Desde Esquel

El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, llegó a Bariloche el 31 de julio con un objetivo: planificar junto a las fuerzas federales y provinciales de Chubut y Río Negro operativos conjuntos en contra de las comunidades originarias. Desde esa ciudad comenzó a idear, junto al comandante mayor de Gendarmería Diego Conrado Héctor Balari y el ministro de Gobierno de Chubut, Pablo Durán, la represión del 1 de agosto que terminó con la desaparición de Santiago Maldonado. Incluso, Noceti le había adelantado al juez Guido Otranto que la Gendarmería actuaría sin orden judicial, bajo la doctrina de la flagrancia. PáginaI12 pudo reconstruir los movimientos de los gendarmes y las órdenes que recibieron entre el 31 de julio y el 1 de agosto, a partir de las testimoniales ofrecidas en la causa por la desaparición forzada. Para las querellas son claves estos movimientos ya que denotan la intencionalidad manifiesta de ingresar a la Pu Lof en Resistencia a como diera lugar. 

“Ya está, no hay manera de que esto no se caiga”, sostuvo, con tono engreído, Gonzalo Cané, secretario de Cooperación con los Poderes Judiciales del Ministerio de Seguridad a otro funcionario de la cartera y  a un integrante de las fuerzas federales con presencia en Esquel, piloto de helicóptero, durante una cena en un bar de esta ciudad. Este cronista escuchó la conversación el sábado por la noche. La confianza que intenta mostrar el Gobierno choca con los datos que están analizando las querellas a partir de toda la documentación generada, incluida las testimoniales de los gendarmes.

A continuación, PáginaI12 presenta una reconstrucción de lo sucedido en la Ruta 40, previo a la represión, donde quedan claras las órdenes de mando y la planificación que se ideó para ingresar a la Pu Lof en Resistencia. 

  • 31 de julio

A las 13.30, llegaron al kilómetro 1848 de la RN 40 los gendarmes Damián Coronel, Daniel Gómez, el cabo Coca Alba y José María del Carmen Saldaño. Los uniformados declararon que “había 20 personas encapuchadas cortando el tránsito”. Pero nunca fueron más de 8 personas, tal como puede observarse en los videos y fotos ya difundidos.

Media hora después, el segundo comandante a cargo del Escuadrón 36 (Esquel), Pablo Escola, le ordenó a Martín Lozano iniciar el “Plan de Llamada”. ¿Qué es esto? Es el procedimiento por el cual la Gendarmería reúne un determinado número de efectivos para avanzar en algún operativo. Se juntaron otros 20 hombres que fueron enviados a la Comisaría de Leleque, frente al ingreso de la Estancia de Benetton. 

Escola –que es quien al día siguiente da la orden de “entren para apresar manifestantes”– le había dicho a Lozano que debía esperar una comunicación de Fabián Méndez, quien lideraba el Escuadrón de Gendarmería de El Bolsón. La salida de Esquel hacia el corte se realizó en un camión Mercedes Benz U400 y en una Ford Ranger. Cuando estos 20 efectivos llegaron a la Comisaría de Leleque, que en la práctica funciona como base de operaciones de las fuerzas federales, se quedaron esperando las órdenes de Méndez, que nunca llegaron.

Después de esa espera infructuosa, llegó a la Comisaría de Leleque el comandante mayor de Gendarmería Diego Conrado Héctor Balari. “¿Cómo está la situación?”, preguntó. Hasta ese momento no pasaba nada sobre la ruta. Es decir no había ninguna “amenaza” de corte como habían insinuado los uniformados que ya estaban apostados allí, junto a Emmanuel Echazú. Entonces, Balari le ordenó a Lozano replegarse hacia Esquel pero dejó un móvil de custodia integrado por 4 efectivos.

Para esa hora llegaban a la Pu Lof noticias, a cuenta gotas, de las detenciones en Bariloche. Noceti ya estaba en esa ciudad. De hecho, el juez Otranto sostuvo en declaraciones periodísticas que el mismo 31 de julio conversó por teléfono con el funcionario de Seguridad. Al día siguiente, o sea el 1 de agosto, se vieron cara a cara. Otranto dejó en claro el motivo de ambos contactos con Noceti: “Él me reconfirmó lo que ya me había adelantado el día anterior: que la Gendarmería o las fuerzas de seguridad provinciales iban a actuar por iniciativa propia cada vez que hubiese un corte de ruta con violencia”. La reunión a la que hace referencia el juez ocurrió el 1 de agosto, cuando ya se había consumado la desaparición forzada de Maldonado.

A pesar de que no sucedía nada relevante sobre la ruta, a las 14.16 Echazú indicó a las fuerzas que estaban en el lugar que ya estaba en curso una orden de desalojo, que llegó a las 17.15. ¿Quién le avisó a Echazú de esa orden? Ahí queda un hueco informativo. A las 17.50 llegó a la Comisaría de Leleque personal de la unidad a cargo de Fabián Méndez con el oficio judicial 972/17 del Juzgado Federal de Esquel. Para entonces, los gendarmes indicaron que no estaban preparados para avanzar en un desalojo de la ruta. 

Durante la tarde noche del 31 de julio, Noceti, que ya había hablado por teléfono con Otranto, estuvo reunido con los integrantes de las fuerzas federales y provinciales con asiento en Chubut y Río Negro. De ese encuentro también participaron Balari y el ministro Durán, de Chubut.

Según reconoció Durán al ser interpelado en la legislatura provincial, de allí surgió la orden de Balari hacia Rodolfo Marcelo Harris, a cargo de la Unidad Regional 3 de Esquel (asumió el cargo ese mismo día) para coordinar las acciones sobre el corte de la Ruta 40. 

A las 22 del mismo 31 de julio, Balari volvió a comunicarse con Lozano para reiniciar el Plan de Llamada. Tras recibir esa orden, Lozano retornó hacia la Comisaría de Leleque, ubicada a casi 90 kilómetros de Esquel. 

Lo que sucedió en la Comisaría de Leleque debería ser clave para comprender los hechos posteriores.

Luego de que se retomara el Plan de Llamada, nuevamente Balari ordenó el repliegue del Escuadrón 36 hacia Esquel, pero quedaron en el lugar 10 hombres apostados en la Comisaría de “Benetton”.

  • 1 de agosto

El desalojo de la ruta se produjo a las 3.30 de la madrugada. Con la ruta ya despejada, los gendarmes que habían quedado apostados sobre la Comisaría de Leleque iban y venían hacia la Pu Lof recordándoles a sus integrantes que estaban siendo vigilados. “Más que vigilados, provocados. En todo momento queda claro que la Gendarmería buscaba algún tipo de contacto para causar la flagrancia”, dijo a este diario un abogado con acceso directo al expediente. La ruta ya estaba despejada pero los integrantes de la Pu Lof eran hostigados por Gendarmería, según declaró también Matías Santana. 

Bajo la “doctrina de la flagrancia” impartida por Noceti a Balari y al resto de las fuerzas de seguridad, a las 5 AM empezó un nuevo Plan de Llamada. De apuro, el cocinero –que estaba de licencia– tuvo que armar viandas de más. La ruta estaba liberada, dentro de la Pu Lof no eran más de 8 personas las que habían estado en el corte de ruta, la policía de la provincia ya había recibido la orden de Harris y Balari para cerrar cualquier paso por la RN 40. ¿Cuál podría ser la amenaza? ¿Por qué la necesidad de armar semejante operativo con 140 efectivos? Ahí es donde vuelve a cobrar sentido la “doctrina de la flagrancia”.

El 1 de agosto, Soraya Maicoño, Andrea Millañanco y Nicolás Daniel Huala Hernández ingresaron a la Pu Lof en Resistencia cerca de las 9 de la mañana y se fueron del lugar a las 10.30. En ese momento, Escola, que llevaba el control de la situación por orden de Balari, le encomendó a Lozano realizar un seguimiento controlado del auto gris que los transportaba. Si bien la orden la recibió Lozano, quien luego firmó el acta de detención fue Daniel Gómez. La orden era detenerlas a la altura de la Comisaría de Leleque. 

El gendarme Andrés Ahumada, que durante el inicio de la represión fue quien subió en la Ranger a Escola, sostuvo que el auto gris salió del predio, en realidad, a las 11.15. De su declaración sobresale que cuando Gendarmería comienza a seguir el auto de Maicoño, Millañanco y Huala Hernández, los que estaban en la casilla de seguridad dentro del territorio decidieron volver a la ruta, al darse cuenta de que los iban a seguir.  “Esa fue una provocación. Ellos querían lograr la flagrancia”, insistió a PáginaI12 un abogado con acceso directo al expediente. 

“Mire, juez, tenemos a Soraya Maicoño, Andrea Millañanco y Nicolás Daniel Huala Hernández. ¿Se los puede requisar?”, le consultan a Otranto. “Sí”, respondió el juez, y las requisan en el marco de la causa por el corte de ruta. 

Ese mismo día, Otranto mantendría una reunión, en su despacho, con Noceti. ¿En qué momento se habrán reunido? Maicoño contó, en una entrevista con este diario, que cerca del mediodía vieron acercarse desde la zona de la comunidad una camioneta con vidrios polarizados, de donde bajó Noceti. “¿Y por qué estamos detenidas?”, le preguntó Soraya. “Las podemos retener hasta seis horas por averiguación de antecedentes”, respondió el funcionario. Noceti pasó por ahí en dos oportunidades. Pero sus órdenes para coordinar todo el operativo arrancaron en la noche del 31, cuando le ordenó a Balari coordinar con Harris los cortes preventivos de la ruta, tal cual confesó Pablo Durán durante su interpelación en la legislatura provincial.

“La clave de toda esta secuencia está en las órdenes y en la coordinación entre Escola, Balari y como primer eslabón, Noceti. Buscaron la flagrancia, generar el choque para ingresar sí o sí”, concluyó una fuente con acceso directo al expediente. A las 11.20, comenzó la persecución que terminó con la desaparición forzada de Santiago Maldonado.