En su acepción moderna, el término "responsabilidad" es, ante todo, una cuestión de discurso jurídico y constituye un requisito central de este último. Como corolario de la libertad o del poder, la responsabilidad consiste en tener que asumir las consecuencias de los ataques cometidos contra el orden social. Así, Lacan define la responsabilidad por “castigo”, es decir, el castigo que resulta del desorden social causad.
Nuestra época se está alejando gradualmente de este enfoque de la responsabilidad. Estos desarrollos a veces afectan a la propia ley. En materia penal, una ley de 2022 descartó cualquier irresponsabilidad penal en caso de consumo voluntario de estupefacientes, cuando conduzca o promueva el pasaje al acto.
Por lo tanto, el legislador se abstiene de considerar los motivos subjetivos de un acto criminal, colocando en cambio el prejuicio de un individuo hasta el punto de ser dueño de sí mismo que fomenta su irresponsabilidad.
Sigue existiendo una tendencia importante hacia la objetivación de la responsabilidad, que se desarrolla en dos direcciones, aparentemente opuestas, pero que en última instancia convergen en sus callejones sin salida.
En primer lugar, hay juicios radicales que imputan a la totalidad de los miembros de una categoría social actos cometidos por uno o más individuos. Este es uno de los principales impulsores de la segregación: ¡Todos culpables!
Pero también están las evasivas que son posibles gracias a la promoción de causalidades científicas falsamente objetivas, como el “esencialismo cerebral".
No sin humor, Elon Musk culpa de su torpeza a las disfunciones de su cerebro. ¡No soy yo, es el software de mi cerebro! Esta pequeña melodía puede servir como garantía para la cobardía moral y la irresponsabilidad.
Al considerar el sujeto del discurso, el psicoanálisis proporciona una brújula ética que merece ser defendida. El “psicoanalista [...] se dirige al sujeto de derecho”, que es capaz de dar cuenta de lo que hace y dice. Sin embargo, allí donde la ley compromete la responsabilidad ante el Otro, el psicoanálisis lleva al sujeto a identificar lo real de su goce, para hacerse responsable de éste y asumir la verdad de su deseo. Hacer oír la enunciación más allá del enunciado lleva al parlêtre a ser capaz de responder por su posición como sujeto. Para el psicoanálisis, la responsabilidad no tiene nada que ver con el dominio, ni con la evasión: es auténtica e inexorable, precisamente porque tiene en cuenta el inconsciente.
*Extraído del blog psicoanálisis lacaniano. Publicado el 6 de abril de 2025.