Nadie podría argumentar que le metieron un perro, puesto que en Velma (HBO Max) Scooby-Doo no aparece por ninguna parte. La serie animada se centra en el personaje más cerebral de la banda, la chica nerd y símbolo queer, aquí acosada por alucinaciones y acusada de ser una asesina serial de sus compañeras de colegio. “Mi nombre es Velma Dinkley y esta es la historia de mi origen”, expone la chica (con la voz de Mindy Kaling que también oficia de productora) antes de sucumbir a un humor ácido cual chicle Puaj. Destinada al público adulto, la creación de diez episodios de Charlie Grandy se convirtió en un singular fenómeno pop a poco de su estreno: es de los programas más vistos en la historia de la plataforma, de los más aborrecidos en redes sociales y, por todo ello, ya cuenta con una segunda temporada confirmada.

La aparición del cadáver de una estudiante popular en el locker de la protagonista será el trampolín de esta propuesta radical. Tanto en su estilo de animación, sus ironías discursivas y gramática slasher/gore, Velma busca provocar con bromas que tornan naive a Padre de familia. Su mezcla de sexo, hiperviolencia, referencias al uso de sustancias y guiños al discurso televisivo mandan en un proyecto concebido para la polémica. Si Riveradale reinventó Archie, esta serie es muy consciente de su operación sin anestesia al universo del perro Gran Danés que brilla por su ausencia. Es decir, a Shaggy ni siquiera lo llaman por su apodo.