El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ratificó ayer su facultad “absoluta” como mandatario de otorgar indultos, una posibilidad que estaría evaluando en el marco de las investigaciones por la llamada trama rusa. A su vez, volvió a arremeter contra los medios de comunicación porque asegura que son los responsables de las filtraciones al respecto que considera ilegales.

En una seguidilla de tweets, Trump reaccionó a varias informaciones publicadas por la prensa esta semana, entre las que desaprobó un artículo sobre posibles indultos presidenciales en el Rusiagate, la investigación sobre los supuestos vínculos entre su equipo y el gobierno ruso durante la campaña electoral del 2016. “Aunque todos están de acuerdo en que el presidente de EE.UU. tiene el poder absoluto de perdonar, ¿para qué pensar en eso cuando de momento el único crimen son las FILTRACIONES contra nosotros? NOTICIAS FALSAS”, publicó el mandatario en su cuenta de la red social Twitter a primera hora de la mañana de ayer.

El diario The Washington Post indicó el jueves que Trump había consultado a su equipo sobre su poder ejecutivo para indultar a sus asesores, a sus familiares e incluso a sí mismo, y que sus abogados están evaluando hasta dónde llega esa potestad. Si bien los presidentes estadounidenses pueden indultar a otros por crímenes federales, no está claro si pueden perdonarse a sí mismos, algo que debería definir el Tribunal Supremo. Aunque la Constitución no lo prohíba explícitamente, algunos expertos consideran que el auto-indulto es inviable porque supondría un claro conflicto de interés. 

Que Trump hable de su “poder absoluto para perdonar”, sugiere que no descarta esa posibilidad, de la que podría servirse ante el avance de las investigaciones del FBI y del Senado sobre la trama rusa, en la que también está involucrado su hijo mayor, Donald Trump Jr. La Comisión Judicial del Senado anunció ayer que logró un acuerdo con el primogénito de Trump y con su ex jefe de campaña, Paul Manafort, para que sean entrevistados a puerta cerrada en el marco de la investigación sobre Rusia, según reprodujo el canal de noticias CNN. 

Tanto Trump Jr. como Manafort deben dar testimonio sobre la reunión que tuvieron en junio del 2016 (antes de las elecciones) con una abogada rusa que les había prometido información para inculpar a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton. La Comisión les había solicitado comparecer en una audiencia pública el próximo miércoles, pero finalmente el hijo del presidente y su ex jefe de campaña lograron evitarlo, a cambio la entrega de documentos y una posible citación a futuro.

Trump no dudó ayer entonces en defender la actitud de su hijo en Twitter, al tiempo que atacó a su antigua rival en las elecciones de noviembre pasado, Hillary Clinton. “¡Mi hijo Donald entregó sus correos electrónicos (con supuestos intermediarios de Rusia) a los medios de comunicación y las autoridades, mientras que la corrupta Hillary Clinton borró sus 33.000 e-mails!”, subrayó el presidente, quien también acusó a Clinton de tener lazos con Rusia. Trump insistió una vez más en pedir al fiscal general, Jeff Sessions, y al fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller, que indaguen en “los crímenes” de Clinton y del ex jefe del FBI James Comey, al que despidió en mayo. El año pasado, el FBI decidió no recomendar la presentación de cargos criminales contra Clinton por su uso del correo electrónico cuando era secretaria de Estado.

En otro tweet, Trump apuntó contra las supuestas filtraciones de Comey y también contra el diario The Washington Post, que el viernes publicó una investigación en la que asegura que el fiscal general habló con funcionarios sobre la candidatura del multimillonario durante la campaña electoral. “Una nueva FILTRACIÓN DE INTELIGENCIA del Washington Post propiedad de Amazon, esta vez contra el fiscal general Jeff Sessions. ¡Estas filtraciones ilegales, como las de (el ex director del FBI James) Comey, deben parar!”, afirmó Trump, en referencia a las fuentes de inteligencia citadas por el diario capitalino.

Según el Post, el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak, explicó a sus jefes en Moscú que en sus encuentros con Sessions trató asuntos de la campaña y las posibles políticas de Trump en política exterior si ganaba las elecciones a Hillary Clinton. Sessions se vio al menos dos veces con Kislyak durante la campaña mientras era senador y asesor de Trump, pero hasta ahora siempre aseguró que estos encuentros fueron en calidad de legislador. El fiscal general no reveló estas reuniones durante su proceso de confirmación en el Senado, por lo que se vio obligado a apartarse de la investigación sobre la presunta injerencia rusa en los comicios cuando salieron a la luz en marzo, hecho por el que el propio Trump lo criticó abiertamente esta semana.

La cadena de tweets de Trump cerró una semana tumultuosa para el presidente, en la que llegó a los seis meses en el poder sin haber podido cumplir muchas de sus promesas de campaña, y que incluyó cambios en el equipo de comunicación de la Casa Blanca. El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dimitió este viernes en protesta por la llegada de un nuevo director de comunicaciones, Anthony Scaramucci, un financiero de Wall Street sin experiencia en la materia pero con carisma y capacidad comunicativa. 

Trump tuiteó a última hora del viernes sobre Spicer, de quien dijo que es una persona maravillosa que sufrió tremendos abusos de los medios de comunicación falsos y cuyo futuro es brillante. Ayer, en cambio, se refirió a Scaramucci y a uno de los datos que más reprodujeron los medios de comunicación desde su nombramiento el viernes. El hecho de que tardó en respaldar a Trump en las primarias republicanas del 2016, y sólo lo hizo después de apoyar_previamente a otros aspirantes del partido, Jeb Bush y Scott Walker. “Siendo justos con Anthony Scaramucci, él quería respaldarme antes que a nadie, antes de que empezaran las primarias republicanas, ¡pero creía que yo no iba a presentarme!”, dijo Trump.

A su vez, el Despacho Oval inició un giro en su estrategia frente a la trama rusa y empezó a cuestionar el trabajo del fiscal especial, Mueller. Lo acusa por la supuesta parcialidad de sus colaboradores y considera que está dejando fuera el periodo en que la investigación de la injerencia electoral rusa estuvo bajo el mando de Barack Obama. Este viraje coincidió con cambios en el mismo equipo legal de Trump esta semana y la sensación de que Mueller, quien durante 13 años lideró el FBI, investiga al presidente y su entorno no sólo por la supuesta colaboración con el Kremlin en su campaña contra Clinton, sino por sus conflictos de interés financieros. En este sentido, el fiscal especial solicitó oficialmente información de las cuentas de los familiares del presidente y se presume que también está revisando las conexiones de su imperio con empresas vinculadas a Rusia.