Racing se llevó toda la alegría de la cancha de Independiente. Con un planteo trabajado, con un gol con festejo demorado de Maravilla Martínez y con un rendimiento que fue de menos a más, el equipo de Gustavo Costas se impuso 1-0 y dejó sin nada a su clásico rival, que para colmo puede ceder la cima de su zona según los resultados que se den a lo largo de la séptima jornada de la Copa de la Liga.

El clásico de Avellaneda tuvo un desarrollo llamativo, con una intensidad descomunal en los primeros minutos, que se fue aplacando con el correr del juego. El arranque mostró a un Independiente muy agresivo, que salió decidido a buscar a Luna para lastimar a su rival, que aguantó bien esos primeros embates y casi lo sorprende con una corrida de Salas que obligó a una buena respuesta de Rey.

Tras ese inicio de ida y vuelta, los ajustes defensivos de los técnicos no tardaron en llegar, lo que le quitó vértigo al trámite.  Y cuando parecía que pasaba poco y la dinámica se había esfumado, un estiletazo de Bruno Zuculini a lo Juanfer Quintero dejó sólo a Maravilla Martínez, que eludió a Rey y tocó con el arco vacío. Claro que el ex delantero de Instituto se quedó con el grito atragantado, porque el asistente levantó su banderín marcando un offside inexistente. Con el VAR como aliado, Tello convalidó el tanto y Racing tuvo su festejo grande.

Si bien a esa altura el trámite ya le quedaba incómodo, el gol terminó de desarticular a Independiente, que no tuvo herramientas para cambiar la historia. El ingreso de Toloza le dio un poco de ilusión, pero el exArsenal terminó chocando con la cada vez más firme defensa de Racing. Por eso, el Rojo apenas inquietó con algunos centros desesperados y un tiro libre de Mancuello que salió pegado al palo. Muy poco como para llegar al empate. Incluso, de contra Racing estuvo más cerca de aumentar, pero le faltó precisión en el toque final para conseguirlo. Igual, no le importó, porque el trabajo fino ya estaba hecho. Así se llevó un triunfazo de la casa de su vecino y volvió a ilusionarse. Para Independiente, la sensación es que todavía le faltan armas para imponerse en las grandes citas.