Sin alma. Raúl es titiritero y da clases en el Instituto Cultural de Cañuelas del que dice con orgullo que “el gobierno de Vidal lo abandonó y lo recuperó el municipio”. Se apretujó como muchos para poder ver y escuchar a Cristina “la única que nos puede devolver la dignidad”. Recordó que hace siete años por un accidente en su mano derecha accedió a una pensión por discapacidad pero en abril pasado el Gobierno se la quitó. “Tengo que hacer el trámite como el primer día pero es vergonzoso ver a gente en peores condiciones que yo, en silla de ruedas, haciendo lo mismo. Este gobierno no tiene alma”.

El hambre. Ileana es profesora de inglés, milita en la Agrupación docente peronista Néstor Kirchner, y relató la situación de las escuelas provinciales: “Nuestro trabajo ahora es contener el hambre de los chicos. Cada vez son más los que vienen sin siquiera desayunar. Hemos llegado a acortar la duración de las clases porque están en condiciones de mantener la atención”.

La ONU. Gladys es auxiliar docente y luego del relato de Ileana le pidió un favor al cronista de PáginaI12: “Dígale a Horacio Verbitsky que le agradezco lo que hizo por Santiago Maldonado en la ONU. Ellas (por sus compañeras) son más jóvenes y no vivieron lo que significa un desaparecido”.

Tapitas. Evelyn Pérez es una de las estudiantes que estuvo al lado de Cristina durante el acto. En la Universidad de La Matanza cursa Comercio Internacional pero además acaba de clasificar para el mundial de Taekwondo en Irlanda. “Es muy difícil estudiar y ser deportista, junto botellas y tapitas para poder competir”, dice y afirma que el mayor temor entre los alumnos es que “muchos deben abandonar la universidad para trabajar en lo que sea y así ayudar a la familia. Eso es malo porque nosotros somos el futuro”.