“Estamos empezando a salir de aquella oscuridad espantosa en la que nos sumieron los que soltaban presos o los dejaban ordenar muertes desde sus celdas con wifi, y entramos con mucha prudencia en aguas más calmas, más tranquilas, más cuidadas, por lo tanto, más rosarinas”, dijo ayer el intendente, Pablo Javkin, al encabezar el acto por 213° aniversario del primer izamiento de la bandera argentina en las barrancas del río Paraná, por decisión de Manuel Belgrano, y en contra de lo que le había ordenado la Junta de gobierno. A pesar de que se celebra el 20 de junio, la enseña nacional tiene fecha histórica el 27 de febrero.
El jefe político de la ciudad aprovechó la ocasión para realzar lo que considera virtudes de la localidad sin fundador ni fecha de fundación, y comparar el mismo paisaje en otro tiempo, un ayer cercano. Estimó que ese tiempo de oscuridad comenzó a ceder por la articulación de instancias estatales y decisión política.
El actual intendente también lo era cuando la ciudad se ensombrecía con “aquella oscuridad espantosa” que la llevó a quintuplicar la tasa de homicidios dolosos por cada cien mil habitantes del país.
En su discurso por el aniversario de la creación de la bandera, Javkin consideró que la luz comienza a alumbrar otra vez a Rosario. “Estamos mejor, permitámonos decirlo. Y fue porque cambiaron los vientos, porque nos unimos, como decíamos y dijimos tantas veces”.
En esa línea, señaló que “la ciudad necesitaba decisión, trabajo en conjunto, necesitaba de lo que hoy tenemos: un gobernador, una policía, fuerzas nacionales, trabajo de agentes en el territorio, cuidar a la gente buena, combatiendo el delito y la violencia, y demostrar que cuando el Estado en todos sus niveles usa los poderes para eso, nunca pierde”.
En otro tramo de su discurso en la explanada del Monumento Nacional a la Bandera, el mandatario local sostuvo que “pudimos volver a las obras que tanto necesitaba esta ciudad, obras que hacían falta, cambiar las villas por barrios, construir la vida cotidiana de nuestra gente haciendo”.
En ese sentido, indicó que “el tricentenario nos va a dejar un gran legado" y anticipó que junto al gobernador Maximiliano Pullaro, presentará "el legado de obras".
"Y no cualquiera -añadió-, sino un plan de obras que tiene un objetivo: posicionar a Rosario como un polo económico, productivo y turístico en la región y en todo el país”.
Volver a Rosario
“Ahora podemos decirle a todos que vengan, que vuelvan; y si cada vez viene más gente, nuestra ciudad, su economía y su trabajo van a crecer, y lo va a hacer con recursos genuinos”, dijo el intendente sobre el presente de la ciudad, que evalúa auspicioso para el desarrollo de los servicios turísticos y la visita de aquellos que dejaron de hacerlo por la violencia altamente lesiva que la llevó durante años a la agenda pública del peor modo.
Javkin valoró que “el gran legado del tricentenario va a ser ése, devolvernos la grandeza y mirar al futuro como la gran urbe que somos, para que quienes vengan digan que llegaron a la ciudad más linda del país y quieran volver".
El titular del Departamento Ejecutivo local destacó que “ésa es nuestra historia, eso somos, una ciudad con orígenes sencillos, no organizados, pero fundamentales; la ciudad que no esperó órdenes de nadie, ni pidió permiso para ser grande; la ciudad donde se izó la bandera contra la orden de no hacerlo; la que siempre enfrentó los desafíos más grandes y siempre, absolutamente siempre, pudo con ellos”.
“Como cuna de la bandera -remarcó-, a esta ciudad la van a encontrar todos los días honrando a nuestro prócer y su legado, digna tierra donde se creó la mayor insignia patria, digna tierra de Belgrano”.
Por último, Javkin resaltó en relacíon a la celebración del 27 de febrero que “este no es un izamiento más, este año vamos a festejar nada menos que el tricentenario de la ciudad”, recordando los orígenes del primer caserío en 1725, casi 90 años antes de la gesta de Belgrano.
Y remarcó: “Personalmente, me alegra que una fecha tan importante llegue en estos días en los que podemos mirarnos a la cara y decirnos que, luego de una de las tempestades más fuertes que hayamos atravesado alguna vez y aunque todavía estemos con los remos tensos y el timón bien firme, ahora sí vemos el otro lado de la orilla”.