Frente a la renovada volatilidad cambiaria, el Banco Central insiste que no hay relación entre el precio del dólar y la inflación. El traslado a precios de un salto cambiario no es lineal ni automático pero históricamente las devaluaciones son acompañadas por escaladas inflacionarias. La escalada de ayer de 24 centavos llevó la cotización del dólar hasta los 17,90 pesos. La cifra representa una variación del 15 por ciento desde mediados de mayo.

El Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala señaló en un informe que “el Gobierno no tiene elementos suficientes para asegurar que las devaluaciones no tendrán impacto en los precios”. En el documento difundido ayer los economistas advierten que, en el corto plazo, “la devaluación provocó un mayor incremento al esperado en el precio de las naftas, a lo cual se sumará el efecto que ocasionará sobre la inflación de julio el aumento de las prepagas. De este modo, en lo inmediato es esperable un mayor aumento de precios en julio”.

Las empresas petroleras acordaron con el Ministerio de Energía realizar una revisión trimestral en el precio de los combustibles. El cálculo contempla la cotización internacional del crudo, el valor de los biocombustibles y el tipo de cambio. En el aumento del 7 por ciento en el precio de las naftas y 5,9 por ciento para el gasoil que comenzó a regir a comienzos de mes el valor del dólar fue la variable más relevante. 

“Si bien puede haber más de un factor detrás de la escalada del tipo de cambio, lo cierto es que haber ingresado en la recta final de cara a las elecciones legislativas no es un elemento menor”, advierten desde el ITE. Desde su perspectiva, en los meses previos a los procesos electorales, “el dólar se vuelve un activo de refugio, lo cual se ve reflejado en una aceleración de la fuga de capitales”. En lo que va del año, la formación de activos externos asciende hasta los 7700 millones de dólares, alrededor de un 30 por ciento por encima de lo observado en igual período del año pasado. “La flotación cambiaria y la apertura irrestricta de la cuenta capital es una combinación novedosa en nuestro país: a pesar de las intervenciones esporádicas, Argentina nunca tuvo un tipo de cambio tan flexible y un andamiaje regulatorio tan endeble como el actual”, indican desde ITE.