En el texto de orientación Lacan que enseña, me resultó enigmática una frase que dice Jacques Alain Miller: “Enseñar el psicoanálisis proviene de la represión del inconsciente” ¿Qué quiere decir que la enseñanza del psicoanálisis proviene de la represión del inconsciente? Si lo que se enseña es a elucidar el inconsciente, se teoriza sobre sus formaciones, se construyen matemas, grafos, una topología ¿esto no es el inconsciente? ¿A qué represión se refiere? Seguiremos el recorrido que hace Miller en el texto, quien inicialmente se pregunta ¿Qué enseñó Lacan? ¿Por qué enseñó? ¿Cómo enseñó?, agregando una cuarta pregunta, sin duda fundamental, ¿Lacan enseñó?

¿Qué enseñó? En los años 50 Lacan inicia su retorno a Freud, retomando los textos del padre del psicoanálisis y enseñando a leer a Freud. Una lectura a la letra, sacando a la luz el contenido de los escritos freudianos que se había pensado comprender porque hablaban en el lenguaje común. Esta fue la lucha, el motor de Lacan; ahí puso su empeño y esfuerzo. Miller explica “Lacan enseñó que no hubo una sola palabra de Freud que, por debajo de su sentido ordinario, no tuviera un sentido especial que provenía de su uso en el discurso”. Freud formuló que el inconsciente estaba escrito, novedad fundamental a todo lo que se había dicho o pensado hasta ese momento.

Eso fue el acontecimiento Freud que Lacan continuó durante su enseñanza, reorganizando las categorías tradicionales: la noción de sujeto, el objeto, la pulsión, el cuerpo, etc., hasta la torsión final de su última enseñanza orientada hacia lo real. El retorno a Freud se basaba en una tracción, una fuerza ejercida en el sentido de causar un vector que no se dirigía simplemente al origen, sino un vector que apuntaba a un más allá del origen, más allá de Freud, llegando a interrogarlo, a discutir con él, “a traicionarlo”; de modo que Lacan enseñó a leer a Freud.

¿Por qué enseñó? Miller es claro, Lacan no tenía vocación de enseñante y si enseñó fue porque se lo pidieron; fundamentalmente a jóvenes analistas en formación, pero también jóvenes psiquiatras, tal y como muestran las diferentes conferencias como Breve discurso a los psiquiatras, que había titulado inicialmente “El psicoanálisis y la formación del psiquiatra” y que impartió para este auditorio. Me parece interesante destacar que, en ese momento era 1967 y habían transcurrido ya 17 años del inicio de su enseñanza: Lacan advierte a los jóvenes residentes que se acercaban a sus enseñanzas con el deseo de comprender mejor a sus pacientes: “hay cosas que no entran simplemente por ser enseñadas así, ex cathedra”, y aclara que sólo aquellos que se hubiesen analizado con él o pasado por un verdadero psicoanálisis podrían saber de la validez de esta enunciación.

En estas invitaciones a las que acudía encontraba un lugar, un topos, donde el Lacan maestro, tomando el maestro como aquel que enseña una ciencia, un arte o un oficio, surgía ante sus alumnos. Así cada vez era algo nuevo, un inicio, un nuevo encuentro con una nueva demanda, demanda de amor, un amor de transferencia a Lacan que él desplazó sobre Freud.

¿Cómo enseñó? Como sabemos Lacan desarrolló su enseñanza de viva voz, con la palabra, como en el análisis; hasta los últimos tiempos en que se volvió más silencioso, con los nudos y la topología, tal vez para mostrar el silencio de la letra, el trozo de real que no puede ser dicho. Si bien tenemos los Escritos, él los consideraba como desecho, letra muerta. Miller lo describe así “Enseñó de pie, frente a libros y papeles […] Hablaba durante dos horas de corrido […] con la ayuda de notas, jugaba con su prestancia, con la voz y el gesto; demostraba, como un verdadero orador, su destreza con la palabra”. Lacan orador ponía el cuerpo, mostraba sus descubrimientos, disputaba con el texto de Freud en su relectura intentando ir más allá, más allá del padre, más allá del Edipo, más allá de la ignorancia.

*Fragmento. Texto completo en el Blog de la ELP (Escuela Lacaniana de Psicoanálisis). España.