Desde Quito

El jefe del equipo negociador del gobierno en los Diálogos de Paz en Quito habló con PáginaI12 sobre el cese bilateral al fuego que tanto exigen los colombianos. Al respecto la guerrilla del ELN se pronunció esta semana en este mismo diario sobre la inminencia de un alto al fuego bien fuera de forma bilateral o unilateral. Restrepo aclara qué falta para pactar el cese de ambas partes y explica los detalles de la negociación que comenzó en febrero de este año y tiene con la esperanza a flor de piel al pueblo colombiano que clama por la paz. De concretarse un acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional, en Colombia habrá terminado la insurgencia alzada en armas y por lo tanto la lucha contra otros grupos criminales, la corrupción y el narcotráfico tendría mejores resultados, se proyecta.

–¿Cuáles son los principales avances de las conversaciones con el ELN?

–El principal avance es que hay diálogo, la mesa existe, continúa, y con manifestaciones de voluntad política de las dos partes de no levantarse de la mesa. Llevamos 6 meses de negociaciones públicas (recuérdese que con las Farc el proceso tomó cerca de 5 años) y en este lapso de tiempo hemos avanzado en la organización misma de las negociaciones en torno a dos mesas: la de participación y la de dinámicas y acciones humanitarias; se ha creado el Gpaac con los países amigos del proceso; y en ambas submesas se han hecho avances concretos como el de diseñar cómo sería un sistema de audiencias preparatorias de los diálogos públicos y un acuerdo para adelantar un programa piloto de desminado humanitario, en algún lugar del territorio colombiano aún por definir.

–Qué falta para pactar el cese al fuego bilateral?

–El cese al fuego bilateral y de hostilidades debe entenderse como un binomio de elementos indisolubles. Por un lado que las partes se pongan de acuerdo (cosa que aún no ha sucedido) en lo que serían los elementos básicos indispensables para que el cese al fuego desde el punto de vista militar sea creíble, verificable y serio. Pero de otra parte, es absolutamente indispensable que el ELN renuncie a practicar, durante el tiempo que dure el ese al fuego las hostilidades contra la sociedad civil, lo que hoy practica este grupo tales como el secuestro, los atentados contra la infraestructura y en general todo tipo de hostigamientos contra la sociedad civil no combatiente que es la destinataria y la razón de ser de un cese al fuego. 

–El ELN pone cinco condiciones para el cese... ¿Son viables para gobierno?

–Sobre tres de ellas ya hemos propuesto fórmulas concretas y creíbles (mejorías en la protección de los líderes sociales a través del Sistema de Alertas Tempranas, garantías de suministro de víveres y medicamentos a las comunidades aisladas y golpeadas por el conflicto humanitario y un paquete de medidas que irían en la dirección de aliviar diversos aspectos de la condición humanitaria de los reclusos militantes del ELN hoy en día en las cárceles colombianas). Estamos a la espera de que el ELN presente en la mesa compromisos concretos y verificables, análogos a los que nosotros hemos presentado para viabilizar un cese al fuego y de hostilidades temporal y bilateral como el que estamos estudiando en este momento para la visita del Papa.

–¿Cuál es la principal preocupación del gobierno ahora con respecto a las negociaciones en Quito?

–Más que preocupaciones lo que tenemos es aspiraciones para que la mesa adquiera la dinámica requerida. El ELN debe entender que los tiempos de explorar han terminado y ahora estamos en los de construir y negociar.

–¿Qué buena noticia tiene para el mundo respecto a estas conversaciones?

–Las buenas noticias irán saliendo a la opinión pública en la medida en que haya hechos concretos de paz y de confianza en la mesa, el Gobierno considera que su voluntad política de avanzar hacia una paz completa en Colombia con el ELN, es ya de por sí una buena noticia. El ELN debe tener la lucidez para entender que un gobierno comprometido con la búsqueda de la paz, como el del presidente Santos, es una oportunidad que no debe dejar pasar y que no necesariamente se le va a presentar nuevamente en el futuro.