Se los vio juntos por última vez en la asunción de Jorge Macri como jefe de Gobierno. No se hablaron, casi que no se miraron, el saludo fue frío y distante, tuvieron a Juliana Awada como una cortina de hierro, sentada entre ambos en los asientos del público. Luego, no se quedaron para el cóctel: se levantaron y caminaron en direcciones opuestas para no verse más. Mauricio Macri y Patricia Bullrich, de ellos se trata, fueron una sociedad indisoluble desde 2019 hasta hace unos pocos días, cuando tomaron caminos separados. Bullrich asume el ministerio de Seguridad y piensan si seguirá en el PRO o creará un espacio propio. El expresidente, en cambio, tomará distancia de un gobierno con el que no pudo negociar. Pero, dicen las malas lenguas, esperará tranquilo en el country Cumelén que a Javier Milei se le acumulen los problemas y tenga que acudir pidiendo ayuda.

Alguna vez fueron presidente y ministra de Seguridad, luego ex presidente y titular del PRO, líder político y lugarteniente. Tuvieron su primer desencuentro en 2021, cuando el fundador de Cambiemos le soltó la mano a Bullrich, que quería encabezar la lista en Ciudad de Buenos Aires, pero lo superaron. Las diferencias volvieron recién después de las PASO de este año, cuando Macri empezó a mirar con ojos de cielo a Milei y a olvidarse de su candidata a presidenta. Luego vino el acuerdo con Milei, la forzada reconciliación de Bullrich luego de que la acusara de poner bombas en jardines de infantes como terrorista, la victoria y la negociación posterior.

Y ahí es donde los caminos se dividieron. Bullrich no se sometió al exmandatario (como dijo en algún whatsapp), sino que llevó adelante su propia negociación con el presidente, mucho más exitosa que la que tuvo el ex mandatario. Consiguió un ministerio para ella y otro para Luis Petri, casualmente los dos prometidos a Victoria Villarruel. Macri, iracundo, se retiró de las negociaciones.

La senda de Macri

El ex presidente, desde entonces, dejó de hablarse con Bullrich, quien -además- anunció que deja la presidencia del PRO. El ex mandatario quería que ella formara parte de una negociación más grande donde si Milei no accedía a sus condiciones -por ejemplo, Cristian Ritondo frente a Diputados- no habría nadie de Juntos por el Cambio en el gabinete de Milei.

Está claro que la ex fórmula presidencial de Bullrich y Petri no coincidieron con esa estrategia y negociaron por su parte. Macri quedó así expuesto a la falta de control que tiene de todos los resortes de la alianza que fracturó para apoyar a Milei: no solo no maneja a quienes quedaron del otro lado, como Horacio Rodríguez Larreta, sino que tampoco tiene conducción sobre los propios.

O los que suponía propios. Ahora Macri piensa en ir a pasar fin de año al country en Cumelén y, desde allí, seguirá el derrotero del nuevo gobierno, que no cuenta claramente con un respaldo incondicional suyo como podría haber tenido si hubieran mantenido con Milei el pacto de Acassuso. El líder del PRO, no obstante, no se privó de salir a cuestionar a la CGT por sus advertencias a Milei. Pero no parece ser una defensa del nuevo presidente, sino un posicionamiento propio. En la misma línea fue el encuentro con el ex presidente brasileño Jair Mesias Bolsonaro y con el de Paraguay, Santiago Peña. Es un Macri que se resiste a dejar la escena pública.

Desde el sur, el ex presidente será paciente y esperará. En los mentideros políticos, se le atribuye una frase de cólera fría destinada a Milei, a quien ve demasiado ensoberbecido con el resultado electoral y demasiado rodeado de elementos peronistas. La frase que se le atribuye es: "Ya va a venir a buscarme, escupiendo sangre". Nadie en su entorno la confirma, pero pinta un panorama con brutalidad.

Milei necesita los votos de Juntos por el Cambio en el Congreso y los tendrá... hasta un punto.

Macri piensa que Milei tendrá que hacer pronto cambios en su Gabinete: lo dejó entrever en el tuit de felicitaciones a quienes se sumaron, donde habló de "su primer equipo". Si la realidad lo fuerza pronto a elegir un segundo, ahí estará esperando.

El camino de Bullrich

"Por ahora, va a ser ministra de Seguridad, que no es poco", dicen en el entorno de Bullrich sobre su futuro político. No hay un plan que la ministra tenga trazado (y quiera comunicar) para su futuro. Por ahora, funciona una suerte de "vamos viendo".

Ya anunció que dejará la presidencia del PRO y quedará abierta a que se la disputen entre macristas y larretistas. Pero una cosa es dejar la presidencia y otra es dejar el PRO. ¿Se irá Bullrich? En el larretismo creen firmemente que sí, que va a dar un salto a otro espacio político y que lo hará de cuerpo completo. En el bullrichismo no confirman.

Si se va, las opciones son dos: crear un espacio propio (como tuvo en su momento, llamado Unión por la Libertad y antes Unión por Todos) o unirse completamente a La Libertad Avanza, como hizo alguna vez con el PRO. Por ahora, Bullrich esconde sus cartas, mientras le da la espalda a Macri y camina despacio en la dirección contraria.