El módulo de alunizaje estadounidense que no pudo llegar a la Luna debido a una fuga de combustible durante el vuelo se encamina a su desintegración en la atmósfera terrestre este jueves. La misión debía convertirse en el primer aterrizaje de un módulo estadounidense en la Luna desde el final del programa Apolo hace más de 50 años. Astrobotic quería además ser la primera empresa privada en lograr posarse sobre el satélite. Nada de eso pudo suceder.

Astrobotic, la start-up que diseñó el dispositivo, posicionó a la mañana el módulo de aterrizaje "para un reingreso controlado" sobre las aguas del Pacífico Sur. El aparato, llamado Peregrine, estaba a unos 48.000 kilómetros de la Tierra cuando publicó como despedida una fotografía de la Tierra oscurecida tomada desde el módulo.

Peregrine despegó a principios de la semana pasada desde Florida, pero rápidamente se detectó una fuga de combustible que le impidió alunizar. Sin embargo, siguió operando en el espacio, recopilando datos de vuelo útiles para un futuro intento e incluso permitiendo experimentos a bordo.

La empresa se vio obligada a evaluar cómo finalizar la misión teniendo en cuenta las incertidumbres relacionadas con la fuga y para no generar problemas a los satélites en órbita terrestre o desechos en órbita lunar. El fin de semana pasado anunció que había tomado "la difícil decisión" de mantener una trayectoria que dirigiera el módulo de aterrizaje hacia la Tierra. "No creemos que el reingreso de Peregrine represente ningún riesgo para la seguridad y la nave se quemará en la atmósfera de la Tierra", señaló.

El módulo lunar despegó el lunes 8 de enero desde Florida adosado a un nuevo cohete Vulcan Centaur del grupo industrial ULA. Bautizado Peregrine, la cápsula fue desarrollada por Astrobotic con el apoyo financiero de la agencia espacial estadounidense NASA, que encargó a esta empresa transportar hasta la Luna material específico, en un contrato por más de 100 millones de dólares.

Estados Unidos está recurriendo al sector privado en un esfuerzo por estimular una economía lunar más amplia y enviar su propia nave a bajo costo, bajo el programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS). 

"Los vuelos espaciales son una aventura audaz", aseguró el jefe de la NASA, Bill Nelson, "La NASA seguirá ampliando nuestro alcance en el cosmos con nuestros socios comerciales", agregó.

Otra empresa estadounidense seleccionada por la NASA para su programa, Intuitive Machines, intentará nuevamente la aventura muy pronto, ya que tiene previsto despegar hacia la Luna posiblemente a mediados de febrero con un cohete de SpaceX.

A bordo del Peregrine había un conjunto de instrumentos científicos que se esperaba que ayudaran a estudiar la radiación y la composición de la superficie lunar, lo que permitiría allanar el camino para el retorno de los astronautas. También transportaba un vehículo del tamaño de una caja de zapatos construido por la Universidad Carnegie Mellon, un bitcoin físico y, algo controvertido, restos cremados y ADN, incluidos los del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, el legendario autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke y un perro.

La Nación Navajo, la tribu indígena más grande de Estados Unidos, se opuso al envío de restos humanos y sostuvo que profana elementos sagrados para su cultura. Aunque se les concedió una última reunión con representantes de la Casa Blanca, la NASA y otros funcionarios, sus objeciones resultaron ignoradas.

Hasta ahora, sólo un puñado de agencias espaciales nacionales lograron realizar un alunizaje suave en el satélite natural de la Tierra: la Unión Soviética fue la primera, en 1966, seguida por Estados Unidos, que sigue siendo el único país que llevó humanos a la Luna.

China tocó la superficie con éxito tres veces durante la última década, mientras que India fue la más reciente en lograr la hazaña en su segundo intento, el año pasado. En los últimos años, misiones privadas de Israel y Japón, así como un intento reciente de la agencia espacial rusa, fracasaron en su intento de alunizar.