La cuarta sesión del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes se llevará a cabo en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, del 14 al 17 de abril de 2025. Este foro, establecido por la Asamblea General de la ONU en 2021, actúa como un mecanismo consultivo sin incidencia directa en las políticas públicas de los Estados, ni capacidad de obligación a otros órganos de la ONU.

Un foro sin dientes: visibilidad sin poder real

Como cada año, se repite el ritual diplomático de delegaciones, paneles, discursos y el optimismo propio del lenguaje institucional. Lo que sigue sin aparecer son las políticas, ni los recursos para una justicia efectiva.

El temario de debate se divide en 4: justicia reparadora para África y los afrodescendientes; derechos de mujeres y niñas afrodescendientes; racismo sistémico en la elaboración de políticas; y los impactos de la inteligencia artificial en clave de justicia digital. Sin dudas todos temas urgentes. Pero el espacio que los aloja se mueve con la lógica de la inclusión simbólica, y la visibilidad sin poder real. Sin las condiciones materiales ni las políticas necesarias para transformar las estructuras de desigualdad.

En nombre del enfoque de derechos humanos, se busca saldar siglos de esclavización, saqueo y violencia racial con consultas y declaraciones. Se escucha solo a algunos representantes de las comunidades afrodescendientes, pero sin que eso implique compromisos reales por parte de los Estados responsables del racismo global. La llamada reparación sigue siendo una palabra vacía para millones de personas que siguen viviendo bajo condiciones de precariedad absoluta y bajo regímenes violentos.

Mientras tanto, el mundo asiste a un recrudecimiento de la violencia racista y a una nueva ola de tecno-racismo, donde los algoritmos reproducen y profundizan las violencias estructurales, desde el acceso a servicios hasta las decisiones judiciales. Y no hay foro que compense eso si no se traduce en acciones concretas, con presupuesto, y con responsabilidades.

Reparaciones: de la retórica institucional al reclamo político

La cuarta sesión pretende ser un nuevo espacio donde realizan diagnósticos sin acciones concretas. Lo que se necesita para transformar la situación de millones de afrodescendientes en todo el mundo es poder. Y eso no se consigue con aplaudir resoluciones, sino con disputar el sentido mismo de la justicia internacional.

Está claro que se podrían utilizar las herramientas del Sistema de Derechos Humanos de otra manera. Un ejemplo de esto es la Unión Africana (UA) que avanza con pasos más concretos en materia de reparaciones. En el marco del “Año de las Reparaciones”, proclamado por la propia UA para este 2025, se han establecido espacios de trabajo, una hoja de ruta y una narrativa común para exigir responsabilidades históricas a los países europeos involucrados en la esclavización y el colonialismo. A diferencia de la retórica diluida del Foro Permanente, la apuesta africana busca articular a los Estados del continente con sus diásporas y plantear las reparaciones como una deuda viva, no como una discusión académica.

Mientras el Foro Permanente pierde fuerza con cada nueva reunión desde su creación en Naciones Unidas, y el debate se multiplica en salas cerradas, lejos de los territorios donde esa deuda todavía se cobra en vidas. Lo que está en juego no es una conversación entre expertos, sino la posibilidad de reparar históricamente una situación que sigue estructurando el presente. Y para eso, hacen falta menos foros y más voluntad política.