El rebote de la actividad económica en los últimos meses, tras las fuertes caídas de 2016, y una inflación que ahora empieza con 2 y no con 4 (hoy los precios suben al 22 por ciento contra el 41 por ciento de 2016) es una bocanada de aire fresco para el equipo económico. El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, aprovechó el timing para salir a defender su estrategia de política monetaria. El funcionario expuso en la conferencia anual de FIEL y buscó responderle a consultores que explícitamente o en forma solapada lanzaron dardos contra su gestión. Se concentró en los dos elementos claves sobre los que recibió las principales críticas desde 2016.  

Incremento de la deuda en Lebac. El titular del Central planteó que las Lebac aumentaron como contrapartida de la suba de las reservas internacionales y que, por lo tanto, no presentan un problema de sustentabilidad en el mediano y largo plazo. Argumentó que a partir de mediados del año pasado, cuando se terminaron de cancelar los pagos de dólar futuro, las reservas subieron por el equivalente al 4,1 por ciento del PBI, mientras que el stock de Lebac lo hizo por el 3,9 por ciento. “Este tipo de incrementos en el tamaño de sus hojas de balance se observó en casi todos los bancos centrales de países que se embarcaron en la recomposición esterilizada de sus reservas internacionales”, dijo.

 Contra las afirmaciones de Sturzenegger, en lo que va de 2017 las reservas sumaron unos 13 mil millones de dólares, mientras que el stock de Lebac avanzó unos 16 mil millones. Con esto, la deuda en Lebac del Banco Central ya alcanzó el equivalente a 60 mil millones de dólares, contra activos en reservas que no superan los 52 mil millones. El problema se amplifica si se considera que los dólares de las reservas entraron por deuda externa que antes o después deberá devolverse a los inversores internacionales.

La emisión monetaria ahora es endógena. Sturzenegger buscó responder a las críticas sobre el ritmo de expansión de la base monetaria, que en la city vinculan con la persistencia de la inflación. El año pasado, el circulante de pesos de la economía llegó a avanzar más del 40 por ciento y en septiembre subió 34 por ciento. “En un régimen de metas de inflación con tasa de interés como instrumento principal, los cambios en los agregados responden a cambios de la demanda de dinero. Si los pesos no vuelven al Central es porque hubo aumento de la demanda de dinero.”, planteó. Hasta 2015, sostenía que los precios subían debido a la  emisión excesiva de billetes. Y la gestión anterior, al igual que ahora, le repetía que la política monetaria era endógena (es decir, los privados definiendo la cantidad de dinero en el mercado).