Como todos los días, los padres de la salita de cinco del colegio Antonio Dellepiane, en el barrio porteño de Villa del Parque, van a buscar a sus hijos e hijas. Sin embargo, desde hace tres meses tienen una tarea extra: llevarse los juguetes del aula, limpiarlos, desinfectarlos y devolverlos a la mañana siguiente.

Quien narra la escena es Astrid, madre de una alumna de la institución. Y da la explicación: “Tenemos un nuevo alumnado, los roedores”. La necesidad de llevarse los juguetes para desinfectarlos no tiene que ver con la pandemia, sino con que por la noche quienes merodeaban por la sala eran las ratas.

Para graficar la situación alcanza con un segundo ejemplo gráfico. Los mismos niños y niñas de la salita ya no comparten las horas de clase en su habitual aula, sino que tienen que desplazarse hasta un salón más amplio. La decisión la tomaron después de que las colchonetas donde duermen la siesta parecieran mordidas por los roedores.

Colegios tomados por las ratas

En diálogo con AM750, Astrid denuncia que desde el Gobierno porteño no les dan una solución, que desde hace tres meses insisten con realizar una desratización exhaustiva y que la única respuesta que recibieron fueron “amenazas” a los directivos de las escuelas “para que no lo informen”.

Por su lado, Adelina, abuela de otro estudiante, explica que si bien su prioridad siempre es que los chicos tengan clases, hace falta tomarse dos días para iniciar tareas de control de plagas a fondo. “No se trata de guardar a los chicos en las casas, sino de que los responsables tengan las escuelas en condiciones dignas”, reclama.

Grupo Octubre · Ratas en el colegio Antonio Dellepiane

Adelina es partidaria de no dejar de mandar a los alumnos a la escuela. Pero aclara que hay muchos padres que sí están considerando hacerlo. Sin embargo, aparece otro dilema entre las familias: “El problema que tenemos es el de las faltas, con todo esto de que están enloquecidos por las faltas, si no las mando, no van a estar justificadas”.

Es que esta invasión de ratas en varias escuelas de la Ciudad marca una doble vara del Gobierno porteño. Por un lado, avanzan con determinación —sostenida con denuncias penales a los padres de los alumnos que participaron de tomas de establecimientos— de no perder días de clase. Pero, por otro lado, no responden ante las denuncias por la falta de mantenimiento y ya son doce las escuelas porteñas que denuncian que estudian con ratas