La sequía en Uruguay no hace más que agravarse. En Montevideo anhelan cuanto antes que llueva, ante una escasez que dejó al principal embalse de la capital con apenas diez días de agua.

La falta de agua es un correlato de lo que ocurre en la Argentina, donde se vio afectada la producción agropecuaria con pérdidas de hasta 20 mil millones de dólares. En el caso uruguayo, se trata del peor déficit hídrico desde 1949, que afecta el abastecimiento de miles de hogares y provocando una mala calidad del agua.

Los niveles de agua del embalse Paso Severino, que abastece a más de la mitad de los 3,5 millones de uruguayos, están en "mínimos históricos", según la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE), en torno al 10 por ciento de su capacidad.

De acuerdo a los últimos datos, dispone de unos 6,2 millones de metros cúbicos de agua, muy lejos de la media mensual de 60 millones. Se necesitan unos 650 mil metros cúbicos por día para abastecer a la capital.

Las ligeras precipitaciones de los últimos días "no cambiaron las perspectivas", dijo la OSE, aunque se prevén algunoa lluvias para finales de esta semana. Según los meteorólogos, se necesitan 50 milímetros diarios de lluvia hasta junio para que el nivel de los embalses empiece a recuperarse.

La disminución de las reservas de agua dulce en el principal embalse del país obligó a la empresa estatal a finales de abril a mezclar los suministros con agua del estuario del Río de la Plata, lo que dio lugar a niveles inusualmente altos de sodio y cloruros. Hay falta de agua combinada con agua que no es potable y crece la indignación. 

Federico Kreimerman, presidente del sindicato de trabajadores de OSE, afirmó que la culpa la tienen las escasas precipitaciones, la mala gestión de los suministros y la falta de inversión estatal. El agua para consumo humano también compite con el cultivo de soja, la ganadería y la silvicultura, añadió.

Desde el gobierno de Luis Lacalle Pou, además de esperar por la lluvia, evalúan medidas adicionales, incluido un nuevo embalse para reducir la salinidad del agua potable local.