En el contexto del 24 de marzo y el Día de la Memoria, pocos relatos se destacan como la poderosa narrativa de El cuento de la criada. Inspirada en la apropiación de menores en la dictadura cívico-militar argentina, serie y novela de Margaret Atwood se entrelazan con nuestra historia reciente. A 48 años del golpe cívico-militar, Carlos Gamerro y Cecilia Fanti reflexionan sobre el terror vivido durante la Dictadura, la literatura argentina y la importancia de preservar la memoria histórica.

La frase 'la realidad supera la ficción' resulta especialmente pertinente: Argentina, desde el 24 de marzo de 1976, trascendió los límites de lo imaginable y encarnó la ficción más distópica y horrorosa, tal como lo plasmó Atwood en su obra. Cuando en 2018 la serie de Paramount+, The Handmaid's Tale  (El cuento de la criada), ganó cinco premios Emmy y se convirtió en un fenómeno global, la escritora canadiense, nominada al premio Nobel y ex-Presidenta del PEN Club, declaró que su novela, publicada en 1985, había sido inspirada por la dictadura militar argentina.

Un golpe militar que suprime derechos de las mujeres

"La división entre los derechos de la mujer y los derechos humanos es una falsa dicotomía. Una de mis fuentes fue la Argentina bajo el gobierno de los Generales (sic). Tantas mujeres asesinadas y sus hijos robados", expresó Atwood en su cuenta de X (ex-twitter) en ese entonces. 

Para aquellos que no estén familiarizados ni con la novela original ni con la serie (producida por la misma Atwood), El cuento de la criada se desarrolla en un presente o futuro cercano. En esta obra se narra un golpe militar que suprime los derechos de las mujeres, donde las 'criadas' son jóvenes fértiles consideradas objetos, cuyo valor radica en su capacidad para engendrar vida, dentro de un sistema de esclavitud y violación sistemática.

El cuento de la criada, ficción y realidad argentinas

Margaret Atwood ha construido una bibliografía singular en la que mira al pasado para comprender el presente. Es una autora que sabe observar los tiempos y la realidad política como un todo. En 2005, tomó 'La Odisea', el clásico de la mitología griega, y lo reversionó en clave feminista con el título de 'Penélope y las doce criadas'.

Si en aquella experiencia transformó el pasado en una lectura feminista actual, en el caso de El cuento de la criada se basó en el presente más descarnado y brutal: los embarazos, robos de bebés y torturas en los centros clandestinos de detención durante la dictadura, para convertir todo aquello en un relato de ciencia ficción y horror.

La ciencia ficción trata principalmente sobre lo que aún no ha acontecido, pero en este caso, la paradoja es que lo descrito ya había sucedido en nuestro país. "Como en los regímenes totalitarios —o, de hecho, en cualquier sociedad radicalmente jerarquizada—, la clase gobernante monopoliza todo lo que tenga algún valor; la élite del régimen se las arregla para repartirse a las hembras fértiles como criadas", explica Atwood al comienzo de su novela. O como bien observa el escritor y ensayista Elvio Gandolfo en su ensayo El libro de los géneros recargados: 'la ciencia ficción no niega lo real... sino el que se nutre de ella. Es el relato de lo que tal vez ‘podría pasar’”.

La dictadura militar argentina o cómo narrar el horror

Carlos Gamerro, autor de El nacimiento de la literatura argentina y otros ensayos como Las Islas y La jaula de los onas, destaca la interesante conexión entre la ficción distópica de El cuento de la criada  y la realidad de los robos de bebés durante la dictadura argentina. Esta vinculación lleva a una reflexión profunda sobre cómo la Argentina ha alimentado el registro "mítico" de muchos de los horrores del siglo 20.

"Cuando hablamos de 'mítico', no nos referimos a algo falso o ficticio  —explica— sino a hechos históricos que han adquirido una potencia emblemática. Por ejemplo, la figura del desaparecido, cuyo significado aquí en Argentina es único y trascendental, diferente al que puede tener en cualquier otro lugar del mundo."

"Así —según Gamerro— se ha recurrido al terror, al policial o a la ciencia ficción, para tratar los temas más recalcitrantes, increíbles o espantosos de nuestra historia. Como si el realismo tradicional no bastara para tratar los horrores de la última dictadura. Juan José Saer es un ejemplo de esto, como se evidencia en La pesquisa, donde utiliza el género policial como vehículo de expresión".

Carlos Gamerro, autor Las Islas y La jaula de los onas, entre otros libros

“Autores como Mariana Enriquez han optado por el género del terror para explorar estos aspectos. En Argentina, contamos con numerosos ejemplos, como el poema de Hilario Ascasubi, 'Isidora, la federala y mazorquera', impregnado de terror gótico. Incluso obras como El Matadero de Esteban Echeverría, con su realismo exacerbado, no logran captar por completo la esencia de la dictadura; por eso, se ha recurrido al género sobrenatural para hacer creíble lo inverosímil de la dictadura. Esta convergencia entre el terror político y el terror sobrenatural quizás se haya gestado en Macbeth de William Shakespeare", concluye Gamerro.

El realismo tradicional no basta para tratar los horrores de la última dictadura

Cecilia Fanti: Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como narrativa propia

Para Cecilia Fanti traductora y autora de las novelas La chica del milagro y A esta hora de la noche, “autores como Margaret Atwood o Kurt Vonnegut desde la ciencia ficción nos alertan sobre esos mundos en los que se inspiraron y desde los que proyectaron su literatura". 

“La literatura explica lo que dentro de la realidad no podemos entender. Y tal vez si habláramos hoy con un pre-adolescente que no sabe lo que ocurrió en la última dictadura militar argentina, y le contáramos todo ese horror, bien nos podría decir: ‘Uy, igual que la serie El cuento de la criada.

Cecilia Fanti

Fanti además resalta la particular narrativa argentina: “Argentina tiene una narrativa propia, marcada por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que reclamaron la aparición con vida. Contamos con los testimonios del Juicio a las Juntas Militares, con la Carta Abierta a la Junta Militar de Rodolfo Walsh. O más acá en el tiempo con películas como Los Rubios de Albertina Carri, la novela Aparecida de Marta Dillon, Diario de una princesa montonera de Mariana Eva Pérez y tantos otros más".

Finalmente, la apropiación de menores y el robo de bebés durante la dictadura no solo pertenecen al ámbito de lo inenarrable, sino que, aún más preocupante, se sitúan en lo inverosímil. "Es como si nos dijeran 'esto no pudo haber ocurrido'. Sin embargo, se logró, se luchó y se creó esa narrativa, que es una narrativa de lo real, independientemente de que se tratara de ficción o no." agrega Fanti.

Las Abuelas de Plaza de mayo, durante la dictadura militar argentina

"En resumen, desde Canadá, Margaret Atwood pudo capturar la historia reciente de Argentina en una obra de ciencia ficción extraordinaria y distópica.Y nosotros la representamos con la imagen de estas mujeres de pañuelo blanco. Marchando, reclamando con valentía por sus hijos y nietos, portando sus fotos. Todo esto forma parte de una narrativa única y significativa”, concluye la escritora.

Margaret Atwood pudo capturar la historia reciente de Argentina en una obra de ciencia ficción. Y nosotros la representamos con la imagen de estas mujeres de pañuelo blanco

En este nuevo día de la memoria, El cuento de la criada recuerda la importancia de preservar la memoria histórica y continuar luchando por la verdad y la justicia.

*nota publicada originalmente el 21/03/2022

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