Desde Medellín

La alegría y la esperanza levantaron los ánimos en el segundo día de la visita del papa Francisco a Colombia. Ayer su jornada terminó ante decenas de miles de personas en el Parque Simón Bolívar, cuando el líder espiritual levantó a su paso fuerzas para luchar por la paz de Colombia y por un futuro esperanzador. Allí realizó una misa campal después de haber aparecido en la Plaza de Armas, frente a la Casa de Nariño. 

Allí el Sumo Pontífice invitó al pueblo colombiano a buscar la reconciliación con compromiso y a los jóvenes a mantener viva la alegría. “No se la dejen robar”, dijo el carismático sacerdote, a quien ovacionan no solo líderes religiosos y feligreses sino incluso ciudadanos no creyentes quienes ven en el paso de Francisco por Colombia un fuerte espaldarazo también político, además de espiritual, al momento histórico que vive este país.

A su llegada, por ejemplo, el gobierno y el ELN anunciaron un silencio de los fusiles que se cocinó en Quito desde febrero de este año, cuando inició la Mesa de Conversaciones con esa guerrilla, tras la firma del Acuerdo de Paz con las FARC que los tiene hoy ya desarmados y convertidos en partido político. Y el martes se supo que el grupo ilegal llamado Clan del Golfo liderado por alias Otoniel también manifestó su disposición de someterse a la justicia.

“Los pasos dados hacen crecer la esperanza, en la convicción de que la búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”, expuso Jorge Bergoglio en Bogotá donde estará hasta mañana, cuando se desplazará a Villavicencio para otra misa campal que, según dijo, tiene un gran peso en su visita.

Ayer, después de tener en encuentro con el mandatario Juan Manuel Santos y los obispos el Papa se dispuso a saludar a unos 22 mil jóvenes en el centro de Bogotá, antes de salir a su compromiso en el Parque Simón Bolívar donde el fervor se hizo aún más popular y donde todos los medios nacionales, sin excepción, se volcaron para registrar el acontecimiento más importante del último medio siglo para los seguidores católicos. Al respecto la Mesa Ecuménica por la paz quiso expresarle al pontífice el día de ayer su “admiración y gratitud por haber aceptado el reto de venir a este país, que si bien ha dado ha dado el primer paso en la búsqueda de una paz estable y duradera, aunque con muchas dificultades y enemigos, todavía tendría que avanzar y dar muchos otros pasos más, para que las condiciones sociales, políticas, ambientales e ideológicas estén impregnadas de este Espíritu del Dios de la Vida”. Esa Mesa y otros líderes del país han aplaudido la humildad del Papa y su reiterado mensaje de esperanza y reconciliación para esta generación de colombianos.

“Gracias por suscitar e incentivar a nuestro pueblo colombiano, por hacerle sentir el Amor y la Ternura del Dios de la Vida, por motivarlo para que se una, se organice, articule fuerzas, esfuerzos y procesos organizativos, se comprometa, de manera que juntas y juntos no desmayemos en esta ardua lucha por la Justicia Social y Ambiental. Gracias una vez más, por venir, por devolver la sonrisa, la alegría y la esperanza”, dijo la Mesa a PáginaI12 respecto al mensaje que darían al Papa por su paso por Colombia.

La paz estuvo con los colombianos también ayer, como lo invocó en su saludo Francisco aludiendo a “cachacos, paisas, costeños, vallunos y de todos lados” enfocándose de manera especial a los jóvenes a quienes les pidió que sepan enseñar a los mayores a perdonar y dejar los odios atrás. “¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!”, dijo el pontífice ante ovaciones que no cesaban. Ustedes, aseguró a los jóvenes, son capaces de cambiar esta sociedad y de lo que se propongan. “¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande!”, agregó invitando a que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice.

El líder del Vaticano dijo a los colombianos que nuestro país está en sus oraciones y que quiso venir a Colombia “para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso”. También dijo que “cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar lazos y ayudarnos mutuamente”.

Además, invitó a voltear la mirada sobre los marginados, sobre las mujeres, sobre la diversidad de las etnias, y a detenernos en los más débiles, explotados y maltratados. “Es mucho el tiempo pasado en el odio y la venganza... La soledad de estar siempre enfrentados ya se cuenta por décadas y huele a cien años; no queremos que cualquier tipo de violencia restrinja o anule ni una vida más” sentenció ante la mirada y los oídos de millones que en Bogotá y en todo el país levantaron los ojos ante el futuro gracias al aliento del Papa.