Producción: Natalí Risso

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Crecimiento desigual

Por Yanina Busquet (*)

La actividad industrial resiste frente a las complicaciones de la macroeconomía, pero no todos los sectores registran cifras positivas. Si bien el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) de abril publicado por INDEC registró un aumento de 1,7 por ciento interanual, al interior de las actividades industriales se observa un alto grado de heterogeneidad.

Las dificultades macroeconómicas repercuten en las actividades industriales en mayor o menor medida, los crecientes controles de cambios por la falta de dólares se traducen en inestabilidad cambiaria y todo tipo de distorsiones económicas. Mientras que, por otro lado, la inflación promedio de los últimos tres meses se ubicó en torno al 8 por ciento, con completa falta de referencias, pareciera que, en algunos casos, los precios se mueven en base al tipo de cambio paralelo.

La administración del comercio exterior, que en la actualidad está orientada a retener la salida de dólares, actúa de formas contrapuestas. Por un lado, la gestión del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) complica el acceso a insumos importados, lo cual preocupa especialmente por la falta de abastecimiento de productos que no se fabrican en el país y que son necesarios para sostener la producción. Sin embargo, en algunos casos, el control de las importaciones ha funcionado como una protección temporal para la industria nacional, al reducir la competencia de los productos importados e incentivar la producción local.

¿Por qué algunos sectores siguen creciendo y otros caen? Según el IPIM, el sector que más traccionó al crecimiento industrial fue el siderúrgico con un incremento interanual de 65 por ciento, producto de la baja base de comparación frente a abril 2022 y del aumento en la demanda por parte de la industria automotriz y del sector de la energía, dos sectores que mantienen su tendencia de crecimiento sostenido.

Según la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), el sector automotriz registró un incremento del 24 por ciento interanual, en los primeros cinco meses de 2023 se fabricaron cerca de 47.000 vehículos más que en el mismo período de 2022 destinados no solo a consumo interno, sino también a exportación. En los primeros cinco meses del año las exportaciones de vehículos crecieron un 19 por ciento interanual (en términos de cantidades). Mientras que, las ventas a concesionarias aumentaron un 13 por ciento interanual y, según la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), los patentamientos de vehículos aumentaron 12 por ciento.

El segundo sector que se mantiene en alza es refinación de petróleo, impulsado por la actividad de petróleo y gas en Vaca Muerta, siguiendo los datos del IPIM, durante abril el sector de refinación de petróleo registró un aumento de 11 por ciento interanual.

Otro sector que traccionó al crecimiento de la actividad industrial fue equipos y aparatos de informática, televisión y comunicaciones y componentes electrónicos que registró un alza de 23,3 por ciento interanual, explicado principalmente por un aumento en la demanda de celulares. Mientras que, el sector de equipos y aparatos eléctricos creció un 10,3 por ciento por un aumento en la demanda de motores, generadores y transformadores eléctricos y de lámparas eléctricas y equipos de iluminación, por parte del sector público y privado.

Ahora bien, no todos los datos son positivos. El sector de maquinaria y equipos está entre los más perjudicados, principalmente por la fuerte incidencia de la fabricación de maquinaria agropecuaria. Según la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), en abril la producción de maquinaria agrícola cayó 9,4 por ciento respecto de abril-2023 y acumula ocho meses consecutivos de caídas interanuales. El sector se vio fuertemente perjudicado por el impacto de la sequía y presenta números negativos tanto en las unidades producidas como en las unidades vendidas de cosechadoras, pulverizadoras autopropulsadas, sembradoras y de ciertas líneas de implementos.

Otros rubros vinculados a la actividad agropecuaria también se vieron perjudicados por los efectos de la sequía como la producción de alimentos y bebida que registró una disminución de 1,7 por ciento interanual, explicado principalmente por la fuerte caída en el sector de molienda de oleaginosas (-24 por ciento) y en los productores de azúcar, confitería y chocolate (-7,5 por ciento).

Entre el resto de los sectores que registraron cifras negativas en sus niveles de producción se encuentran, la industria del calzado (-13,7 por ciento), la actividad maderera (-3,3) y del papel (-4,3), los productores de plástico (-2,1) y caucho (-11,2 por ciento) y los sectores vinculados a la actividad de la construcción.

En conclusión, Argentina cuenta con una economía diversificada en términos de sectores industriales, donde cada actividad presenta un comportamiento particular. La volatilidad en el tipo de cambio y las distorsiones económicas pueden influir de manera positiva o negativa, dependiendo del contexto y las oportunidades de mercado que se presenten. Estas condiciones pueden ser aprovechadas estratégicamente en algunos casos, mientras que en otros casos pueden generar impactos adversos. No obstante, quienes sufren las consecuencias más perjudiciales son siempre las PyMEs, debido a su menor capacidad de negociación y las dificultades que enfrentan para acceder a insumos importados y a instrumentos de financiamiento.

(*) Economista de Paridad en la Macro.

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Es por el modelo

Por Julián Maggio (**)

De la misma manera que existen modelos que expulsan gente y otros que la incluyen existe uno que escala la producción y otro modelo nocivo que la desarticula y que brinda alguna que otra herramienta limitada para que la empresa se financie para sostener la producción mínima y no cierre la planta.

La producción es la columna vertebral del modelo de desarrollo de este gobierno. En el marco de una pandemia inédita en la historia mundial, la cual implicó medidas de encierro para proteger la salud, las pymes fueron atendidas de manera directa: se las asistió pagando parte de los salarios de los trabajadores a empresas que se veían imposibilitadas de producir y vender. Luego, los bancos brindaron posibilidad de acceder a créditos para el pago de sueldos a una tasa fija del 24 por ciento.

Si bien las medidas de aislamiento provocaron una caída de la industria, un 37 por ciento en el bimestre marzo - abril de 2020 según la serie desestacionalizada del Índice de producción industrial manufacturero (IPI) del Indec, las medidas destinadas al sector productivo posibilitaron su recuperación e hicieron que ya en septiembre de 2020 la producción supere los niveles de diciembre de 2019.

Desde entonces la industria ha continuado en ascenso, con algún altibajo desde fines de 2022, pero recuperando la senda del crecimiento en marzo y abril del 2023, según los datos desestacionalizados del IPI. No sólo hay que describir la trayectoria sino ponerla en contexto: la recuperación sucede en un año en el que a la economía le faltarán 20 mil millones de dólares en la economía como consecuencia de la sequía y las heladas tempranas. Por ello, en la actualidad, se administran los dólares tan necesarios para la economía.

Según datos de marzo de 2023 del Ministerio de Trabajo los sectores que más han impulsado la creación de trabajo registrado fueron la Construcción (lleva 32 meses consecutivos de crecimiento mensual consecutivo), Hoteles y restaurantes (supera el máximo nivel de empleo registrado en mayo de 2018), la explotación de minas y canteras (alcanzó su máximo histórico) y el Comercio, que luego de crecer de manera continua desde 2021, alcanzó en marzo de 2023 su máximo nivel histórico.

Esto no ha sido casualidad, sino que ha sido fruto de una acertada política económica productiva. Si analizamos el Índice de producción industrial manufacturero (IPI), observamos que el dato de abril de 2023 nos marca que estamos produciendo más que en diciembre de 2019, 2018 y 2017, tomando datos desestacionalizados: 16 por ciento, 17 y 0,4 por ciento respectivamente. Además, el buen presente se completa con dos datos relevantes más: la utilización de la capacidad instalada tuvo el mejor cuatrimestre en 7 años y el empleo formal industrial acumula 33 meses consecutivos de crecimiento.

Es clave para tener un sistema productivo desarrollado contar con créditos bancarios a plazos largos con tasa real negativa, lo cual fue clave por ejemplo para Corea en la década del 60 para su transformación productiva. El ministro Massa vía la Secretaría de Producción tomó la decisión invertir 1 billón de pesos en la línea de inversión Crédito Argentino (CreAr) para las PyMEs de nuestro país y los resultados no tardaron en llegar. En la actualidad el nivel de inversión se ubica en el 17,3 por ciento, siendo el más alto de los últimos 14 años.

Analizando cifras de empleo, los tres complejos industriales más importantes en participación de empleo industrial han crecido respecto a marzo de 2018: Alimentos se encuentra 10 mil puestos de trabajo registrados por encima de dicho mes, metalmecánica 9 mil y, química y petroquímica se mantiene en el mismo nivel.

Este último sector merece un análisis particular: desde octubre de 2015 a enero de 2020 sufrió la destrucción de 20 mil puestos registrados de manera casi ininterrumpida. Desde entonces, creció de manera consecutiva generando 15 mil puestos, lo cual habla a las claras que una buena política industrial surte efectos.

Por último, el camino del desarrollo implica fortalecer la articulación público-privada para cerrar las brechas tecnológicas de nuestros fabricantes de bienes de capital, que ya venden masivamente productos de calidad, con las tecnologías líderes mundiales. Un ejemplo de sector a potenciar son las empresas de equipamiento de frío para frigoríficos y plantas de elaboración de alimentos, que ya tiene un mercado interno masivo y desarrollado.

El Estado debe profundizar ese sendero productivo transitado y proveer fondos para mejorar las condiciones de producción. El objetivo debe ser brindar asesoramiento tecnológico para que el proceso de enfriado, secado o madurado siga optimizándose y lograr que el flujo de aire dentro de la cámara que provee nuestro equipamiento nacional sea homogéneo, lo cual es clave para lograr un buen secado en plantas alimenticias y competir con los líderes internacionales.

Otra intervención del Estado virtuosa debe consistir en dotar a los equipamientos de programas de software, que les permitan administrar variables como la temperatura, humedad y velocidad de viento dentro de la cámara de manera eficiente, de modo tal que el proceso de enfriado y secado de nuestra tecnología nacional alcance y supere el de la competencia internacional y, además, mediante sensores, disminuya el consumo energético.

(**) Miembro de CEPA. DIRECTOR del Banco BICE.