Las Primarias Abiertas (PASO) son obligatorias, como su nombre indica pero no es posible (ni sensato) imponer a partidos o alianzas que haya competencia interna. Cada cual atiende su juego y decide. Como se apunta en la nota central, desde 2011 los oficialismos nacionales se han inclinado a promover listas únicas en las provincias.

En el breve trayecto recorrido por las PASO se recuerdan algunas internas que fortificaron a las respectivas ententes. 

En 2013 la ya olvidada Unen en la que coexistieron (es un decir) figuras tan disímiles como Elisa Carrió, Rodolfo Terragno y Fernando “Pino” Solanas. Les fue bomba en esa elección, se alzaron con muchas bancas y votos. Muy pronto, se disgregaron: cada cual eligió su propio camino.


En 2015 abundaron las Primarias decisivas, algunas fueron fructíferas, no todas. 

  • El presidente Mauricio Macri ganó la Primaria de Cambiemos contra la Unión Cívica Radical y el mini quiosco contingente de Carrió. La victoria le insufló aire para las elecciones generales.
  • El Frente de Izquierda y los Trabajadores resolvió supremacías mediante las PASO, tonificándose y abriendo camino a un dirigente joven, Nicolás del Caño, quién batió al fogueado Jorge Altamira.
  • El Frente para la Victoria padeció la interna para gobernador bonaerense entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez. Poco le sumó, bastante le restó, ayudó a la aparición triunfal de la gobernadora María Eugenia Vidal.

Como se ve, hay ejemplos para todos los gustos.


Hablemos de una variante de internas que se verá hoy en varias provincias. No son Primarias Abiertas aunque enfrentan a partidos de un mismo tronco.

Los ex ministros Florencio Randazzo y Martín Lousteau expresan banderías diferentes aunque algo los emparenta. Ambos denuncian les han birlado la posibilidad de confrontar en las PASO. 

Randazzo quería enfrentar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Buenos Aires. Cristina se lo negó, dejándole incluso presentarse en nombre del Partido Justicialista. Randazzo está tentando fortuna por su lado.

Lousteau clamó por una interna porteña de Cambiemos. Sus reclamos fueron desoídos. “Guga” Lousteau se presenta con bandera propia, autorretratándose como un radical recién llegado, casi un oxímoron.


Otros correligionarios actúan parecido. En Entre Ríos, Gracia Jaroslavsky cuyo linaje está comprobado: es hija del fallecido César Jaroslavsky, el Chacho, alfonsinista de la primera hora. Su campaña se funda en reivindicar la tradición boina blanca contra Cambiemos. La coalición del presidente Mauricio Macri aspira a derrotar al peronismo provincial que ganó la gobernación raspando hace dos años. Gracia, entonces, tercia entre el peronismo y Cambiemos.


En Santa Fe hay tres partidos que ambicionan ganar en octubre. El socialismo que gobierna desde 2007. Cambiemos, que estuvo a punto de destronarlo en 2015 de la mano de Miguel del Sel. El peronismo que dirime una interna, imaginando llegar unido y organizado a octubre. 

Un dirigente radical, José Boasso, objetó el acuerdo a que llegaron sus correligionarios con los macristas. Le pareció una abdicación. Desestimó guiños, intentos de seducción y un cargo nacional que le ofrecieron desde la Casa Rosada. Lo enfrentará con lista propia.


Randazzo, Lousteau, Jaroslavsky y Boasso encarnan intentos de peculiares internas libradas dentro de las elecciones nacionales. Una derivación de la dinámica de las PASO, cuyos resultados será interesante seguir.