La 2ª Feria de Libros de Filosofía, que se realizará este sábado y domingo de 14 a 20 horas con entrada libre y gratuita en JJ Circuito Cultural (Jean Jaures 347), se consolida como un espacio para profundizar los lazos entre lectores, editores y autores de obras filosóficas. “Quizás filosofía sea todavía un término que despierta nuestras expectativas de salir de la banalidad que parece rodearnos por diferentes flancos para darnos la oportunidad de pensar nuestra actualidad críticamente. Sigue habiendo algo muy seductor en sacudirnos nuestro sentido común para mirar el mundo de otros modos. La filosofía es capaz de abrirnos a esa aventura de un modo muy riguroso y comprometido”, dice el filósofo Diego Singer, coordinador general de esta feria en la que participarán más de 25 editoriales argentinas, entre las que se destacan Adriana Hidalgo, Biblos, Cactus, El cuenco de plata, El hilo de Ariadna, Eterna Cadencia, Godot, Hekht, La cebra, Mardulce, Las cuarenta, Tinta Limón y Prometeo.

La segunda edición contará con un ciclo de charlas: “Experiencias de la traducción filosófica”, con Margarita Martínez y Maricarmen Rodríguez (sábado a las 16); “Salir del coma colonial: otros mundos posibles”, con Paula Fleisner y Gabriel Giorgi (sábado a las 18); “Encrucijadas de los instituyente. Formas de lo común”, con Constanza Serratore y Ariel Pennisi (domingo a las 16) y, finalmente, “Inteligencia artificial en el Tecnoceno”, con Flavia Costa y Pablo Manolo Rodríguez (domingo a las 18). “El año pasado hicimos la feria por primera vez y la verdad es que quedamos todos sorprendidos por la buena respuesta del público. No solamente por la cantidad de personas que asistieron, sino también por las conversaciones que hubo con los editores que atendían los puestos: notamos un genuino interés por la filosofía -reconoce Singer-. Esto tiene que ver, seguramente, con una larga historia que el pensamiento filosófico tiene en el ámbito local, más allá de lo que sucede en los claustros académicos. Son numerosos los talleres, los grupos de estudio así como los lectores y lectoras que, en soledad, encuentran en la filosofía una forma singular de creación, comprensión y reflexión”.

Singer, autor de Políticas del discurso, analiza la importancia que tuvieron los programas de José Pablo Feinmann y Darío Sztajnszrajber en la divulgación de la filosofía. En Filosofía aquí y ahora, Feinmann “supo llevar la vitalidad y el compromiso del profesor en el aula al espacio televisivo” y aclara que “no se trató solamente de presentar conceptos complejos de modo accesible, sino de un modo de transmisión que traslucía honestidad y se hacía desde una perspectiva personal”. En Mentira la verdad, el programa de Sztajnszrajber, “hubo una apuesta por la ficción y una búsqueda estética en algún sentido más riesgosa que, sin dudas, estuvo muy bien lograda y permitió interpelar a espectadores de otro tipo”. El coordinador general de la feria, docente de la Universidad Nacional de San Martín, cuenta que muchos de quienes se acercaron a estudiar filosofía en espacios formales o informales en los últimos años fueron espectadores entusiastas de estos programas.

¿Por qué la filosofía, como sucede con la matemática, es considerada compleja, difícil, inaccesible o “poco” terrenal? “Seguramente haya algo de verdad en esa idea: hay una forma de hacer filosofía que tiende a la abstracción y la ‘elevación’ al concepto”, plantea Singer y agrega que los filósofos “somos muy afines a los problemas lógicos que hacen al propio funcionamiento de nuestro modo de pensar y, en ese sentido, también hay un parentesco con la matemática”. El coordinador general de la Feria de Libros de Filosofía advierte que no hay que perder de vista que los conceptos que la filosofía crea, por más alejados que parezcan de la vida cotidiana, están enraizados en problemas concretos que exigen ser pensados. “No se trata de huir de la vida y su materialidad, sino de tomar cierta distancia para poder comprenderla y transformarla a partir de nuevas perspectivas -reflexiona-. No me convence la idea de que la filosofía tenga que ser necesariamente fácil o absolutamente accesible, quizás es un mandato de nuestra época que pretende una digestión rápida que se adapte a las demandas del consumidor y su búsqueda de satisfacción inmediata. Creo que una de las potencias de la filosofía es saber no adaptarse completamente a su tiempo. Por supuesto, esto tampoco implica que compliquemos las cosas adrede para constituir un saber elitista; la complejidad tiene que estar a la altura de los problemas que queremos pensar, ni más, ni menos”.