El clamor popular por la pacificación de la Rosario violenta, que en los últimos días motivó tres manifestaciones civiles en Gobernación y en el Monumento, tiene sustento en registros oficiales del Ministerio de Seguridad de la Provincia: Rosario dejó de tener una ya de por sí ominosa tasa de 18,5 homicidios cada 100 mil habitantes, y redondeó el 2022 con un incremento de casi 4 puntos: 22 asesinatos cada 100 mil habitantes, lo cual ya quintuplica al promedio nacional, que oscila en los 4 casos por esa cantidad de población.

La comparación surge de los últimos informes que el Observatorio de Seguridad Pública, del Ministerio de Seguridad provincial, publicó en enero y en febrero. Como balance del año, midió que en el departamento Rosario la tasa ha sido de 22,01 homicidios cada 100 mil habitantes. El doble que en el departamento La Capital, que alcanzó 11,58 / 100.000.

En Rosario la situación es más grave aún si se la desagrega por género: la tasa de homicidios en varones es la más alta de la provincia, al superar las 30 víctimas por cada 100 mil varones, a la vez que destaca también en Rosario el máximo nivel de violencia letal sobre población femenina: 9,51 casos cada 100 mil mujeres.

La cuenta roja de asesinatos llegó hasta el viernes a 51 casos en este primer bimestre que aún no terminó.  Casi un asesinato por día. En cuanto a enero, que sumó 26 homicidios, el informe del Observatorio concluye en que casi 9 de cada 10 víctimas de la violencia letal en el departamento perdieron la vida por disparos de armas de fuego, una proporción mayor que en años anteriores. Y eso indica una mayor penetración del tráfico de armas en la población civil.

Las víctimas, en su mayoría, siguen siendo las mismas de siempre: varones jóvenes y pobres. Tres de cada 10 tenían entre 15 y 29 años.

El lugar donde se cometieron los 26 crímenes de enero connotan cuánto el Estado ha perdido control sobre la calle. El 73% de los asesinatos en este mes ocurrió en la vía pública, y 7,7% en algún local de acceso público. En 2022 el 75,5% de los crímenes ocurrió en vía pública. Y en los últimos diez años siempre esta proporcion estuvo por encima del 70%, salvo en 2017 (60,7%) y 2018 (67,1%).

También el horario habla de esa relación del Estado como garante de la seguridad ciudadana: 8 de cada 10 asesinatos ocurrieron en horario nocturno.

El consultor y especialista en criminología Ariel Larroude observó ese rasgo de la coyuntura rosarina con suma preocupación esta semana, al aire de radio Nacional Rosario "Roberto Fontanarrosa".

"No auguro un buen futuro este año para Rosario, para Santa Fe. La ciudad no puede quedar sola en esta lucha, no tiene la policía acorde a la situación que padece, una policía que ha convivido con el delito de manera permanente y no le ha podido dar respuesta a los rosarinos", consideró. 

"Hasta el año pasado Rosario cuadruplicaba la media nacional, lamentablemente hoy la quintuplica, y eso debe hacernos repensar la estrategia, los recursos. Preocupa la danza de nombres con tantos cambios y rumbos en el Ministerio de Seguridad, no es un buen síntoma. Entre las idas y vueltas de la política, la gente está en el medio", cuestionó quien integrara la Dirección de Política Criminal del Ministerio de Seguridad de la Nación y hoy es consultor en políticas públicas sobre la materia. "Y en el país se mira esta problemática de lejos, como un fantasma, y en realidad está cada vez más cerca", vaticinó.

El informe del Observatorio santafesino confirma la tendencia de los últimos años en cuanto al origen de los crímenes. Siete de cada diez en enero tuvieron relación con derivaciones del crimen organizado y las economías ilegales como el tráfico de drogas, extorsiones mafiosas, usurpaciones de inmuebles, etc. 

Esa proporción en la capital provincial baja a 3 de cada 5, y a nivel provincial, 56% de los homicidios tienen trasfondo criminal complejo.

En Rosario no. Incluso, 3 de cada 4 asesinatos fueron premeditados, con algún grado de planificación.

"Hace 10 años que la provincia está inmersa en esta crisis de seguridad. Sostengo que la seguridad ciudadana y compleja no puede estar en manos de la Unidad Regional II, sino en manos federales hasta depurar la fuerza y el Estado restablezca el orden perdido. No desde una mirada represiva porque si no la violencia se expande y se agrava cuando se trata de narcotráfico, como pasa en todas partes, ejemplo Colombia, México o Perú", dijo Larroude. 

Asimismo, afirmó que en "falta convicción y decisión política en la provincia, en la Nación. Es el Estado nacional quien debe tomar la sartén por el mango.  Pero también, el hecho de que la Constitución provincial no permita reelegir gobernador es una dificultad porque así es muy difícil establecer políticas de largo plazo", analizó. 

Larroude remarcó que "quienes llevan la peor parte son los pibes pobres de la periferia rosarina, que no ven futuro en su vida y procuran una salida inmiscuyéndose en la dinámica de violencia y narcotráfico". 

"Los jóvenes urbanos –continuó– tienen una vida en pesos y otra que solamente puede proyectarse en dólares, sueños que son realizables de una forma que el narcotráfico ofrece una salida rápida, quizás una vida más acalorada y con más sentido para ese ámbito, y eso es peligrosísimo". 

Consultado sobre el tan declamado control político de la policía que se promete en cada campaña electoral –el superado "paz y orden" de Perotti– este criminólogo repelió: "El gobierno civil de la seguridad es una gran mentira. Las fuerzas de seguridad siempre respondieron al interés político de turno, con cierto margen de actuación discrecional para regular cierto nivel de conflictividad a gusto y piacere, y recaudar en función de ello, prostitución, drogas, juego clandestino". 

El especialista fijó su preocupación en la nueva generación de la población marginada. "En los sectores vulnerables hay una franja de chicos muy chiquitos que lamentablemente van a terminar muertos. De alguna forma el sistema entonces debe integrarlos. El problema es que en Argentina la forma en la que el Estado se acerca a estos chicos pequeños es con su mano punitiva. Es una situación compleja en la que Argentina tendrá que tomar el toro por las astas para decidir qué hacer con nuestros jóvenes".

Por su parte, Larroude se manifiesta a favor de bajar la edad de imputabilidad para delitos graves como el homicidio agravado, no para todos. Y cerró la entrevista con una comparación entre Pablo Javkin y Horacio Rodríguez Larreta:

"Es lamentable que entre autoridades políticas se tiren uno a otro con responsabilidades, que el intendente delegue parte de su responsabilidad. Es como pasa acá en Ciudad de Buenos Aires: o gobernás la capital o gobernás Palermo; y allá lo mismo, o gobernás Rosario o gobernás el Distrito Centro. Si no, no se postulen, si no es echarle la culpa al que se fue, y el problema de base sigue siendo el mismo y no se trabaja en una solución seria y planificada".