Con el retiro y ocaso de las máximas figuras tenísticas de la historia se sometió en una duda popular el futuro de este deporte, si las nuevas generaciones iban a seguir interesadas en mirarlo o si los sponsors podían virar a otras disciplinas más novedosas y, sobre todo, más instantáneas.

El tenis se encuentra en un proceso de transición. Ya parece haber quedado atrás la época de mayor interés global por este deporte. A no alarmarse igualmente. Hace pocas décadas se presentía esta misma sensación de que todo tiempo pasado fue mejor, aquel en el que se encontraban todavía en actividad los Bjorn Borg, los John McEnroe o los Ivan Lendl. Lo mismo sucedió cuando Pete Sampras y Andre Agassi dijeron chau a las canchas. ¿Quiénes los iban a poder suceder? bueno parece que Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic asumieron bien la responsabilidad.

Hoy por hoy está ese mismo aire de melancolía; Carlos Alcaraz y Jannik Sinner son quienes deberían dejar este cuestionamiento zanjado. El problema no es en el plano exclusivamente deportivo, el eje de la cuestión radicada en las bases del tenis, en la duración de los partidos, en el surgimiento de distintos "personajes", en la rapidez con la que transcurre punto y punto, y hasta en cómo venderlo para que resulte atractivo tanto para un niño como para un adulto.

Ahí es donde aparece el Pickleball. Rápido, divertido, fácil de jugar y con el apoyo de jugadores y figuras destacadas. Ah, y con inversiones desorbitadas.

Para trazar paralelismos entre el pickleball y el tenis. Ben Rothemberg, periodista y autor de la biografía de Naomi Osaka, pasa sus días pidiendo que la cantidad de sets en los Grand Slams sea reducida al mejor de 3, por ende muchas menos horas de juego (y muchos menos partidazos). Este novedoso juego cumple con esa característica que tanto aclama Rothemberg, mientras que la última final de Australian Open duró 3 horas, los encuentros más importantes de pickleball no pasan los 50 minutos. Además, la inmediatez con la que se juega cada punto hace que esa suma de minutos que dura un partido sea casi tiempo neto de juego.

Las proporciones de la cancha (13,4 metros de largo y 6 metros de ancho), la altura de la red (0,91 metros del suelo) y que las paletas sean en su mayoría de madera ayudan a que cada tanto que se pone en juego sea, en la mayoría de los casos, un verdadero puntazo. Es comparable a ese momento en el que las circunstancias de un partido llevan a que los dos tenistas queden disputando pegados a la red, ese intercambio de pelotas rápidas y reflejos que maravilla a quienes aman este deporte, y también a quienes lo ven de paso.

John Mc Enroe en el Pickleball Slam. / @thepickleballslam

Lejos de estar en formación, pero también lejos de estar consagrado. El pickleball está en su auge. Surgimiento de tours, torneos, marcas, entrenadores especializados y jugadores que dejan el tenis para agarrar la paleta de madera avalan el crecimiento de esta disciplina. Sin embargo, y a pesar de que se practica por todo latinoamérica de manera amateur, sigue estando encasillado bajo la sombra del deporte blanco.

Jack Sock fue el primero en dar el paso y prender –aunque sea un poco– las alarmas en la ATP. Campeón de Grand Slams en dobles y ex TOP 10 del ranking mundial decidió retirarse a los 30 años para convertirse en la máxima estrella de esa mezcla entre tenis, paddle y ping-pong. Quizás por hartazgo o más bien movido por los millones de dólares que entrega actualmente en premios –según The Guardian– Sock se involucró en este deporte que según Steve Kuhn, fundador de la Major League Pickleball, "es el deporte de más rápido crecimiento en Estados Unidos".

Los pasos de Sock los siguió Eugenie Bouchard. La jugadora canadiense era la sensación del circuito femenino hace unos diez años, multi galardonada como junior no logró consagrarse como profesional y tomó la decisión de incursionar en otros deportes, pero en su caso sin colgar el raquetero. La experiencia en sus primeros partidos no fue muy buena: "Jugué en Palm Springs mi primer torneo a mediados de enero y estaba muy, muy nerviosa, con ganas de vomitar antes de mi primer partido. En el primer partido que jugué me hicieron polvo. Fui mejorando a medida que avanzaba el día, tenía individuales y dobles mixtos y luego dobles femeninos, todo en el mismo día", contó Bouchard.

¿Y si los deportistas más famosos de EEUU invierten? Así fue, nombres como LeBron James, Tom Brady, Michael Phelps, Kevin Durant, Draymond Green o Patrick Mahomes sacaron la billetera para adueñarse de equipos de la MLP. Por fuera de América, Dirk Nowitzki y Mesut Özil también aportaron sumas millonarias, mientras que Maria Sharapova y Steffi Graf le dieron reconocimiento jugando partidos de exhibición en sus comienzos.

Según The New York Times, un grupo de inversores está destinando más de 280 millones de dólares en construir 15 clubes privados de pickleball. Los jugadores, en promedio, ganan unos 50 mil dólares al año. El 14% de los norteamericanos practicaron pickleball en los últimos 12 meses. El número de canchas en Estados Unidos llegó a las 50.000. Entre los tres circuitos que conviven (Major League Pickleball, Professional Pickleball Association y Association of Pickleball Players) ofrecen una bolsa de premios de entre 9 y 11 millones de dólares. 

En Asheville se presentó un proyecto para convertir tres pistas de tenis en ocho de pickleball.

Este juego nació en 1965, pero está viendo horizontes casi seis décadas después. Originado en el patio de la casa del político Joel Pritchard fue bautizado gracias a "Pickles", el nombre de su perro que intentaba agarrar la pelota mientras lo practicaban. Actualmente el pickleball ya despegó del jardín de Pritchard y está conquistando el mundo mediante videos y highlights en las redes sociales, tal es así que el segundo mejor jugador del ranking de la APP, Federico Staksrud, es... argentino.

Justamente, en Argentina este deporte recién está asomando la cabeza. Nutrido por la escuela estadounidense y en gran parte por lo replicado en España, a nivel nacional el pickleball ya cuenta con una entidad que lo rige: la Asociación Argentina de Pickleball (AAP). Desde sus cuentas oficiales brindan información sobre esta disciplina, cómo jugar, el equipamiento necesario y sobre todo dónde practicarlo. A lo largo de todo el país se pueden encontrar más de 100 canchas especializadas y con las medidas oficiales; en su mayoría encuentran su lugar dentro de complejos de tenis o de paddle. Capital Federal es por diferencia el punto de más pickleball en todo el país.