El testimonio del comisario Cristian Romero, quien dirigía la disuelta División Judiciales, el área de Jefatura que concentró la pesquisa por el crimen de Martín "Fantasma" Paz, abrió el fuego ayer entre los testimonios más esperados. El Carancho -así le dicen en ámbitos policiales-, aseguró que la hipótesis del asesinato es que "Paz fue ejecutado con características de sicariato por una deuda impaga". Por la tarde, Luis Quevertoque aseguró que la hipótesis que trabajaron señalaba a Alejandro "Chino" González -asesinado en marzo de este año- como el sicario contratado. Ese asesinato, en septiembre de 2012, dio origen a la causa 913/12 que investigó el juez Vienna.

En rigor, el primero en comparecer fue el policía Pablo Orellano, quien trabajaba en la comisaría 5ª, y fue el primero en llegar a la escena del crimen del "Fantasma" Paz, que nunca fue esclarecido. El efectivo contó que fue el encargado de secuestrar tres celulares que se encontraron dentro del BMW en el que fue acribillada la víctima y puntualizó que el crimen tuvo las características de "un ajuste de cuentas".

Si bien estaba previsto que la primera declaración fuera la de Brenda Veira, viuda de Martín Paz, la mujer no se presentó alegando problemas psiquiátricos, para lo cual presentó un informe médico. Ella estaba con Paz el día del homicidio. Los abogados defensores de la banda exigieron su presencia de todas maneras, algo que podría darse el viernes. A pedido de la Fiscalía, el tribunal integrado por Ismael Manfrín, María Isabel Más Varela y Marisol Usandizaga dispuso que su situación sea constatada por un médico forense.

Luego fue el turno del perito informático Roberto Vera, quien explicó cómo se examinó el contenido de los tres celulares de Paz. Así constan los últimos mensajes y llamados de la víctima. Entre los contactos figuraban los dos acusados como jefes de la organización, Ariel "Guille" Cantero y Ramón "Monchi Cantero" Machuca. 

Después declaró Romero, jefe de la División Judiciales, el área de Jefatura que concentró la pesquisa por el crimen de Paz y luego a la familia Cantero y los demás acusados. "La hipótesis es que Martín Paz fue ejecutado con características de sicariato por una deuda impaga", dijo Romero. En esa línea dio detalles de cómo trabajaron, qué fue lo que le pidieron al juez Juan Carlos Vienna ‑quien tenía a cargo la instrucción de la causa por el crimen‑, y cómo empezó a trabajar la brigada.

Romero también fue requerido por las defensas por dos escuchas telefónicas en las que dialogaba con Ariel Lotito, otro de los miembros de la Brigada, en las que hablaron de "armar una causa grande que incluyera el asesinato de Luis Medina, para que le juez Vienna la lleve adelante. Con Vienna la cerramos seguro", se escucha en el diálogo de jefe su subalterno. Con la escucha la defensa intentaba cimentar la idea de un armado previo para inculpar a la familia Cantero.

Por la tarde, Luis Quevertoque fue llevado al banquillo por la fiscalía, que intentó probar lo contrario: es decir que había elementos anteriores, en pesquisas, informes de inteligencia y escuchas que sostenían la idea de un acuerdo entre Martín Paz y la familia Cantero, en la que algo se rompió. Así, el fiscal Fernández Bussy comenzó a guiar con lecturas de partes de inteligencia firmados por Romero, Lotito o el propio Quevertoque, con los que se intentó probar que Paz habría intentado traer cien kilos de cocaína desde el norte pero que el cargamento fue decomisado por Gendarmería. Eso llevó a comunicaciones con varios acreedores e interlocutores, como Diego Cuello, propietario de la Narcochacra, uno de los últimos contactos del Fantasma antes de morir.

Curiosamente, Cuello fue sobreseído en la causa "Narcochacra", pero está preso desde 2015 a raíz del secuestro de más de 600 kilos de marihuana, en una investigación en la que también están implicados Guille Cantero y Ema Chamorro.