Santiago y el peñi salen corriendo hacia el río. El peñi es un joven mapuche cuyo testimonio da cuenta de los hechos que culminaron con la desaparición forzada de Santiago Maldonado el 1 de agosto. Este testimonio desmiente una vez más las hipótesis que deslindan la responsabilidad de Gendarmería o de que pudiera haberse ahogado. El testigo señala que los gendarmes habían ingresado a la Pu Lof en Resistencia de Cushamen a los tiros. Maldonado llega a meterse al agua helada del Río Chubut pero no puede seguir y vuelve a la orilla. “Me dijo que no podía más, que se volvía. La situación del cruce del río es observada por una decena de gendarmes que se encontraban sobre el alto de la barranca. Tres de ellos bajan hasta el arbusto donde estaba Santiago gritando ‘acá tenemos a uno’, y ahí escucho un escopetazo. Entre los tres lo arrastran con golpes hasta ese alto donde se encontraba el resto. Lo suben a una Unimog, y esa fue la última vez que lo ví”, declaró el peñi (miembro de la comunidad). “Cuando llegué del otro lado del río junto a los otros peñi subimos a caballo hasta la punta de una loma, donde hay señal de celular, y desde ahí enviamos un mensaje a una lamien (hermana) que se encontraba en el ingreso a la tranquera con los organismos de derechos humanos: ‘se llevaron al Brujo’”. Según este nuevo testigo presencial, Santiago Maldonado no se ahogó ni cruzó el río, fue sacado del agua por los uniformados que habían reprimido aquella mañana del 1 de agosto a los mapuches, tras el corte de ruta con el que habían reclamado por la liberación de su lonko Facundo Jones Huala. Según el testimonio, Maldonado fue golpeado y subido a la camioneta de Gendarmería, tal como ya declaró Matías Santana.

Este joven mapuche relató la escena a los abogados que querellan contra el Estado por la desaparición forzada de Maldonado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA. PáginaI12 accedió al anticipo de la presentación que harán, en dos casos abiertos ante dicho organismo, por Naturaleza de Derechos y una veintena de organizaciones sociales, denunciando la violación de derechos humanos a la comunidad mapuche, tanto por los hechos del 10 y 11 de enero de 2017 como por los del 31 de julio y 1 de agosto. Los abogados Fernando Cabaleiro y Carlos “Chuzo” González Quintana estuvieron una semana en Bariloche, Esquel y El Bolson  recolectando testimonios en el caso en el que reclaman protección para todos los miembros de la Pu Lof en Resistencia en Cushamen, Chubut, y en el cual la CIDH los habilitó para aportar información sobre Maldonado, para quien se inició un expediente autónomo. También se dictó una medida cautelar el 22 de agosto de 2017 a fin de que la Argentina “adopte las medidas necesarias para determinar la situación y paradero de Santiago Maldonado, con el fin de proteger sus derechos a la vida e integridad personal; e informe sobre las acciones adoptadas a fin de investigar los presuntos hechos que dieron lugar a la adopción de la presente medida cautelar”. 

“Elaboramos este informe –reza el anticipo del documento– tomando testimonios a los comuneros y comuneras en el sur para informar a la CIDH sobre la situación de desprotección, persecución y hostigamiento que padecen los miembros de la Pu Lof, como así también quienes pertenecen a la red de apoyo, que comprende también a personas no mapuches, como es el caso de Ariel Garzí, amigo de Maldonado. Y también se denuncia el proceso ilegal contra el longko de la comunidad Facundo Jones Huala, que está detenido arbitrariamente en una situación idéntica a la de Milagro Sala. De los testimonios directos que estuvieron en la Pu Lof el 1 de agosto para el informe ante la CIDH se obtuvieron cuatro, dos femeninos y dos masculinos. Dos de ellos solicitaron reserva absoluta de su identidad, por eso unificamos el criterio y los identificamos con una letra”. Dos de los testigos ya prestaron declaración testimonial ante la justicia, son Soraya Maicoño y Matías Santana. “Se le indica a la CIDH –agrega el escrito– que la mayoría de los testigos son muy jóvenes, algunos de ellos han sido víctimas de apremios ilegales, y tienen mucho temor. Ni la fiscal ni el juez de Esquel ofrecen garantías de protección a los testigos. El caso más grave es el de Ariel Garzí, que a la semana de la desaparición de Santiago Maldonado, aportó pruebas esenciales para la resolución del caso, sin embargo el juez relativizó de modo muy sospechoso su testimonio y el aporte de pruebas”. En diálogo con PáginaI12, Cabaleiro y González Quintana afirmaron que “acá ante todo hay responsabilidades penales, no solamente de una treintena de gendarmes, –en especial una decena de ellos– que ingresaron al territorio ancestral mapuche con dispensa judicial para acribillar a jóvenes, con cartuchos de perdigones de plomo, que tienen capacidad para matar a una persona, tal como consta en las fotos tomadas por los comuneros de la Pu Lof. De esta agresión se presume que fue víctima Santiago Maldonado, según estos testimonios y los de funcionarios judiciales y del gobierno nacional”. Y agregaron que “hay fotos sobre el puesto de guardia que dan cuenta que se utilizaron cartuchos con perdigones de plomo”. Por lo tanto, la conclusión que se presenta ante la CIDH es que Santiago Andrés Maldonado fue desaparecido forzadamente por la Gendarmería Nacional y que hay responsabilidad exclusiva del Estado Argentino.

Los hechos

El juez federal Guido Otranto tiene prevista la reconstrucción de los hechos para el miércoles, aunque a su esquema quizás le falten algunas piezas esenciales. “Con los testigos directos pudimos reconstruir los hechos en la Pu Lof y los últimos momentos de Santiago antes de su desaparición. El testimonio A corresponde a una mujer de 28 años, madre de un hijo. Llegó el 31 de julio de 2017 al territorio aproximadamente a las 19 horas, desde la ciudad de Puelo. Llegó a la guardia en la cual se encontraba Maldonado, a quien conoció el día de la protesta en el Municipio de El Bolsón, por la ley de tierras. Lo describe muy divertido, es más cuando la testigo llega a la Pu Lof se estaban riendo porque Santiago estaba haciendo chistes reclamando un morral y nadie se lo prestaba. La mujer, miembro de la comunidad, afirmó que el 1 el joven tatuador estuvo en el primer enfrentamiento ejerciendo autodefensa. El testimonio C, que pertenece a Maicoño, también señala que lo vió. Ella llegó a las 9 de la mañana, ahí pudo ver como la Gendarmería entraba y salía del territorio desde la guardia vieja, cruce de la ruta 40 nueva y vieja, de ripio. Apunta que se dirige a la guardia nueva y ahí encuentra a los comuneros y comuneras que estaban sin dormir por el hostigamiento, y saluda entre los comuneros a Maldonado. 

Según la mujer mapuche, que está citada para esta semana por el juez Otranto, Santiago estaba junto 7 u 8 comuneros que se encontraban en la ruta en horas de la mañana el 1. “Cuando se produce la irrupción de Gendarmería al predio, Maldonado se encontraba agrupado con varios comuneros dentro del territorio a varios metros de la tranquera principal del predio, y ante los disparos y el ingreso de los gendarmes, que los tomó por sorpresa, corre hasta el puesto de guardia nuevo, toma su mochila y sale corriendo hacia el río junto a los demás comuneros. El Testimonio E da cuenta que estuvo con él: “Fui el último que tuvo contacto con él antes que Gendarmería se lo llevara”.

Río bajo cero

Al llegar al río con Santiago, deciden cruzarlo, pero a esa altura había una parte profunda, donde la única manera para cruzarlo era través de un nado de metros. Según el testimonio E, Santiago no sabía nadar, entonces trata de tomarlo para ayudarlo a cruzar. “Mientras eso sucedía los gendarmes efectuaban disparos contra ellos. La acción se dificultaba bastante, entonces Santiago le dice “siga usted peñi, no puedo más, yo me vuelvo”. Entonces lo suelta y así Santiago vuelve a la ribera del río y trata de meterse en un arbusto. Estaba totalmente mojado, la temperatura era muy baja y el agua del rio era extremadamente fría. Santiago nunca llegó a cruzar el río”, declaró E ante los abogados y lo hará ante la CIDH. Todo esto era observado por una decena de gendarmes que estaban sobre el alto de la barranca. “Tres de ellos bajan hasta el arbusto donde estaba Santiago gritando ‘acá tenemos a uno’ y escucho un escopetazo. Esos tres gendarmes lo arrastran con golpes hasta el alto de la barranca donde se encontraba el resto de los gendarmes y lo suben a una Unimog”, dijo el peñi, que apenas salió del agua se unió a los demás, se secaron con plantas y fueron a caballo hasta una loma para poder enviar el mensaje de texto que recibieron en la tranquera, donde estaban Mabel Sánchez y Julio Saquero, de la Apdh de Esquel. 

“Cuando los gendarmes se van, ingresa la gente, entre ellas una lamien la cual había recibido un mensaje por celu de uno de los comuneros que había cruzado el río, que decia ‘que se habían llevado al Brujo’, al que conocíamos como Santiago Peloso. Llega el defensor oficial Fernando Machado, hizo un acta por el tema de los nenes, y ahí se le solicita que también consigne que había desaparecido Santiago. Eso fue tipo 8 de la noche, ya era oscuro”, dijo la mujer mapuche, quien también había precisado que el enfrentamiento consistió en piedras de la comunidad contra las balas de los gendarmes. La mujer pasó la noche en la Lof. “Como a eso de las 10 de la mañana subo a la guardia y me quedé ahí”. Relata  que a las 11 menos 10, del cruce baja un camión de Gendarmería de color oscuro y una camioneta blanca y gendarmes caminando, dice que varios, calcula que 30. Llegan hasta la altura de la guardia nueva que está la tranquera (ingreso principal), que bajan a los tiros.

Cuando llega a la guardia nueva se queda ahí, estaba su mamá, su hijo de siete años y el hermanito de ella, de 9. Santiago llega a la guardia y toma su mochila y corre hacia al río junto a los demás comuneros, lo que fue ya declarado en sede judicial por la testigo Claudina Pilquiman. Y detrás de ellos los gendarmes corriendo, disparando e insultando. Dice que ella considera que fueron unos 30 gendarmes aproximadamente, que llegaron a cruzar la vía (La Trochita) hacia el rio, tambien las camionetas y un Unimog, recuerda que esa Unimog llega hasta cerca del rio. “En ese momento cuando llegan varios gendarmes a la guardia, la mamá de la dicente cierra la puerta de la casilla con los nenes adentro y la dicente queda afuera, y llega un gendarme mayor (hombre grande) para la dicente tenía el aspecto de jefe ya que tenía un uniforme distinto, ella se para delante de la puerta para que no ingrese a la casilla, y este la empuja, y abre la puerta y gritando ‘dónde lo tienen escondidos’ y luego se va. Observa que unos minutos después los gendarmes que habían ido hasta el rio regresan. Ahí ve salir un Unimog. Señala que los gendarmes empezaron a quemar colchones, carpas, frazadas, ropa y hasta los juguetes de los chicos”, dice el testimonio A. 

“Dado el proceder de las autoridades nacionales, de la fiscal y el juez federal Otranto, se va a solicitar a la CIDH que realice una visita in loco a la Argentina a fin de que tome los testimonios a los miembros de la Comunidad Pu Lof en Resistencia y se les brinde protección. Además de ello, se le va a solicitar a la CIDH que le advierta al Estado Argentino que está incumpliendo con los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos”, dice el documento. “Lamentablemente como sociedad no hemos aprendido nada después de más de 30 años de restablecida la democracia en Argentina. Santiago es un caso de desaparición forzada. Lo que aflige es el déjà vu que nos presentaron los grandes medios de comunicación, que del mismo modo que durante el proceso dictatorial del ‘76 al ‘83, volvieron a dar rienda suelta a las operaciones de prensa para tergiversar la realidad diariamente hasta con historias desopilantes”, dijeron Cabaleiro y González Quintana. “El papel de los grandes medios de comunicación, fue el mejor aliado para las autoridades nacionales en función de desviar la atención de la Gendarmería durante más de un mes y medio, mientras tenemos a Santiago desaparecido. Santiago no murió, porque no nos consta, pero tampoco sabemos si esta con vida, ese simple planteo produce un escalofrío inconmensurable, Santiago desapareció en el marco de un procedimiento donde intervino una fuerza del estado nacional bajo el mando de un Jefe de Gabinete del Ministerio de la Nación: eso si lo sabemos y lo afirmamos, están las pruebas. Treinta gendarmes, un juez federal, una fiscal, una ministra de seguridad de la nación y su jefe de gabinete, más los grandes medios de comunicación se burlaron de la familia Maldonado y toda la sociedad argentina, durante los últimos 50 días. Pero hasta acá llegaron, la verdad es una sola, y es la que estamos revelando ante la CIDH. Las autoridades nacionales, el juez y la fiscal, ya saben que no van poder encubrirla fácilmente”, agregaron.

Respecto del rol del juez Otranto, dijeron que “la rapidez con la que expidió la orden para allanar y reprimir a la Pu Lof en Resistencia en enero como para despejar la ruta el 31 de julio, es diametralmente opuesta a la lentitud para investigar a la Gendarmería y a los funcionarios, y  hay una lógica en esa lentitud, la no autoincriminación, ya que fue el juez, el que puso ahí a la Gendarmería y la que procedió bajo su guiño, también fue el juez quien tuvo antes y durante el procedimiento del 31 de julio y 1 de agosto, un vínculo muy estrecho y fluido con el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación”.