Los padres de Sofía Herrera, la niña desaparecida en Tierra del Fuego en 2008 cuando tenía tres años, abrieron las puertas de su domicilio en la ciudad de Río Grande y autorizaron a que se cave un pozo en el fondo de la propiedad, en el lugar exacto donde una vidente aseguraba que estaba enterrada la pequeña. El procedimiento, sin la supervisión de la Justicia, se realizó delante de periodistas invitados con el objetivo de desacreditar la versión de Verónica Antonia Contreras, una “clarividente” de la ciudad que junto a otros vecinos y seguidores utiliza la red social Facebook desde hace años para difundir que la menor fue “asesinada” por sus progenitores y está “enterrada en un patio trasero de la vivienda familiar”.