Los argumentos entorno a la defensa de la actividad audiovisual suelen considerar la dimensión cultural, identitaria, e incluso el valor del contenido informativo en la formación de opinión y el debate democrático. A lo anterior se suma también que el sector audiovisual es una actividad productiva y, como tal, tiene un impacto directo en la creación de riqueza, empleo, exportaciones y en la recaudación de impuestos.

En lo que sigue se presentan algunos argumentos en la línea de valorizar el impacto de la actividad audiovisual en su faz productiva. Para esto se recuperan datos obtenidos de numerosos informes elaborados por el Observatorio Audiovisual del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en base a indicadores propios y otros provenientes de organismos del Estado como el INDEC, la AFIP, el SINCA (Ministerio de Cultura), entre otros.

1) Impacto económico y tributario: En 2017, la suma de los rubros que integran el Sector Audiovisual Argentino (producción de cine y televisión, posproducción, distribución y exhibición de filmes, radio, televisión, agencias de noticias y videojuegos) representó de forma directa e indirecta, por sus efectos sobre otros sectores económicos, el 3,1% del PBI; el 3,1% del total de empleos de la economía y el 3,6% del total de la recaudación tributaria. Las exportaciones de servicios culturales representaron USD 298 millones en 2021, es decir el 3,1% de las exportaciones totales de servicios ese año.

Simulado por el Equipo de Modelos Económicos de Simulación del Instituto de Economía Política de Buenos Aires (MESi-IIEP) a valores de fines de 2022, la ausencia del Fondo de Fomento del INCAA, por ejemplo, provocaría una reducción total de 4 mil millones de pesos en la actividad económica general; la recaudación caería en 379 millones de pesos y se perderían 5.689 puestos de trabajo, el 60% fuera del sector audiovisual. Por el contrario, un fortalecimiento del mismo Fondo de Fomento mediante reasignación del gasto actual, es decir, sin incrementar el gasto público, tiene potencial para aumentar en 3.804 millones de pesos la actividad económica, generar hasta 7.772 nuevos puestos de trabajo y 3.100 millones de pesos adicionales en exportaciones.

2) Empleo: los puestos de trabajo registrados en el sector audiovisual crecieron 45% durante el periodo 2007-2022. Se trata únicamente de empleos formales registrados en el sector privado, quedando excluidos de este indicador el sector público y el monotributo cuentapropista. Esta cifra se logra aun cuando comprende nada menos que un periodo de caída del empleo entre 2015 y 2019, y la pandemia, momento en que los niveles de empleo tocaron su piso histórico. Con todo, el crecimiento en el periodo completo muestra el dinamismo del sector, pero también es resultado del impulso dado por la ampliación de políticas audiovisuales en particular hasta 2015, y de la demanda de contenidos motorizada por las plataformas y otros modos de distribución digital. En 2022 el empleo en el sector audiovisual tocó su récord histórico de 31.017 trabajadores en la actividad. Se advierte incluso cierta dificultad para contratar personal técnico calificado en determinados perfiles como cámara, sonido y montaje.

3) Relaciones internacionales: la invitación para que Argentina se sume al bloque de cooperación internacional de países emergentes BRICS, de momento desestimado por el actual oficialismo, representaba una oportunidad para el sector audiovisual argentino en materia de exportaciones. Integran este bloque nada menos que China, el país con mayor cantidad de pantallas cinematográficas del mundo, e India el que tiene mayor nivel de asistencia bruta a salas de cine. Con más de 200 largometrajes producidos cada año, Argentina es uno de los diez principales productores del mundo. Esto, sumado a un mercado interno reducido, estimula la búsqueda de oportunidades de colocación en mercados externos, y es allí donde radica la relevancia de su integración con los países del BRICS, analizan Ignacio Landaburu y Leandro González del Observatorio Audiovisual INCAA.

4) Marca país: la creación audiovisual desempeña un papel crucial en la proyección internacional de la imagen de un país, contribuyendo significativamente a consolidar su posición en el panorama global. Al mismo tiempo, juega un papel fundamental en la promoción de la rica diversidad cultural nacional, generando un mayor reconocimiento tanto de sus recursos tangibles como intangibles. Este impacto se traduce en un impulso al desarrollo productivo a nivel nacional, facilitando la difusión de atractivos turísticos en el extranjero y promoviendo la expansión de nuevas obras audiovisuales en diversos mercados internacionales. En última instancia, este proceso crea un ciclo virtuoso que nutre tanto la esfera económica como la cultural de manera simultánea. Países como Turquía o Corea del Sur se han beneficiado de políticas audiovisuales de largo aliento orientadas a posicionar sus producciones audiovisuales en mercados internacionales, generando externalidades positivas mucho más allá de la propia industria audiovisual.

5) Política audiovisual y sector público: un estudio de la consultora Blue Note de noviembre de 2023 encargado por el INCAA analiza políticas públicas de fomento a la actividad audiovisual en países como Canadá, Australia, Reino Unido, Brasil, Colombia, Uruguay, Corea del Sur y México y destaca la existencia de fondos de fomento, subsidios, beneficios impositivos de devolución directa de costos de producción y otras formas de participación y financiamiento público en todas las actividades del gran sector audiovisual. A la experiencia internacional es posible sumar la de las propias provincias argentinas que de modo local también fomentan sus industrias audiovisuales. Un estudio realizado por investigadores del Conicet en 2019 observó la existencia de al menos 10 normas integrales de promoción a la industria audiovisual en las provincias (las más consolidadas y potentes en la CABA y San Luis); así como también la creación de multimedios estatales provinciales, oficinas de filmación (film commissions); adhesiones a normas nacionales de fomento; creación de institutos provinciales de cultura; creación de sistemas de promoción cultural provinciales, entre otros mecanismos. A la participación del sector público como dinamizador de la industria audiovisual se suman casos puntuales como el de canal Encuentro que desde sus orígenes produce gran cantidad de contenidos educativos culturales en una modalidad de realización delegada en casas productoras independientes privadas.

El Presidente de la Nación frecuentemente hace referencia a una definición de liberalismo que destaca la importancia de contar con "mercados libres de intervención estatal”. Sin embargo, el mercado audiovisual no puede mantenerse ni prosperar de manera autónoma sin alguna forma de intervención estatal. Los diversos actores que lo componen, ya sean productores, agregadores, programadores o anunciantes, independientemente de su tamaño, requieren la participación del Estado en diversas formas y niveles. De lo contrario, existe un riesgo real de causar un daño significativo a una industria que, a lo largo de décadas, ha construido su reconocimiento y prestigio internacional gracias a la habilidad de su talento humano y la excelencia de sus producciones.

* Becario posdoctoral del CONICET. Investigador del Centro ICEP (UNQ) y Docente (UCES)