“A veces me citan bandas que en la puta vida escuché”, dice Olmo Sosa Yulis, guitarrista de Camiones en la Casa. En su página de Facebook, el grupo también responde con un “Pffff” cuando preguntan por sus influencias. Ese “pffff” es una buena definición de su mestizaje rockero y festivo, al que suman ska, hip hop, punk, cuarteto, tarantela y potencia hardcore de los ‘90. Con esa propuesta están presentando Salud compadre, su segundo disco.

En Dibujín, la primera canción de su nuevo álbum de estudio, queda claro que estos pibes le van a perder el respeto a varios géneros. Hay violas distorsionadas, un bajo que salta del metal al groove del hip hop y dos cantantes que doblan la voz y se contestan en plan raperos. Y cuando uno cree que van a ir por ahí, pasan a un ska tarantinesco pero medio tanguero en Fantasma, donde también se nota la cuña del folklore. “Cada quien pinta como quiere el paisaje”, una frase del último tema del disco, Campo, define este menefrega musical.

“Hay mucha influencia de los ‘90, con Radiohead, Incubus, Maiden y Korn”, sincera al fin Olmo, pero también suma a la ensalada al Flaco Spinetta, Mano Negra y Rage Against the Machine. “Tenemos gustos diversos pero coincidimos: nos tira el latinaje”, explica el guitarrista de Camiones en la Casa, que en su segundo trabajo discográfico contó con la producción artística de Matías “El Chávez” Méndez.

Gustos son gustos, pero también hay un límite. “No quiero que me pase como al pelotudo de Arjona, que ya le escribió a la menstruación, a las tetas, a la mujer de 40 y ya no sabe a qué escribirle”, había dicho Facundo Tapia, cantante y guitarrista del grupo, en una entrevista con el NO, cuando presentaron Camiones en la Casa (2013), su primer disco. Las letras de esta banda, en cambio, tienen mensaje social y también “amor y fantasía”, cuenta Olmo. “Usamos un lunfardo bastante moderno y el hip hop es un recurso súper útil, porque la rima te permite meter contenido sin estar atado a algo melódico”, afirma.

En la base de la propuesta de Camiones está la idea de que la gente baile en los shows, que en los últimos tres años fueron creciendo en convocatoria, todo con boca a boca y autogestión. “Vienen chicas a bailar muy libres adelante mientras los tipos se quedan atrás. Pero no es un perfil de groupies sino de gente buena onda que se junta a pasarla bien”, describe Olmo. Mañana mismo, entonces, será noche de bailongo. “Queremos hacer un show totalmente recordable y vamos a salir a romper todo”, es su último aviso.

* Viernes 20/10 a las 23.30 en La Trastienda, Balcarce 460.