El decreto de necesidad y urgencia (DNU) sancionado por Javier Milei profundizó la grieta al interior del PRO, esta vez incentivada por dirigentes que, sin abandonar el partido, hablan en nombre del oficialismo. En ese rol se posicionó Patricia Bullrich, excandidata a presidenta cambiemita y actual ministra de Seguridad, quien reclamó "coherencia" al sector que se pronunció en contra del decretazo, en particular a la dirigencia del PRO que apoyó los DNU dictados durante la gestión de Mauricio Macri, con Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza. El exjefe de Gobierno había afirmado que "la Argentina necesita reformas, pero no por decreto", en un reclamo que destacaba la necesidad de que el paquete de medidas pase por el parlamento, y que fue acompañado por María Eugenia Vidal y Esteban Bullrich. Otro de los que salió a desmarcarse de Larreta fue su candidato en la interna por la provincia de Buenos Aires, el diputado nacional Diego Santilli: "La mayoría de los argentinos eligió un cambio rotundo, hay que acompañar", dijo. Por su parte, el presidente del bloque de diputados nacionales de la UCR, Rodrigo De Loredo, sugirió una solución intermedia: segmentar la reforma en varios decretos.

Bullrich se pronunció en su doble faz de funcionaria del gabinete libertario y dirigente de JxC. En declaraciones a radio Mitre, la extitular del Pro recordó que, luego de ganar la interna de la coalición en agosto, la sociedad legitimó su propuesta de ajuste sin miramientos: “Durante dos años de campaña discutimos shock o gradualismo y todos dijimos shock. Milei dijo shock. Yo también dije shock y gané la PASO en el juego por el cargo”. A pesar de haber quedado en tercer lugar en las elecciones generales con un 23 por ciento de votos, Bullrich asume como propio el camino tomado por el Presidente, y en ese sentido aseguró que “si hubiéramos tenido la posibilidad de estar en el lugar donde estaba Milei, a quien lo han elegido democráticamente y nosotros lo acompañamos, hubiéramos hecho exactamente lo mismo. El cambio es uno solo, no hay dos posibilidades. Cuando uno va a marcha lenta, termina destruido. Hoy vamos a marcha rápida con la decisión de que los cambios se establezcan en el país”.

Ni bien comenzaron a delinearse los primeros lugares en el gabinete nacional, Bullrich decidió abrazar las ideas de la libertad, le soltó la mano a Macri y negoció su retorno a la cartera de Seguridad. Pero la defensa del DNU los volvió a encontrar en la misma vereda, ya que el expresidente aseguró que se necesita "respaldo total" para "tomar medidas valientes". La ministra, por su parte, contextualizó la discusión sobre el grado de necesidad y urgencia que comporta el decreto de Milei y le marcó la cancha a sus opositores, otrora compañeros de gestión, que veían con buenos ojos el dictado de leyes del expresidente sin pasar por el Congreso. "Todos aquellos, inclusive muchos del PRO que apoyaron que Macri dicte estos decretos, ahora dicen que no. Seamos coherentes. El país esta en emergencia", sostuvo y ejemplificó: "La creación del ENACOM fue por DNU, el cambio de la ley de medios fue por DNU. ¿Son decisiones de urgencia?".

En tanto, el diputado Diego Santilli, uno de los invitados al mitín poselectoral de Acassuso donde Milei y Bullrich dejaron atrás sus diferencias, se manifestó a favor del DNU sin reparos en las formas ni el contenido. "Nos dejaron un país empobrecido y a la deriva. Cuando gobernaron firmaron casi 500 DNU en 16 años, siempre atacando al Congreso y a la Justicia", justificó en un comunicado. Señaló que "la mayoría de los argentinos eligió un cambio rotundo, hay que acompañar" y en ese sentido pidió espacio y tiempo para Milei: "Van 10 días de gobierno, dejen trabajar al presidente".

Desde el anuncio del miércoles por la noche se sucedieron reacciones de las más diversas entre propios y extraños, que van desde el rechazo firme al decreto hasta su aceptación sin matices, pasando por aquellos que creen que es preciso un debate de contenidos antes de dejar sin efecto buena parte del entramado normativo argentino, sustentado en décadas de consenso. En ese último grupo tuvieron lugar las declaraciones del presidente de la UCR, Martín Lousteau, que calificó de "inválido" al DNU y pidió que se presente una "ley espejo" para debatir artículo por artículo, y el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto quien recordó que "el Presidente debe gobernar con el Congreso no contra el Congreso". Más tarde, el diputado de la Coalición Cívica Maximiliano Ferraro y su par del PRO Fernando Iglesias protagonizaron un cruce por redes sociales que terminó con el legislador amarillo contra las cuerdas de su moral: "¿Qué hubieras dicho y hecho si un DNU de estas características lo firmaba CFK (Cristina Fernández de Kirchner) o algún otro presidente?", le preguntó Ferraro.

Como si faltaran opciones, este viernes se sumó De Loredo, titular del bloque de la UCR en la Cámara Baja, quien será una pieza clave en el debate parlamentario de los próximos días. "Queremos que muchas de las iniciativas que se proponen en el DNU salgan y sean una realidad. Estamos para ayudar y cooperar con el nuevo Gobierno, estamos para que aquellas reformas que necesita el país se lleven adelante", reconoció. Sin embargo, advirtió que la medida puede traer aparejada "una judicialización excesiva de los temas", por lo que recomendó una salida intermedia: "Si el Gobierno no evalúa enviar las leyes correspondientes al Congreso, que es el camino adecuado, pueden ayudar las aprobaciones parciales sobre gran parte de las propuestas, o bien que el Gobierno este dispuesto a remitir las reformas de forma segmentadas en varios DNU para su tratamiento".