Las consultoras que trabajan para los grandes supermercados estiman que el consumo caerá en noviembre entre un 5 y 6 por ciento. El fenómeno de reducción en la demanda llevó a que casi 3 de cada 10 productos comprados sea de segundas o terceras marcas. Y el consumo de carnes y verduras fue reemplazado por harinas. Para las cadenas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) esta crisis nació con el resultado de la elección presidencial del balotaje. Durante los últimos años, la pirámide del negocio de los hiper se invirtió. El 80 por ciento de las compras estaba concentrado en sectores medios y bajos. Uno de los popes del negocio aseguraba que “para nosotros, es mejor vender un millón de latas de arvejas antes que 100.000 cajas de champagne”. Hoy, precisamente, el consumo está estancado porque esa base social no está en condiciones de dinamizarlo por la caída del poder adquisitivo. 

El deterioro del gasto en los hogares afectó mucho a los sectores medios y bajos. Por esta razón las organizaciones sociales, en el marco del diálogo con la ministra de Desarrollo Social de Nación, Carolina Stanley, reclamaron y obtuvieron ayuda monetaria extra (bono) de fin de año el segmento social más postergado.. 

“Para que aumente la gente en la calle nos parece que se dieron tres factores juntos: una suba constante en el precio de los alimentos; el parate de la construcción y del rubro textil, y la merma de las changas”, detalla Daniel Arroyo. 

Un tercio de la población tiene empleo informal. “Cuando esas actividades están en recesión –explica Arroyo– se produce una fuerte caída en los ingresos de quienes viven de la diaria. Además, es evidente que hay una pérdida de ingresos fuertes porque hay más gente en los comedores escolares y comunitarios”. Arroyo menciona que en la recorrida por los barrios se puede observar que hay una reducción en el consumo de carne, lácteos, y hay más consumo de farináceos. “La gente está comiendo peor”, explica. En el marco de esta expulsión de gente a la calle, “hay sobre endeudamiento, a la gente que no le alcanza toma préstamos con el prestamista del barrio y se está generando una bola de endeudamiento muy complicada. Hay un empobrecimiento general en la Argentina”.