Desde Roma

Después de que Rodolfo Reyes, sobrino de Pablo Neruda, anunciara esta semana que un panel internacional de expertos ha confirmado que su tío, el gan poeta chileno,  fue envenenado por la dictadura de Pinochet, el mundo de la literatura se vio sacudido por la noticia

“Envenenamiento confirmado, la poesía triunfa con la verdad sobre Neruda”, declaró en Roma el escritor Roberto Ippolito, autor un libro sobre la muerte del poeta que tituló precisamente “Delito Neruda”.

“Es un momento hermoso para el poeta. La verdad era una deuda colectiva que teníamos con él, un deber. Pero no se trata solo de él. Esta verdad hace aún más clara la enormidad de los crímenes y violaciones de derechos humanos cometidos por la dictadura en Chile. Ahora la palabra pasa a la magistratura para la sentencia sobre la muerte, ocurrida doce días después del golpe”, destacó Ippolito en una entrevista con Página/12.

Justicia terrenal

“Pablo Neruda, poeta inmortal, está por lo tanto por obtener la justicia terrenal. Ahora, enterrado frente a las olas de Isla Negra, él puede mirar la infinidad del océano con una sonrisa serena”, añadió. "Aquí hay una sola cosa peligrosa para ustedes. La poesía!" recordó Ippolito que dijo Neruda al oficial que allanó la casa del poeta en Isla Negra, tres días después del golpe de estado de 1973. “Efectivamente, la poesía era peligrosa para el régimen. Pero la poesía triunfa. Derrota la dictadura de Pinochet y a todos los partidarios del autoritarismo”, concluyó Ippolito.

Tres grupos de expertos (biólogos, químicos, etc) de distintos países estuvieron investigando sobre el caso Neruda desde 2017. Los primeros resultados de las investigaciones confirmaron que Neruda había muerto por el cáncer. Pero años después, los otros grupos de investigadores descubrieron otras cosas, como la presencia en su cuerpo de la bacteria clostridium botulinum, que pusieron en duda aquella primera definición. El tercer grupo llegó a la conclusión de que el clostridium botulinum (que produce el botulismo), encontrado en una muela de los restos de Neruda, había sido introducido en el cuerpo y provocó la muerte, reveló Reyes a la agencia EFE.

Neruda fue asesinado el 23 de setiembre de 1973, 12 días después del golpe de Augusto Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende. Estaba internado en la clínica Santa María de Santiago porque se debía hacer algunos controles. Pero su estado era bastante bueno y escribía permanentemente. “Ahora sabemos que el 'clostridium botulinum' no debería haber estado en los huesos de Neruda, que fue asesinado por los agentes del estado chileno en 1973”, dijo Reyes a la prensa cuando presentó los resultados de la investigación. El tuvo acceso a esos resultados como abogado y sobrino del desaparecido. Pero la documentación recién será entregada oficialmente este miércoles a la jueza chilena Paola Plaza que tiene a cargo el caso.

El testimonio del chofer

El primero que puso en duda la versión oficial sobre la muerte de Neruda por cáncer de próstata, fue su chofer Manuel Araya, contó Ippolito Araya pensó siempre que Neruda fue envenenado, tal vez con una inyección que le dieron en el abdomen. Araya fue chofer de Neruda desde que el poeta regresó en 1972 de Francia, donde había sido embajador de Chile durante el gobierno de Allende. Hacía menos de un año que había recibido el premio Nobel de Literatura.

Militante de izquierda, Araya estuvo con el poeta todos los días que éste pasó internado en la clínica Santa María de Santiago, un centro médico muy cotizado, donde llegó con su esposa Matilde Urrutia, el 19 de setiembre de 1973. Desde la clínica mandaron a Araya a comprar una medicina, que dijeron el poeta necesitaba, y que sólo se encontraba en una farmacia lejana. Pero en el trayecto que recorrió en el auto de Neruda, Araya fue arrestado y luego enviado al campo de concentración en el que se había transformado el Estadio Nacional donde fue torturado.

La investigación judicial sobre la muerte de Neruda comenzó en 2011, después de una entrevista de Araya con la revista mexicana Proceso que hablaba del caso y luego de que el Partido Comunista de Chile presentara una querella ante la Corte de Apelaciones para que se verificaran las causas de la muerte. Las investigaciones judiciales fueron encargadas al juez Mario Carroza.

Revelaciones

En su libro, Ippolito resumió los hechos que ponían en duda el modo en que murió Neruda. Entre ellos: la muerte repentina no obstante las buenas condiciones en que estaba pese al cáncer y la intensa actividad de escritura; el certificado de muerte falso firmado por un médico que no lo visitó en el momento, ni vivo ni muerto; la desaparición de la historia clínica del paciente y de otros documentos sanitarios; la misteriosa inyección en el abdomen; la presencia de un “médico fantasma” de nombre Pride, que el médico de turno dijo que era quien había quedado a cargo cuando él terminó su turno por la tarde (el tal médico fantasma no existe en ningún documento de la clínica ni del colegio de médicos, verificó Ippolito); el arresto de Araya por ser el chofer del poeta; el incendio de sus libros por las calles; los documentos secretos de la CIA, hechos públicos años después, que dicen que se prestaba particular atención a Neruda.