El Festival Callejón celebrará su quinto aniversario con más funciones que en otras ediciones y triple programa diario. Teatro, danza y música de creadoras de la escena independiente contemporánea se cruzarán desde el martes hasta el sábado en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759), en el barrio porteño de Almagro. El encuentro, surgido en 2018 de la mano de Ramiro Bailarini y Sebastián Francia, ha sido definido como "una maratón artístico femenina". Pone el acento, además, en la fusión de lenguajes, ya que les espectadores pueden disfrutar de las tres disciplinas mencionadas en una misma jornada.

En esta oportunidad la programación ofrece dos estrenos teatrales con producción propia: Ballet acuático, con dirección de Memi Ladogana, y Ryan hermano motor, de Ana Schimelman. También, la obra invitada Cómo para la bruma, de Jazmín Titiunik (danza), y dos work in progress: Subatómica, de Mia Miceli (teatro), y La victoria de lo incompatible, de Mariana la Torre (danza). 

"Hace tres años que participo del festival y es un momento del año que espero con mucho entusiasmo. En esta edición además se duplicó la programación. El día que nos sacamos la foto grupal parecía que estábamos celebrando un cumpleaños", expresa Schimelman en diálogo con Página/12. Cuenta que los ensayos de Ryan... fueron los lunes de trasnoche. "Era tan ridículo lo que estábamos haciendo y a la vez hacía sentido. Eso es un poco lo que pasa con el festival. Todos los años parece un delirio y todos los años sucede."

Ryan... (jueves y viernes a las 21) es "la historia de un hijo joven que parte en una aventura en auto por la ruta de San Juan a México para arrojar las cenizas de su padre a un río", adelanta la joven directora, dramaturga y actriz. Ella encontró en este espectáculo "la forma más aventurera de transitar un duelo". "Es una historia de crecimiento, hermandad, autos y un homenaje a las películas que nos inspiraron en la infancia", define.

"Ballet acuático transcurre en un pueblo cercano a una ruta donde merodea La desgracia. Allí se celebrará la 21º Fiesta Nacional de la Rana. El equipo de Ballet acuático prepara su performance para el acto inaugural, a orillas de una laguna olvidada", relata  Memi Ladogana, directora del otro estreno (martes, miércoles y viernes a las 22.30). "Es la confluencia ridícula de un escenario festivo y bello y el horror acechando a pocos metros. Es el encuentro de diversos seres a orillas de una laguna, invitados a bailar el mismo baile", completa. Con los actores y actrices del elenco viene trabajando desde 2016. Antes estrenaron Que sea verano, también de su autoría.

El lunes a las 20 hay un acto de apertura. Quedará inaugurada una exposición con curaduría de María Canale, actriz e integrante de las bandas Chico Láser y Violeta Castillo, quien además dará un "taller de invenciones". Cada día se presentarán tres obras (a excepción del jueves, que son dos), y durante los intervalos, sonará en el bar del teatro la música de Vero Gerez, Ailín Zaninovich y José Scaglione. La fusión de disciplinas en una misma jornada configura el espíritu del festival. El sábado es el cierre con una fiesta.

La premisa de los creadores, programadores y curadores del festival fue dar espacio a la creación femenina, independientemente del sentido de los espectáculos, haciendo hincapié en la libertad. No obstante, Miceli opina: "Creo que lo interesante, y en esto veo el mérito del festival, no está tanto en la generación de espacios nuevos y específicos para mujeres, si no en el hacer lugar para creadorxs otrxs dentro de espacios ya constituidos y legitimados como lo es el Espacio Callejón dentro del panorama teatral independiente".

Por su parte, Jazmín Titiunik reflexiona acerca de cómo el feminismo viene impactando en todos estos años en las disciplinas artísticas: "Lo más profundo y poderoso es ese sismo transversal que implica. Esa fuerza que fue transformándolo todo, en todas las capas. Me viene una imagen muy horizontal cuando lo pienso porque siento que no hay espacio que no haya sido tocado, transformado. No hay práctica que (el feminismo) no haya modificado, en cada uno de nuestros propios pensamientos, en la forma de pensarnos a nosotras mismas".

"El feminismo es una potencia que atraviesa todo y por supuesto que al arte también. Y cuando digo arte hablo de todos los espacios donde lo construimos, creamos y desarrollamos. Nuestras prácticas de ensayo y los espacios de visibilidad de nuestros trabajos creativos", añade. Pone como ejemplo a Actrices Argentinas. "Esa comunidad que se generó y la red que se organizó en ese sentido también puso en discusión el cupo femenino en festivales, programaciones. Y siguiendo la transformación es interesante pensar que cuando hablamos de feminismo ya no hablamos solo de mujeres si no incluso de la palabra, del lenguaje y de otros movimientos. En ese sentido es un poder muy transformador", concluye la directora y coreógrafa.