Cuando alguien menciona, al pasar, la película Bajos Instintos , difícilmente no siga a continuación un comentario sobre la icónica escena de Sharon Stone en el interrogatorio. Es algo que forma parte del imaginario popular del cine norteamericano. Pero en ese cruce de piernas también hay un detrás de escena que las luces de Hollywood prefiere no mostrar. En sucesivas entrevistas, Stone relató el calvario que vivió tras actuar en una escena que, incluso, no estaba en el guion: persecución en su pico de mayor popularidad (los hombres se colgaban del auto de la actriz); acoso sexual en los sets y hasta la pérdida de la custodia de su hijo por la insólita decisión de un juez.

La última declaración llegó hace unos muy poquitos días, cuando la también modelo y pintora se acercó al noticiero de la CCN. Allí, Stone se preguntó por qué aún vemos esa película como "un escándalo", en especial, con la apertura de mentalidad que corre en estos tiempos. 

En la misma entrevista, la actriz aclara que Bajos Instintos -pero, en especial, ese particular plano- cambió "la dinámica de su vida". "Para siempre", completó. Pero, ¿a qué nivel fue el cambio? "Antes del jueves, que se estrenaba la película, hacía mi vida normal. El martes siguiente, los hombres se tiraban en su auto cuando frenaba por la calle", completó en CNN.

El acoso de los fans fue de lo de menos. Semanas atrás, en una entrevista en el podcast “Table for Two”, Stone afirmó que el insólito accionar el juez que debía resolver sobre su divorcio con su ex marido Phil Bronstein y la custodia del hijo de ambos, Roan. "El magistrado le preguntó a mi hijo, a mi pequeñín de cuatro años: ‘¿Sabes que tu madre hace películas de sexo?’”, narró. "Gracias a eso perdí la custodia de mi hijo", completó, sobre el cuidado de Roan, que ahora tiene 22. "Fue un tipo de abuso por parte del sistema. Se cuestionó qué tipo de madre era yo por hacer ese trabajo”, finalizó.

Engaño y acoso laboral

En su biografía ("La belleza de vivir dos veces", título derivado del ACV que sufrió en 2001) Sharon contó que, para grabar la escena del interrogatorio, alguien del equipo de producción le dijo que necesitaba quitarse la ropa interior porque "el color blanco reflejaba la luz". 

Stone afirma y reafirma que tanto el director Paul Verhoeven como los productores cinematográficos le prometieron que no se iba a ver sus partes íntimas. Nada de eso ocurrió y Stone supo del corte del director una vez que la película ya estaba editada. 

El tsunami que dejó Bajos Instintos implicó que productores y actores la acosaran durante años. Eran tiempos que en los que el #MeToo no había llegado a Hollywood: un director le exigió que se sentara en su regazo si quería participar de una película, mientras empleados de una cadena cinematográfica le comentaban que debería tener relaciones sexuales con su coprotagonista para aumentar la química en pantalla.

"El sexo, no solo la sexualidad en pantalla, se ha esperado durante mucho tiempo en mi negocio", repasa Stone.