no se podía ser "rehenes" de un "capricho" de un "grupo chiquito" de sindicalistas, lo que había generado mucho ruido (incluso internamente), por lo que su objetivo original cuando arribó al Congreso había sido bajar un poco el tono. Así lo hizo antes de entrar a Pasos Perdidos, cuando aseguró que tanto empresarios como sindicalistas estaban "siendo inflexibles" por no querer sentarse a negociar. Sin embargo, cuando Romina Del Plá lo acusó de estar "al servicio de las patronales" y de "extorsionar" a los trabajadores con la amenaza de abrir las importaciones, el ministro reaccionó. "Cuando uno apela a suspender los principios de inflexibilidad de las partes no puede sentirse solo atacado una de las partes", comenzó diciendo tranquilamente, pero, frente a los gritos de tanto Del Plá como Nicolás Del Caño que le decían "mentiroso", se enojó: "No miento, el que mintió fue el sindicalista  que dijo que no había sido atendido en el Ministerio de Economía, cuando De Mendiguren se reunió una vez con él y Pablo Moyano y otra vez, a solas. Entonces, el que mintió es Crespo, diputada". En la sala se hizo silencio y si bien algunes diputades massistas aplaudieron muchos legisladores oficialistas se removieron incómodos.