El Compromiso de Buenos Aires reafirma los acuerdos previos alcanzados en la región y avanza en puntos centrales incorporando una agenda integral de derechos que pone de manifiesto los vínculos indispensables que existen en las agendas que impulsa el feminismo.

La comprensión del cuidado desde un enfoque de derechos humanos (que involucra el derecho a cuidar de manera directa o gestionando el cuidado, el derecho a recibir cuidados y el autocuidado) conlleva para los estados obligaciones exigibles: generar programas, asegurar su implementación, establecer servicios y crear infraestructura (por ejemplo, espacios para primera infancia o servicios para personas mayores).

Los Estados ya implementan políticas, definen servicios y gestionan distintas dimensiones del cuidado pero no siempre desde un enfoque de derechos humanos sino que muchas veces con lógicas asistencialistas. Como resultado de la Conferencia Regional los Estados asumieron el compromiso político de avanzar hacia sociedades del cuidado.

Cómo se vincula esta agenda con la idea de la justicia reproductiva, que involucra el derecho a elegir si se desea tener o no tener hijos/as y llevar adelante la crianza en entornos seguros y saludables ? La existencia o no de servicios y tiempo para cuidar definitivamente impacta en nuestras decisiones reproductivas. Decidir tener o no hijos, en qué momento y en qué circunstancias, es una decisión íntima y personal pero al mismo tiempo condicionada por los contextos de cada persona. Una sociedad enfocada en el cuidado debe asegurar la disponibilidad de tiempo para cuidar y para el autocuidado (incluyendo tiempo para la atención de la salud sexual y reproductiva) y la disponibilidad de servicios (accesibles y de calidad) para ejercer el cuidado de nuestras hijas e hijos.

Porque la organización social del cuidado es actualmente injusta y desigual (no solo en términos de género sino también en términos socioeconómicos) las limitaciones en los tiempos, servicios e infraestructura de cuidado impacta más en las mujeres más pobres y en aquellas que son parte de los colectivos más fuertemente discriminados como las mujeres rurales, indígenas, trabajadoras informales o mujeres con discapcidad.

Por eso, pensar el cuidado desde un enfoque de derechos tal como lo señala el Compromiso de Buenos Aires es tan poderoso: porque desvincula la obligación de los Estados de las condiciones personales de quien reivindica ese derecho.

(*) Abogada, Directora Ejecutiva de ELA – Equipo Latinoamericano de Justicia y Género