La Sala II de la Corte de Justicia de Salta rechazó esta tarde la queja interpuesta por la defensa de los hermanos Raúl Amadeo "Ula" y Delfín Reynaldo Castedo, quienes pedían participar de manera presencial en el juicio por el crimen de la joven Liliana Ledesma, que debe realizarse en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán.

De este modo, quedó firme la decisión del Tribunal de Juicio de Orán, que había sido también confirmada por el Tribunal de Impugnación, y ratificada ahora por la Corte de Justicia salteña y, en consecuencia, "la audiencia de debate deberá realizarse con la comparecencia en forma remota de los hermanos Castedo desde el penal de Ezeiza, donde se encuentran alojados", informó el Poder Judicial de Salta. 

Los hermanos están imputados en calidad de instigadores del asesinato de la pequeña productora rural Liliana Ledesma, cometido el 21 de septiembre de 2006 en Salvador Mazza, luego de que denunciara el cierre de caminos vecinales con el fin de liberar zona de frontera para actividades de contrabando vinculadas al tráfico de drogas ilegales. 

En su resolución, la Sala II de la Corte de Justicia señaló que la realización del debate por medios virtuales no transgrede los principios procesales que regulan el juicio penal. “Es evidente que la oralidad no sufre menoscabo alguno dado que la utilización de herramientas tecnológicas no supone su reemplazo por medios escritos”, aseguró el máximo tribunal provincial. 

Es más, los magistrados firmantes recordaron que el sistema de videoconferencia para el cumplimiento de diversos actos procesales no es una cuestión novedosa y que, en el orden internacional, se encuentra reconocido por la Corte Penal Internacional, así como en la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, en el Convenio Iberoamericano sobre el uso de Viceoconferencia en la Cooperación Internacional entre Sistemas de Justicia, incorporado por Ley 27162.

La decisión de la Corte de Justicia se conoció en días en que la opinión pública salteña se vio conmovida por la novedad de la fuga de uno de los asesinos materiales de Liliana Ledesma. En efecto, ayer el subsecretario de Políticas Penales y Penitenciarias de la provincia, Jorge Gabriel Salgado, confirmó que Lino Abdemar Moreno se encuentra prófugo desde el 18 de junio pasado, día en que salió de la Unidad Carcelaria de Orán, donde cumplía la pena de prisión perpetua, con autorización del juez de ejecución de sentencia y no regresó más. Se cree que ya salió del país. 

Moreno fue condenado en 2010, por el Tribunal de Juicio de Orán. Fue declarado culpable de matar a cuchilladas a Liliana Ledesma, hecho por el que también fueron condenados Aníbal Tárraga, Casimiro "Nene" Torres y María Gabriela Aparicio. En ese debate se estableció que estas cuatro personas cobraron 20 mil pesos para ejecutar el criumen. 

En ese mismo proceso Patricia Guerra fue condenada a diez años de prisión por encubrimiento y el enfermero Juan Moreno (f) recibió una pena de cuatro años por el mismo delito. 

Por otro lado, en diciembre del año pasado el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de Salta condenó Delfín Castedo a 16 años de prisión en calidad de "jefe y organizador" de una asociación ilícita dedicada al narcotráfico y al lavado de activos provenientes de esa actividad. También fue condenado como partícipe necesario de "falsificación material de documento público" y coautor de "falsedad ideológica de documento público agravada por tratarse de un documento destinado a acreditar la habilitación para circular de vehículos", por el documento nacional de identidad y la licencia de conducir falsos que llevaba cuando fue detenido, en julio de 2016.

En ese mismo proceso su hermano Raúl Castedo fue condenado a nueve años de prisión en calidad de miembro de la asociación ilícita. 

Ese juicio en el ámbito federal, que duró más de un año, se realizó íntegramente de manera remota. Los hermanos siguieron las instancias del debate por videoconferencia desde la cárcel de Ezeiza, adonde fueron trasladados por razones seguridad, luego de que se los calificara como de alto riesgo. 

El Clan Castedo fue desbaratado en un proceso de investigación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) NOA y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC). 

Según destacaron en ese juicio los fiscales federales Carlos Amad Jorge Viltes Monier, en gran medida se pudo avanzar por la información que aportó Liliana Ledesma. Una vez que se conoció la sentencia los dos fiscales la recordaron. "Espero que la justicia provincial los juzgue (a los Castedo) por el homicidio de la señora Ledesma. A la salud de ella este triunfo porque sin sus denuncias nunca hubiésemos podido llegar hasta acá", agradeció Amad.

Viltes Monier recordó que en este debate la fiscalía reprodujo los audios que dan cuenta de su crimen, incluso lo planteó como "parte de las actividades que realizaba esta asociación". "Ahora será el turno de la justicia provincial de poder definir la responsabilidad de los señores Castedo que esperan ser juzgados por ese hecho", dijo.

La organización narcocrminal de la que era jefe Delfín Castedo operó entre 1999 y julio de 2016, cuando se detuvo a su líder, tras permanecer 10 años prófugo por el asesinato de Ledesma. La víctima había denunciado públicamente que los Castedo usaban la finca El Pajeal para “pasar droga” desde territorio boliviano.

El Clan Castedo tenía vínculos con otras organizaciones del narcotráfico, como la liderada por el fallecido abogado Carlos Salvatore, condenado por el contrabando de más de una tonelada de cocaína a Europa en la causa conocida como Carbón Blanco. El Clan tenía también vínculos con organizaciones criminales de Bolivia y Colombia.

En el juicio concluido en diciembre de 2022 la fiscalía sostuvo que esta fue una de las organizaciones más grandes del país, tanto por el flujo de droga que comercializó como por el nivel de corrupción que logró, dado que Castedo era informado de las órdenes de intervención telefónica y allanamientos, además de que logró cobertura legal del ex juez federal Raúl Reynoso.