Victoria Villarruel viene perdiendo terreno en La Libertad Avanza (LLA). Hasta el domingo, pensaba ser quien definiera las designaciones en los ministerios de Seguridad y Defensa e incluso en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Sin embargo, su compañero de fórmula, Javier Milei, parece no estar dispuesto a allanarle el camino. La decisión –hasta ahora no oficializada– de que Patricia Bullrich vuelva a la cartera de Seguridad obligó a la vicepresidenta electa a hacer una jugada de impacto. Villarruel apareció en el Departamento Central de Policía Federal Argentina (PFA) de visita, se mostró recibiendo aplausos de los agentes policiales e incluso un ramo de flores. Al rato, se dio una vuelta por el edificio de la Prefectura. El objetivo era claro: marcarle la cancha a Bullrich para dejarle en claro que ella es la abanderada de la familia uniformada.

En los cuarteles de Milei en el Hotel Libertador se viven horas frenéticas: nombres que entran y salen de los casilleros del equipo que deberá acompañar al economista desde el 10 de diciembre. Villarruel está lejos de ese frenesí libertario, pero disputa su propia interna.

Horas después de que desde la LLA dieran por confirmado el regreso de Bullrich al que fue su bastión durante la presidencia de Mauricio Macri, Villarruel apareció en la sede central de la PFA. La visita –por lo que hizo trascender la número dos de Milei– distó de ser improvisada: hubo uniformes de gala y hasta tocó la banda policial. Todas fueron sonrisas entre Villarruel y los agentes de la PFA.

A la salida, la abogada se plantó ante una cámara de TN y confesó que no había tenido contacto con Bullrich en las últimas horas. El dato no es menor porque muestra que Villarruel no participa de la repartija de cargos entre Milei y los aliados de Macri, y que esa exclusión llega a las áreas que a ella más le interesan: seguridad, defensa e inteligencia.

“Por supuesto voy a tomar contacto con cada una de las fuerzas federales y de las Fuerzas Armadas más allá de quienes sean los ministros designados por el presidente Milei”, advirtió Villarruel, que no pudo evitar poner cara larga cuando le consultaron si se había contactado con Bullrich, a quien desde LLA habían acusado de ser una “montonera asesina” durante la campaña hacia la primera vuelta presidencial.

Todo el poder a las fuerzas

La pulseada entre Villarruel y Bullrich parece pasar por quién será la abanderada de las fuerzas. Durante su gestión al frente del Ministerio de Seguridad, Bullrich hizo gala de la solidaridad corporativa. Transformó a Luis Chocobar –un policía municipal que mató por la espalda a un pibe que había asaltado a un turista en La Boca– en un ejemplo a seguir. Cuando estaba desaparecido Santiago Maldonado, salió a decir que no pensaba tirar a un gendarme por la ventana. Ese discurso le rindió sus frutos: cuando se terminó el gobierno de Macri, la Gendarmería le regaló un sable con esa frase grabada.

Villarruel no necesita hacer demasiados esfuerzos: es una de las hijas dilectas de la familia militar. Hija de un teniente coronel que reivindicaba haber luchado contra la subversión tanto en el ámbito urbano como rural, sobrina de otro oficial de Ejército y nieta de un reconocido historiador de la Marina, Villarruel se movió toda su vida entre uniformes. Desde hace, al menos, dos décadas milita en organizaciones afines a quienes actuaron durante la dictadura. Fue un aliado de Bullrich –el exsecretario de Derechos Humanos Claudio Avruj– quien paradójicamente le dio el envión para que pasara de esa militancia por la “memoria completa” a la política grande al situarla como una interlocutora válida para discutir qué había pasado en los años ‘70 en la Argentina.

Durante su recorrida por el Departamento Central de la PFA, Villarruel estuvo acompañada por el subjefe de la fuerza, Osvaldo Rubén Mato, y por los comisarios Mariano Giuffra (Drogas Peligrosas) y Luis Alejandro Rolle (Aviación Federal). “Toda la plana mayor de la Policía Federal, la banda, cadetes y los escalafones de Comunicaciones, Bomberos y Seguridad”, escribió la vicepresidenta electa en su cuenta de X (exTwitter) y compartió un video de la visita musicalizado con una marcha policial.

“Quería conocerlos y darles el respaldo de este gobierno recientemente electo, estar en contacto con ellos y rendirles honor a nuestros muertos en cumplimiento del deber y agradecerles como ciudadana –y ahora como vicepresidente– por cuidarnos todos los días”, dijo ante la cámara de televisión.

El corrimiento de la escena de Villarruel no comenzó con el retorno de Bullrich. El martes, ya se había producido una reunión entre Aníbal Fernández y dos enviados de Milei, Guillermo Francos –nominado para ejercer como ministro del Interior– y Nicolás Posse, quien será el jefe de Gabinete del libertario. Según dijeron los participantes de ese encuentro, el nombre de Villarruel no se mencionó. Antes de que apareciera en escena la presidenta del PRO, se había barajado la posibilidad de que Seguridad pasara a ser una secretaría dentro del Ministerio del Interior, lo que implicaría también la degradación de uno de los caballitos de batalla en los que galopó Villarruel durante la campaña.

En el Ministerio de Seguridad dijeron no estar al tanto de cómo se gestó la visita de Villarruel al edificio de la avenida Belgrano. En la PFA, guardaron silencio ante la consulta de este diario. El raid no terminó ahí. Por la tarde, Villarruel fue al edificio Guardacostas junto con su asesor Guillermo Montenegro, quien sonaba como potencial ministro.

Lo cierto es que la recorrida por las sedes de la PFA y de la Prefectura fue lo único que tuvo Villarruel para mostrar en una semana en la que la apartaron de las negociaciones de LLA y en la que fue recibida por Cristina Fernández de Kirchner en lo que ella calificó como un “hecho histórico” pero del que no pudo llevarse ni una foto. Muchos menos un video como el que este viernes difundió en redes sociales.

Las diferencias con Bullrich

Pese a que crece la versión de una pelea con Milei, Villarruel dijo estar en contacto con el economista que debió suspender el viaje que tenía previsto hacia los Estados Unidos dado el estado de indefinición de cuál será su gabinete. A pesar de esa supuesta línea directa, Villarruel no dio demasiadas precisiones de cómo se va completando el gabinete. La abogada tampoco dio ninguna pista de quién podría ocupar la cartera de Defensa o hacerse cargo de la AFI. “Los anuncios se van a hacer a partir del 10 de diciembre”, dijo.

Villarruel tiene diferencias de enfoque con Bullrich, más allá de la vocación corporativa de ambas. Bullrich, por ejemplo, quiere que las Fuerzas Armadas se involucren en la lucha contra el narcotráfico --algo que está prohibido por la legislación vigente. Villarruel se manifestó contraria a esa idea. En una entrevista con Alejandro Fantino, dijo que, si lo hicieran, los militares tendrían que estar décadas después dando explicaciones en un paralelismo con los crímenes de lesa humanidad de la dictadura. Villarruel expresa lo que piensan las Fuerzas Armadas, que no quieren ser arrastradas al conflicto interno.

Durante la campaña, Bullrich apareció con otra idea que sorprendió a propios y extraños: grabar las comunicaciones entre los presos y sus defensores. "Eso es ilegal, Patricia", le contestó por X Villarruel.