El gobierno de Alberto Fernández ingresa en su tramo final. El transcurrir del tiempo permitirá realizar un análisis más sereno de esta etapa histórica. En la actualidad, los sondeos de opinión (y la “sensación térmica”) reflejan que el balance ciudadano no es bueno, incluso entre los votantes oficialistas.

Las variables exógenas negativas que condicionaron la gestión (primero la pandemia, luego la guerra, finalmente la sequía) son tan ciertas, como insuficientes para aplacar el malestar provocado por el agravamiento del fenómeno inflacionario. Lo concreto es que la aceleración inflacionaria, sumada a una descarnada interna a cielo abierto que desangró a la coalición, terminó opacando los aspectos más destacables del gobierno del Frente de Todos.

La inauguración del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) constituyó uno de los hitos de este mandato. La culminación de esta obra de infraestructura fue tan significativa que operó el “milagro” de reunir a Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa en la ceremonia inaugural en Saliquelló, provincia de Buenos Aires. Sin contar la protocolar apertura de sesiones legislativas, la última foto conjunta del binomio presidencial había sido en el acto por los 100 años de YPF en junio de 2022.

Aunque suele proclamarse la necesidad de acordar políticas de estado, la reacción opositora fue bajarle el precio a la inauguración del GPNK. En algunos casos, el ninguneo fue acompañado con las infaltables fake news. Las redes (anti)sociales viralizaron una serie de fotos aéreas que “demostraban” que el gasoducto había sido inaugurado “sin la cañería terminada”. 

El sitio Chequeado explicó que “lo que en la imagen viral parece ser la interrupción del trazado del gasoducto, es en realidad una trampa de scraper, un mecanismo de seguridad que permite realizar tareas de control y mantenimiento”.

Vaca Muerta, Repsol e YPF

 

La finalización del primer tramo del GPNK permitió incorporar once millones de metros cúbicos diarios a la red troncal. El gasoducto de 573 kilómetros atraviesa tres provincias (Neuquén, La Pampa y Buenos Aires), desde la ciudad neuquina Tratayén hasta la localidad bonaerense de Saliquelló.

En el acto de inauguración, Sergio Massa, candidato presidencial de Unión por la Patria sostuvo que "esta obra empieza con el coraje de Cristina Fernández de Kirchner de recuperar YPF". La reivindicación del rol jugado por la petrolera estatal, con un indisimulable guiño a la vicepresidenta, no es un tema menor en los tiempos que corren.

Más allá del debate político-jurídico reabierto por el reciente fallo de la jueza neoyorkina Loretta Preska por el modo en que se realizó la nacionalización de la petrolera, la recuperación de YPF fue esencial para el desarrollo de Vaca Muerta.

Los datos duros revelan que Repsol ejecutó una política predatoria, en línea con su estrategia corporativa global, mientras tuvo el control de la compañía. En una columna de opinión denominada "El valor de YPF" y publicada en este diario el economista Hernán Letcher explica que "su práctica consistía en la sobreexplotación de las reservas de YPF que se monetizaban, fugando hacia España los recursos nacionales. Los datos son elocuentes: los pozos de exploración de YPF cayeron de 101 en 1994 a 10 en 1999, y se mantuvieron así hasta 2011. Lo mismo que en producción e inversión".

El giro de utilidades al exterior se aceleró con la fallida apuesta kirchnerista a la “argentinización” de la compañía con el desembarco del Grupo Petersen. La política de desinversión programada provocó un creciente déficit energético a partir de 2011. Las importaciones energéticas representaron nada menos que el 17 por ciento del total en 2014.

La expropiación de la mayoría accionaria de YPF resultó condición necesaria para revertir ese estado de situación. En particular, la compañía afrontó el costo de la curva de aprendizaje para explotar Vaca Muerta. El primer paso fue el convenio firmado con Chevron, en 2013, para la explotación del yacimiento Loma Campana. Desde entonces, la mejora en la eficiencia productiva se tradujo en una fuerte reducción de los costos operativos.

La amenaza de Milei

 

La potencialidad de Vaca Muerta es enorme. Esta formación de 36.000 kilómetros cuadrados posiciona a la Argentina en el podio de países con mayores reservas de gas y petróleo no convencional.

En el informe "YPF: del retroceso de la compañía al crecimiento más importante de los últimos 25 años", los investigadores de Centro de Economía Política Argentina (CEPA) explican que “la Argentina se ubica en el cuarto lugar en el ranking de países con mayor volumen de reservas de petróleo no convencional. De los 27 billones de barriles que se estiman a nivel nacional, 16 se encuentran en Vaca Muerta, es decir, casi un 60 por ciento del total. Más aún, con respecto al gas no convencional, Argentina posee la segunda reserva más grande del mundo. Del total nacional, el 40 por ciento se encuentra en Vaca Muerta”.

La importancia estratégica del GPNK radica en que permitirá revertir el déficit energético por una doble vía: menores importaciones del gas procedente de Bolivia (cuyos yacimientos además están en franca declinación) y del Gas Natural Licuado que arriba por vía marítima; y mayores ingresos por exportaciones a Chile, Bolivia y Brasil.

El trabajo del CEPA agrega que “para dimensionar lo que representa Vaca Muerta, los 16 billones de barriles de petróleo suponen el consumo interno de Argentina de 94 años. En cuanto al gas, esta relación se duplica: los 308 trillones de pies cúbicos representan 193 años de consumo interno de nuestro país. Este volumen de recursos no sólo nos permitiría suplir el declino de la producción convencional sino también revertir la balanza comercial energética: pasar de un escenario de importación de energía al autoabastecimiento y capacidad exportadora. Algunas estimaciones, calculan un ingreso potencial de divisas anual de más de 30.000 millones de dólares. Esto representa un tercio del total de exportaciones argentinas de bienes al año 2022”.

La continuidad del tendido del GPNK resultará esencial para aprovechar este recurso. Las últimas novedades fueron la apertura de los sobres con las propuestas económicas para el renglón 1 de la reversión del Gasoducto del Norte que permitirá el transporte del gas de Vaca Muerta a las industrias y hogares de siete provincias: Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. El presidente de Enarsa, Agustín Gerez, estimó que “entre el Gasoducto Néstor Kirchner y la reversión del gasoducto Norte se van a sustituir importaciones por 6.400 millones de dólares"

Por otro lado, Enarsa lanzó la licitación correspondientes a la segunda etapa del GPNK que unirá Salliqueló con la localidad santafesina de San Jerónimo. La inversión total será de 3200 millones de dólares y proyectan terminarla antes del invierno de 2025.

La provincia de Santa Cruz también cuenta con una formación de gas y petróleo no convencional muy promisoria. Las estimaciones iniciales indican que el yacimiento Palermo Aike podría tener un tercio de los recursos de Vaca Muerta. A comienzos de septiembre, YPF y la Compañía General de Combustibles (CGC) ya comenzaron las perforaciones. El presidente de YPF, Pablo González, resaltó que “es la primera vez que YPF perfora no convencional sin un socio extranjero. Es decir, será con una empresa argentina como CGC, en una alianza que venimos construyendo hace un tiempo.”

En su cuenta de X, el director del BCRA Jorge Carrera plantea que “la sumatoria del aumento en exportaciones de energía, minería metálica, litio, agroindustria, moi, bienes del conocimiento permiten estimar un escenario moderado de exportaciones de 180.000 millones de dólares en 2030. El desafío es ver si somos capaces de aprovechar este nuevo impulso para encontrar el esquivo camino del desarrollo productivo y social con estabilidad nominal y equidad distributiva”.

Más allá de eso, un triunfo de Javier Milei pondría en riesgo la continuidad de la YPF en manos del Estado. En declaraciones televisivas, el candidato de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de La Libertad Avanza, Ramiro Marra, sostuvo que "YPF también sería una empresa que tenemos que privatizar, porque claramente se utiliza para hacer política partidaria, más allá de todos los errores que se cometieron en la estatización. No creo que esas ideas --en relación a las privatizaciones-- hayan fracasado. Al contrario, el problema es que no se profundizaron".

El gasoducto del primer peronismo

La red de gasoductos que recorre el territorio argentino comenzó a construirse en el primer gobierno peronista. A comienzos del siglo XX, la matriz energética era muy dependiente del carbón vegetal importado desde Gran Bretaña. El 89 por ciento de las necesidades energéticas industriales eran cubiertas con el carbón británico. Con el paso del tiempo, el petróleo fue desplazando al carbón como principal insumo energético. El proyecto de explotar los yacimientos gasíferos patagónicos comenzó a circular en las oficinas de YPF en las décadas del 20 y 30 del siglo pasado. 

Ese embrionario proyecto se concretó en el primer gobierno peronista. El 3 de febrero de 1947, el Decreto 3118 autorizó la construcción del Gasoducto Patagónico. Esa monumental obra, que unió Comodoro Rivadavia con Llavallol, fue inaugurada el 29 de diciembre de 1949.

La ejecución no fue nada fácil por dos razones: la inexistencia de fabricantes locales de tubos que permitieran el transporte de hidrocarburos; y el faltante de cañerías a escala mundial que había obligado a frenar la construcción de varios gasoductos y oleoductos en Estados Unidos. Por ese motivo, el gobierno estadounidense había prohibido la exportación de los tubos fabricados en su país.

Por otro lado, las plantas siderúrgicas europeas no estaban en condiciones de incrementar su producción a gran escala. La única excepción a esa regla era una fábrica italiana de Dálmine. En ese contexto, el gobierno peronista cerró un acuerdo con el representante de la planta italiana en la Argentina. Esa persona era nada menos que el fundador de Techint: Agostino Rocca.

Las primeras partidas de tubos italianos arribaron a Buenos Aires en septiembre de 1947. Un tiempo después, la compañía Siam Di Tella comenzó la fabricación local utilizando como insumos chapa local e importada. Eso le permitió proveer una porción menor, y con algunos problemas de calidad, de tubos utilizados en el Gasoducto Patagónico.

La inauguración de esa obra estratégica del Primer Plan Quinquenal peronista fue el puntapié inicial para el tendido de la red de gasoductos que recorre la Argentina.

“La infraestructura gasífera otorgó a la industria un significativo aporte energético en forma directa a partir de los años sesenta, cuando el gas ingresó a las plantas industriales, e indirecta, a través de la alimentación de las usinas eléctricas. Fue también un insumo para la industria, como sucedió luego con los centros petroquímicos de San Lorenzo –provincia de Santa Fe– y Bahía Blanca –provincia de Buenos Aires– o con los procesos de producción de la siderurgia en la década de 1970, a través de la tecnología de reducción directa la infraestructura gasífera fue también inductora de crecimiento industrial a través de la necesidad de servirse de proveedores locales", explica el historiador Claudio Castro en Desarrollo Energético, Estado y Empresa.

Y continúa: "Así podría interpretarse lo sucedido en los años cuarenta y cincuenta con los casos de Siat, la fábrica de tubos del grupo Siam, y Dálmine Safta, de la Organización Techint. Esta última hizo de Argentina un país líder en la región en materia de ingeniería de obras vinculadas a gasoductos y oleoductos. Pero estos no fueron los únicos casos. Al convertirse las instalaciones de gas en una norma de la construcción residencial, se impulsó la producción de artefactos domésticos. Su oferta fue cubierta por cerca de 200 firmas que a inicios de los años setenta produjeron garrafas, reguladores de presión, secarropas, refrigeradores, calefones, estufas, cocinas y termotanques".

La construcción del GPNK es un paso adelante para viabilizar una estrategia económica más virtuosa e inclusiva. Más caños y menos motosierra, es la consigna de la hora.

[email protected]. @diegorubinzal