Desde 1964 la distinción efectos terapéuticos y efectos analíticos fue puesta a trabajar por Lacan en el Acto de Fundación de la Escuela. Distingue una sección de psicoanálisis puro y una sección de psicoanálisis aplicado, a su vez declinada en tres subsecciones: doctrina de la cura y sus variaciones, casuística, información psiquiátrica y prospección médica.

La fundación en 2003 por Jacques-Alain Miller de una nueva categoría de instituciones centradas en el psicoanálisis aplicado, los CPCT, abrió un nuevo campo clínico, político y ético al psicoanálisis.

Frente a los cambios cada vez más rápidos en los lazos sociales contemporáneos, es necesario identificar y nombrar las implicaciones clínicas que tienen sobre los sujetos. A diferencia de la psicología y otras disciplinas en las que lo real de la diferencia es abordada por la estadística, el psicoanálisis no considera a los sujetos sino uno por uno: siempre son escuchados en su singularidad irreductible.

La práctica del psicoanálisis aplicado ofrecida por el CPCT a los que llegan difiere de una cura analítica en dos puntos. El lugar: este no es un consultorio de analista. El tiempo: el número de sesiones es siempre el mismo. Así, fijada de antemano, la duración es flexible, ya que el paciente puede organizar el despliegue de las sesiones como desee.

Centrándose en la efectividad, este binario pone en tensión la dimensión de la terapia y el análisis. Lo analítico comanda lo terapéutico. La pregunta es: ¿cómo? En una cura, de cualquier duración, se logran varios objetivos, todos los cuales implican un tratamiento del lenguaje por separación del sentido, que es sin duda el modo más poderoso de goce en los seres hablantes. Esta emancipación del sentido, siempre común aunque el sujeto no tenga la percepción, se obtiene de diferentes maneras, que van desde una simple repetición por parte del analista de una frase dicha por el sujeto que luego la escucha de manera diferente, hasta el corte de la sesión sobre un significante-amo que surge de la boca del sujeto en lo que puede parecer una conversación y que nunca lo es. Lacan, distinguiendo varios tipos de causas en el texto La ciencia y la verdad, muestra que la causa en la orientación analítica es una causa “material”, término del que se hará eco, muchos años después, el neologismo “motérialité”(1). La materia analítica, aplicada o pura, sigue siendo la misma. Otro objetivo puede formularse como el encuentro con las elecciones de un sujeto en la medida en que cada elección es una elección forzada, es decir, implica una pérdida a la que el sujeto debe consentir para que, de esta pérdida, pueda surgir una ganancia en el deseo.

El objetivo central es poner al descubierto una formulación, aunque sea temporal, de lo que puede llamarse el síntoma organizador del sujeto. Este síntoma, la columna vertebral de un ser vivo que sufre de enfermedad del lenguaje, está en control y seguirá estándolo, tomando diferentes formas porque es polimórfico. Identificar la formulación del síntoma permite orientarse. Un trabajo realizado en un dispositivo analítico encuentra aquí su función terapéutica, a largo plazo sea cual sea la duración del tratamiento.

Para añadir un “cómo” final, queda por mencionar lo que hace posible cualquier psicoanálisis, corto o breve, didáctico o terapéutico, en el cargo o institución, en cualquier otro lugar: la transferencia. Una pasión no del todo como las demás, que va desde el odio al amor pasando por la ignorancia, una pasión sitúa el conocimiento en el Otro.

En resumen, en el CPCT, nos encontramos con el Otro que hace posible servirse de lo terapéutico para llegar a lo incurable: para mejorar dicho en otras palabras. 

(1) Nota del editor, motérialité, condensación que reúne mot (palabra), materialidad, y lo que resuena allí en moter es madre y también motor.

*Publicado en Psicoanálisis Lacaniana el 19-03-23. Fragmentos corregidos.