Rosario cuenta con una nueva ordenanza que regula las ferias populares en virtud que el proyecto finalmente fue aprobado en el Concejo Municipal. Se regula el uso del espacio público, los días y horarios de funcionamiento y se facilita el control sobre la legalidad de los productos que se ofrecen.La iniciativa fue presentada en primera instancia por el actual diputado nacional Eduardo Toniolli en 2016 cuando era edil de la ciudad y teniendo que reiterar su presentación en 2018 y 2020 por haber perdido estado parlamentario. En ese sentido, el proyecto necesitó de una cuarta presentación en junio de este año por la edila Silvana Teisa logrando finalmente el acompañamiento del cuerpo legislativo para su aprobación.

La ciudad cuenta actualmente con unas diez ferias populares distribuidas en distintos barrios: El tanque, El Eucaliptal, Casiano Casas, Zona 0, Homero Manzi, Parque Oeste, Chaco, Pocho Lepratti, La placita y Quinta Luciani con un aproximado de siete mil feriantes.

Para Teisa “las modalidades de venta móvil, ferias populares y ferias artesanales estimulan el comercio local dando posibilidades de sumar ingresos a los sectores más vulnerables, otorgando un espacio para la realización de su actividad productiva, comercial, cultural y/o artística. Asimismo, generan movimientos económicos beneficiosos para un gran sector de la sociedad logrando su inclusión al mercado productivo y de servicios”.

Por otra parte, la concejala peronista resaltó: "Con esta norma reconoceremos el trabajo de feriantes y feriantas, muchos de ellos vienen desarrollando esa actividad desde 2001 luego de una crisis muy importante en el país. Estamos regulando unas diez ferias y a todos sus trabajadores donde comenzarán a ser identificados y eso ayuda también a convivir con el entorno para que los vecinos sepan qué espacios ocuparán los feriantes y cuáles son sus derechos junto a sus obligaciones”.

Por su lado Toniolli remarcó: "Venimos peleando por la aprobación de esta ordenanza desde 2016, convencidos de que frente a la informalidad de muchas ferias populares que nacieron tras las crisis del 2001, lo peor que puede hacer el Estado municipal es mirar para otro lado: la regulación es la mejor manera de empezar a darle un marco formal a la actividad, de reconocer de que ahí hay trabajadores y trabajadoras ganándose el pan, reconociéndoles derechos y generándoles también obligaciones, y construyendo mecanismos de convivencia con los vecinos de los barrios en los que funcionan, y con otras actividades comerciales de la zona".