La escena se repite y ese mecanismo da cuenta de la ficción que la empuja, como si desde ese universo artificioso pudiera surgir una verdad. Todo es muy cool en la casa de esa pareja, ella es galerista y él un profesor de arte que alguna vez imaginó ser un artista consagrado. Llegan dos amigos, socios de la galería pero la situación es falsa, carente de realidad, los nombres impostados, como si se tratara de una serie yankee y las maneras ampulosas desatan la risa.

Reverso es una obra teatral que se sustenta en un tipo de invención compulsiva, propia del mundo virtual del metaverso donde suceden los hechos. Hay algo nervioso en los comportamientos que responde (lo sabremos después) a un episodio traumático del que la protagonista quiere evadirse. Teresa (Carla Peterson) que en la vorágine de la escena pasa a llamarse Tes es la verdadera autora de la trama, la que intenta llenar la situación de personajes arbitrarios que no siguen un comportamiento lógico, que no pretenden hacer avanzar la acción, sino llenar un vacío, evitar, de algún modo, la aparición de la realidad.

Será su amigo a cargo de Marco Antonio Caponi (el hombre del que Teresa está realmente enamorada aunque el apuesto muchacho ha elegido como destinatario de su amor a otro hombre) quien se propone conspirar contra esa fantasía creada virtualmente por Teresa y devolverla a una realidad tan insoportable como inevitable para continuar con su vida.

Matías Feldman traslada a un teatro del circuito comercial (El Paseo La Plaza) la estética que supo investigar en su proyecto Pruebas, una serie de obras que surgieron en el Complejo Teatral de Buenos Aires y tuvieron su último episodio en el Teatro Cervantes, vinculadas a construir una dramaturgia que tiene como tema fundamental un procedimiento teatral. De este modo se produce un desplazamiento que va del recurso narrativo, puesto en un primer plano, al terreno de la historia. Este pasaje fue mutando al dispositivo virtual con El hipervínculo (Teatro San Martín 2019) y a una variante lingüística y filológica con La traducción (Teatro Cervantes 2021). Reverso es una síntesis de estas dos obras adaptadas parcialmente al funcionamiento de la escena comercial, lo que convierte a Feldman en el único autor del circuito alternativo que se incorpora a los requerimientos de un teatro de la calle Corrientes manteniendo su impronta estética.

Reverso apela a los juegos de rol utilizados como un sustituto de la vida. Son los avatares los que realizan las acciones dislocadas y frenéticas que abren situaciones asociativas. Sin embargo, hay una línea que se preserva de esa estructura arbitraria y que lleva a la explicación final donde todo se ordena y el público sale entendido una serie de hechos que pasa velozmente de la comedia al drama. 

Peterson y Caponi.

Pero Feldman no evita la crítica al mostrar una clase social snob, que disfruta de cierto bienestar social y económico pero que tiene serias falencias para lidiar con sus emociones. El mundo virtual es un limbo donde se intenta simular una alegría que en los cuerpos de los actores y actrices siempre es nerviosa, excitada y ansiosa. La repetición trae el fastidio, expresado en el rechazo que Teresa siente por Marcos, su marido, interpretado por Diego Cremonesi, un comportamiento que siempre es asimilado desde el humor por el público. 

Es que Reverso apela a una comicidad delirante, especialmente con el personaje de Juan Isola que parece encarnar todas las correcciones políticas de este tiempo mientras muestra una incoherencia brutal. Al ser todos los personajes creados por la misma cabeza, la actuación pasa a tener coordenadas muy definidas, todos responden a un registro artificioso, con una destreza ampulosa que delata la ironía y la parodia. Allí reside la crítica de la obra, en mostrarle al público que puede acceder a una sala comercial personajes con los que logra identificarse de inmediato pero revestidos de una fuerte impronta fantástica, similar a la que se construye en la virtualidad.

Reverso se presenta los viernes a las 21:30, los sábados a las 19:30 y 21:30 y los domingos a las 21 en el Paseo La Plaza