En 1918, en Budapest, Sigmund Freud afirmó la necesidad de crear centros psicoanalíticos para tratar de manera gratuita a los más necesitados. ¿Qué estaba en juego en esta aplicación del psicoanálisis a las masas? Este discurso de Freud orientó la acción de los psicoanalistas europeos durante la República de Weimar con la creación de la primera policlínica psicoanalítica en Berlín, en 1920, a la que pronto siguió la creación de un instituto para analistas en formación. El mismo fue el centro mundial del psicoanálisis en los años ‘20, y allí se desarrollaron gradualmente las principales normas del tratamiento estándar y la formación de los analistas.

En 1933, cuando los nazis llegaron al poder en Alemania, Freud no quiso abandonar Viena y se opuso al cierre del Instituto de Berlín. La prohibición del psicoanálisis, tan temida por Freud, fue menos trágica que la oportunidad ofrecida a algunos analistas arios para aprovecharse de la segregación de sus colegas judíos. En los años oscuros, el paradigma del psicoanálisis para todos se volvió insostenible. Finalmente, la perspectiva de la desaparición de Sigmund Freud dio lugar a una serie de efectos marcados por la irrupción de un estilo superyoico en la organización. La formación de los psicoanalistas se organizó y pensó a partir del modelo berlinés. La libertad con la que Freud pensaba y trabajaba fue olvidada. El retorno de Lacan a Freud rompió con este dogmatismo para dar cabida a la lógica y a la invención.

Esto es lo que desarrolla la psicoanalista francesa Laura Sokolowsky en el notable libro Freud y los berlineses. Del Congreso de Budapest al Instituto de Berlín 1918-1933 (Grama Ediciones). Y ese período histórico que va desde la República de Weimar hasta el ascenso del nazismo funciona como corte temporal de su investigación. A lo largo de casi 400 páginas, Sokolowsky analiza a la ciudad de Berlín en el centro del movimiento psicoanalítico, la edad de oro del Instituto de Berlín hasta llegar al destino del Instituto cuando Adolf Hitler comenzaba a ser un serio peligro para el mundo.

Sokolowsky es miembro de la Ecole de la Cause freudienne (ECF) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Doctora en Psicología, trabajó durante mucho tiempo en psiquiatría hospitalaria con adultos y adolescentes. Su actividad actual se centra en el estudio y la difusión del psicoanálisis lacaniano, y su investigación en particular, en el movimiento analítico europeo de la primera mitad del siglo XX. Publicó artículos sobre la historia del psicoanálisis, la invención y puesta en práctica de las principales normas analíticas, y cursos de formación con el fin de arrojar luz sobre algunos de los motivos que impulsaron a Jacques Lacan a romper y fundar su propia Escuela. Actualmente es redactora-jefe de la revista de la Escuela de la Causa Freudiana, La Cause du désir.

¿Cuánto influyó Freud en que había un peligro de que el psicoanálisis se transformara en una técnica de curación adaptada a las normas sociales? “Freud se preguntó mucho por la tendencia a medicalizar el psicoanálisis a partir de 1920”, señala Sokolowsky a Página/12. “En 1925, Freud escribió un texto sobre la defensa del análisis profano puesto que había una tendencia al interior del propio movimiento a seleccionar solamente a aquellos psicoanalistas que tenían solamente una formación médica-psiquiátrica. Freud se opuso hasta el último día de su vida a esta tendencia porque consideraba que uno devenía analista por su propio análisis y no por haber recibido un diploma”, agrega.

--¿En qué medida los berlineses creyeron en la misión social del psicoanálisis?

--Estamos en el contexto del fin de la Primera Guerra Mundial, con una gran precariedad, con un gran número de traumatizados y los psicoanalistas dijeron que no se iban a quedar encerrados en un "castillo de cristal", con los brazos cruzados, sin hacer nada. Y también hay que tener en cuenta que estaba todo ese contexto político que estaba creando la República de Weimar, donde había que reconstruir todo.

--Ya que mencionó la República de Weimar, ¿de qué manera se vieron reflejados en las instituciones berlinesas de psicoanálisis los cambios políticos desde la República de Weimar al ascenso de Hitler al poder?

--Durante la república de Weimar, el psicoanálisis pudo desarrollarse, pudo avanzar, pudo evolucionar y seguir adelante. A partir del momento en que la democracia tomó fin junto con la República de Weimar, como la mayoría de los psicoanalistas eran judíos, se sintieron amenazados y los nazis, ayudados por un grupo de psicoanalistas también nazis, se apropiaron del Instituto de Berlín.

--¿Cómo pensó Freud el destino del Instituto de Berlín en la Alemania hitleriana?

--Lo que pasó fue que cuando los nazis tomaron el poder en Alemania y los judíos estuvieron obligados a dejar Alemania y Austria en los inicios de 1933, la posición de Freud fue que había que resistir, siempre resistir, no huir, afrontar el enemigo. Y, por ende, tomó la decisión de no cerrar el Instituto, esperando que los nazis se fueran. No fue el único gran intelectual en creer que, en un momento u otro, los nazis se iban a ir. Su posición consistió esencialmente en no fugarse. Fue lo que él hizo en Austria, que se quedó hasta lo último y la misma ética que aplicaba él, la aplicó al Instituto.

--¿El centro de terapia arianizada que crearon los nazis implicó la desaparición del psicoanálisis freudiano del mapa de Alemania?

--Sí, desapareció.

--¿Cómo observa la discusión entre psicoanálisis versus psicoterapia por aquella época y la intención de considerar científico al psicoanálisis?

--Mi sorpresa, mi descubrimiento y la tesis que yo intenté desplegar en el libro es que la mejor manera de querer destruir el psicoanálisis es hacer de éste una psicoterapia. Y Freud lo escribió diciendo que la psicoterapia puede matar la ciencia. La cuestión es delicada porque Freud pone en juego la definición misma de psicoanálisis. No vamos a negar que el psicoanálisis tiene efectos terapéuticos importantes, pero no se reduce a la terapéutica.

--¿Hasta qué punto Freud fue traicionado por aquellos que le prometieron luchar para salvaguardar la autonomía del psicoanálisis?

--Hubo analistas arios que le dijeron y le hicieron creer a Freud que iban a hacer todo lo posible, todo lo que estaba al alcance de ellos para poder salvar el Instituto, pero en realidad vendieron su alma al diablo. Puesto que los mejores analistas se fueron, eran ellos los que iban a ocupar esos lugares. Es un capítulo muy opaco, muy oscuro de la historia del psicoanálisis.