En la localidad de Santa Victoria Oeste, municipio cabecera del departamento Santa Victoria, en el extremo noroeste de la provincia de Salta, se realizó este fin de semana la 14° Expoferia, espacio que reúne a agricultores y ganaderos, con el objetivo de revivir las prácticas ancestrales del Pueblo Kolla a través del intercambio de sus producciones. Desde hace algunos años, productoras y productores vienen soportando la escasez de agua causa por el cambio climático, lo que incide en el proceso de cultivo y cosecha.

Salta/12 dialogó con feriantes, quienes manifestaron la necesidad de fortalecer el trabajo con las instituciones gubernamentales para afrontar la temporada de sequía y emprender el desafío de comercializar sus productos en el país. En Santa Victoria Oeste conviven 23 comunidades kollas que, entre otras actividades, cultivan variedades de papa (lisa, verde, andina), y también oca, quinoa, trigo, maíz andino (distintos al de las Yungas y los Valles Calchaquíes), y crían ovejas, llamas y vacas.

Elba Cruz, de la comunidad San Felipe, sostuvo que la importancia de la feria radica en revalorizar la cultura kolla, pues entiende que, a través de la venta, se conocen las tradiciones de la zona. A ello se suma la necesidad de subsistir y la expoferia ayuda a garantizar un ingreso económico, más allá de que muchas familias logren el sustento diario con el consumo de sus producciones.

En la misma sintonía se expresó Felipe Cabana, de la comunidad Pucará, quien afirmó que es imprescindible que la feria se desarrolle para “revivir la cultura y tradiciones de nuestros productos”. “Somos pueblos originarios y siempre tenemos que estar cultivando la tierra para el bienestar de nuestras familias y para que no se pierdan las semillas”, explicó. 

Felipe Cabana.

Es por eso que puso en valor la tarea de mantener el intercambio permanente de productos porque permite mostrar los productos de la Puna salteña y “no se pierden las culturas ancestrales de la zona”.

También estuvo Milagros Armella, productora de 70 años de la comunidad Pomcu Vizcaya, quien disfruta de la siembra y la cosecha. “Me gusta mucho salir a la feria, pero mucho más me gusta el pico y la pala, así venda poco o mucho, a mí me gusta sembrar y trabajar la tierra”, expresó. En su caso, produce maíz, haba, oca, papa, arveja, trigo, entre las más destacadas.

Milagros comenzó a laborar la agricultura a los 40 años, después de regresar de trabajar en los ingenios azucareros donde únicamente cortaba caña de azúcar. “Me quedé a cultivar la tierra porque hace algunos años no teníamos nada para cultivar. Ahora ya tengo todo y no compro nada. Vendo desde mi casa o la feria”, contó.

Milagros Armella.

En el caso de María Cristina Chauque, de la comunidad San Felipe, fue la primera vez que asistió a la Expoferia y dijo que le pareció muy necesario que los productos salgan al público. Mientras que Joel Cussi destacó el encuentro entre productores, algo poco poco usual durante el año. Y Blanca Quispe, de la misma comunidad, sostuvo que la posibilidad de acercarse a las ferias le permite aprender sobre la clasificación de semillas y productos. Todo ello para “tener más posibilidades para producir más productos”.

El cambio climático 

Lorenza Quiroga es de la comunidad Mecoyita y empezó a participar de la Expoferia hace cuatro años. “Me ha gustado porque aquí se intercambia con las cosas que no tengo; entonces lo llevo, siembro, y después para el otro año ya lo tengo”, contó. En su caso, cuando empezó a asistir a los intercambios notó que sólo tenía dos variedades de papa, y aprovechó el intercambio para llevar semillas y ampliar su producción.

“Ahora sé cómo clasificar las semillas, sé que el maíz bueno tiene que ser de ocho rayas, dejando de contar el empiezo y el último. En esta cosecha me salieron espectaculares, bien parejito”, contó.

No obstante, opinó que es necesario incrementar el apoyo de organismos gubernamentales para afrontar la falta de agua para consumo y riego. “Queremos producir y no tenemos agua. A veces se siembra, no llueve a tiempo y todo el proceso de cosecha no se da. Una vez que tengamos agua se puede hablar de todo después”, destacó.

Variedad de papas andinas.

En ese sentido, dijo que los tiempos estacionales ya no se cumplen, como “cuando decíamos que ya llega el verano, era verano”. Como ejemplo, dijo que en diciembre del año pasado estaba nevando, algo para nada habitual en esa época del año. Ese cambio climático afectó su producción, particularmente la cosecha de duraznos. “Tengo muchos durazneros, pero este año no tuve ni para probar un duraznito porque hizo frío cuando tocaba cosecharlos. En años anteriores sabía tener todos los años y sacaba en bolsas”, lamentó. Por eso insistió en la necesidad del apoyo con proyectos de aguas porque “con agua producimos todo”.

Esa realidad fue reconocida también por David Aparicio, jefe de la Agencia del Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Santa Victoria Oeste. “Los últimos años fueron atípicos por la escasez del agua y el régimen de la lluvia que no se comporta como años anteriores”, manifestó, señalando que la época que más sufren es en el inverno cuando se dan  los denominados “baches forrajeros”, la escasez de pasturas naturales.

Ante ese contexto contó que desde hace 8 años un grupo de productores y productoras comenzó a capacitarse en métodos de producción y conservación de forraje. “Ellos ya se preparan y hacen la elaboración de mini silos forrajeros de cultivos andinos”, detalló. En ese marco dijo que “los productores años tras año van adoptando tecnologías” que tienen que ver con la conservación de forrajes y semillas. “Con el INTA se brindan capacitaciones tanto en ensilaje y enolaje para la conservación de alfalfa, avena y ceba de forma de deshidratada”.

Aparicio recordó además que la Expoferia se pensó en sus inicios para la exposición de animales, luego se fueron incorporando productos de la agricultura, artesanías y gastronomía. “Ahora son las instituciones locales quienes participan y son los actores principales de este evento”, destacó.

Aseguró en este sentido que estos espacios colectivos permiten “dar a conocer y rescatar la gran biodiversidad de los productos que tenemos en la zona, principalmente los cultivos andinos, como la papa y el maíz”. También señaló que las instancias de exposición permiten poner en funcionamiento las prácticas del trueque, el cambalache y otras formas de comercialización.

A su vez, Felipe Cruz, del área de Desarrollo Rural del municipio, afirmó que desde 2008 se viene dando un trabajo sostenido en la visibilización y asistencia técnica de las acciones que llevan adelante productoras y productores locales. Ese acompañamiento permitió reconocer que una gran mayoría de agricultores “han bajado su porcentaje de producción a causa de la sequía”, por lo que contó que desde la Municipalidad trabajan en la incorporación de nuevas tecnologías para sacar agua.

“Hoy en día no sólo tenemos que pensar en las lluvias, sino también en otros sistemas de riego, como el de aspersión y goteo, con los que podemos usar menos agua y cuidarla porque sabemos que no hay agua en ciertos arroyos donde antes sí había”. De igual manera sucede con la ganadería cuando hay que atender los “baches forrajeros”, dado que “hemos sido muy afectados teniendo muchas mortandades de animales”.

El desafío de exportar las producciones

En tanto, Alberto Castillo, de la comunidad Abra de Santa Cruz, integrante de la Unión de Comunidades Aborígenes de Victoria (UCAV) y concejal electo, manifestó que la Expoferia resulta sumamente importante para el municipio porque las familias pueden exponer sus productos agroganaderos y venderlos. Aunque manifestó que en un tiempo cercano quieren aventurarse al desafío de venderlos fuera de su municipio.

“Tenemos los productos para poder vivir, pero creo que es necesario avanzar hacia el futuro” porque “nuestros productos quedan en casa y sembrar para el consumo únicamente nos deja con muchas de  esas producciones en nuestras casas y sin venderse”, expresó. A esa situación sumó el avance de la tecnología, dado que el uso de métodos y maquinarias más actualizadas permitirían que “nuestros productos salgan al exterior, a Buenos Aires, a otros países. Lo podemos hacer”.

En la misma línea habló Martina Benítez, de la comunidad Trigo Huaico, quien destacó el valor de la Expoferia porque “no tenemos otra forma de trasladar y vender nuestros productos”. En ese sentido dijo que debería habilitarse un mercado propio del pueblo, o que se garantice un vehículo que permita sacar las producciones de las comunidades y llevarlas a distintos puntos de venta. Comentó que el traslado de la cosecha a veces tiene que hacerse a lomo de burro porque “no tenemos forma de sacarlos de nuestros campos”. “Por eso es importante la Expoferia, para poder vender y cambiar”, insistió.